A tí, mujer maltratada
Ópalo precioso,
engendrado en el manto de la tierra,
vientre preñado,
acunado en el brazo de la cumbre,
de la laguna.
Son insertados tus colores
por el pincel caprichoso
con sus hilos de crin de unicornio,
vida de ópalo caprichoso,
forjado por la brisa que te trae el
canto
de abubilla barruntando mal
presagio.
Sombra de un alma negra
con aspecto caballeroso y gentil,
te acecha,
arrebató, ópalo precioso,
un puño negro disfrazado de amor,
dejándote encerrada
en aquella urna,
espejo que refleja gritos de bocas
calladas,
rostro maquillado con la ira del
dolor,
puño que abrió un día la zanja
que te llevo al núcleo en el
que te fundes
como una lagrima de miel en el vértice de un volcán.
Hoy lloran por ti lágrimas de sal,
los pétalos que acompañan ese mar
de lava.
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