Háblanos un poco de ti como
escritor.
¿Qué podemos encontrar en este
libro?
En Los últimos pieles rojas,
recopilo una sucesión de poemas que he ido escribiendo a lo largo de quince
años, en distintos momentos, pero que reflejan un estado de ánimo, tan personal
como colectivo, creo. Se trata de un compedio de emociones en torno a este
momento histórico, más allá de las distintas generaciones que conviven en él,
en torno a esta encrucijada en la que creemos haber perdido la utopía, ya sea
desde la ideología política o desde la fe religiosa o sentimental. Sin embargo,
sueño con que no sea así.
¿Por qué elegiste ese título?
¿Qué aporta la literatura al
mundo?
¿Si tuvieras que elegir un título
para este texto, cómo lo llamarías?
La decoración no era la misma de
las otras habitaciones: las paredes estaban llenas de crucifijos y los espejos
apenas reflejaban mis movimientos. Recién cuando me eché en la cama reparé en
la pintura del techo: un Cristo viejo y enfermo que me miraba sobrecogido. Me
dormí con la inexplicable sensación de sentirme amortajado.
Un clavo de frío me despertó, y
junto a la cama una mujer de niebla me dijo con infinita tristeza: «¿Por qué
has sido tan imprudente? Ahora te quedas tú». Desde entonces sigo esperando que
venga otro, para despertarlo con mis dedos de hielo y poder dormir de una vez.
Se me antojan muchos, pero quizá
el título más sutil fuere el de “La habitación vacante”.
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