Cuando el sentido acuse tanto horror,
no habrá tiempo, no habrá nada.
De la tierra nacerá más tierra,
de la mar nacerá
más mar y así,
se despojará de los minúsculos parásitos que la
asfixian y
remolinos de viento aventarán.
Cuando ya la mano del hombre
no pueda destrozar cuanto toca,
resurgirán las flores por doquier,
ramajes de hiedra y de jazmín
poblarán cemento y hormigón,
rebrotarán por resquicios y por grietas
conquistaran la faz.
Cuando la mente del hombre
no pueda especular con el mal,
florecerán las rosas sin espinas
que cubrirán fronteras y murallas,
se vestirán desiertos de amapolas,
llanuras de trigo y azahar.
Y la espera de otros tiempos, en este momento,
cuando la esencia de hombre y de la tierra sean
una,
ramificarán los bosques en el orden prudencial,
retornarán las formas
y nacerán semillas de clemencia.
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