Háblanos un poco de ti.
Yo siempre he escrito un poco,
desde chico, pasando por la adolescencia y su lírica atormentada, claro, pero
en serio no he escrito hasta los cuarenta años y pico, soy escritor tardío y de
alguna forma periférico, he llegado a esto de manera un tanto intrincada, desde
una actividad que no me hacía fácil escribir con cierto método y concentración,
aunque a decir verdad, tampoco tengo un método ahora, a diferencia de tantos
escritores. Disfruto mucho escribiendo, incluso cuando sufro, algún rasgo
masoquista poseeré; también disfruto de la documentación, cosa que a bastantes
escritores aburre. Otra cosa es la corrección, que como a todos, llega a
agotarme, aunque si uno quiere hacer algo que tenga algún valor, sin trabajar
mucho suele ser que no.
Tengo publicadas tres novelas de
diversa factura y temática, aparte de mi último libro de relatos. Trato de no
repetirme, incluido el estilo; será por eso de la búsqueda de la voz propia,
pero no solo por eso. Detesto repetir fórmulas, aunque inevitablemente a veces uno
caiga en reiteraciones de fondo y forma. Cada cual es un pequeño mundo que
trata de expandirse, y la experiencia propia, aún teniendo ya unos añitos, no
es ilimitada, ni los recursos, qué más quisiera uno.
¿Qué podemos encontrar en este libro?
Misteriosa madre es mi primer
libro de relatos cortos. Los textos, desde cuentos más clásicos a los textos
más personales y reflexivos del final, están escritos en tonos diversos e
inspirados en tradiciones literarias distintas que trato de celebrar, desde
Irving a Poe o Cortázar.
La sustancia de todos ellos
proviene de mi infancia y mi relación con la tierra y la cultura popular
mediterránea encarnada en un valle sureño de la provincia de Granada, situado
en la costa interior, el valle del río de la Toba, municipio de Los Guájares. También
hay relatos de carácter más histórico que tratan de explorar su posibilidad
legendaria y mágica.
Los cuentos establecen, desde una
crónica inicial, una suerte de relación de vasos comunicantes que intenta jugar
con mi memoria, el tiempo en ese valle, su historia y lo fabuloso. Desde mi
subjetividad trato de indagar en la memoria colectiva, recordando formas de
vida y relaciones que están en vías de extinción, como aquellos miedos
infantiles de mi generación y las anteriores, que encarnan en los fantasmas,
trasgos y espíritus que aparecen por el libro, aquellos miedos infantiles ya
desaparecidos y que aquí poseen un cierto sentido elegíaco, funcionan de alguna
manera como metáfora de lo que fuimos como colectividad en ese entorno rural.
También trato de explorar la posibilidad legendaria de la historia, como he
dicho, y de personajes que no son solo de ficción, aunque yo conduzca a un
espacio mítico. Por otra parte, hay un par de relatos distópicos que hablan de
miedos más contemporáneos y ejercen de cierto contrapunto.
Todo ese crisol de tonos y
asuntos puede resultar discordante en principio, pero fue elaborado con el
propósito de comprobar su efecto total. Los textos se pueden leer de forma independiente,
pero funcionan como un todo. La coda es un relato con otros posibles finales
para cada uno de ellos. Realidad, ficción y posibilidad jugando con todo ello
en un espacio concreto a través del tiempo, desde el origen y hacia el futuro.
Para mí supone un religarme a la tierra y la memoria a través de la literatura,
y compartirlo con el lector intentando conectar con su memoria y en todo caso
con su emoción, claro.
Por lo demás, en la última parte
también aparece cierto ánimo crítico que
encarno en reflexiones irónicas sobre determinados aspectos deshumanizadores de
la cultura contemporánea.
¿Por qué elegiste ese título?
El título de “ Misteriosa madre” proviene de
uno de los versículos del Tao Te King, de Lao Tse , que cito al principio del
libro “, “ El espíritu del valle no muere, es la misteriosa madre…..” perseverando
sin cesar, obra sin descanso”.
Durante la escritura de los
relatos, que se extendió durante un par de años, se me cruzó casualmente esa
cita y yo no daba crédito a que algo escrito hace siglos en una cultura tan
lejana y aparentemente ajena, se ajustara tanto a mi propósito y de alguna
forma lo definiera. Ciertamente nos envuelve el misterio, aunque tampoco quiero
decir que me estuviera esperando el título desde que Lao Tse escribió ese
versículo, jejeje, pero por qué no pensarlo, es estimulante.
La otra cita pertenece a Borges y
la traje a colación porque también le iba perfectamente a mi idea del libro , “
Repetidas veces me dije que no hay otro enigma que el tiempo, esa infinita
urdimbre del ayer, del hoy, del porvenir, del siempre y del nunca” .
¿Qué aporta la literatura al mundo?
Menuda pregunta. Habría que decir
algunas cosas sobre eso. Además de
habitar otros mundos y vivir las vidas que nos están vedadas, idea ampliamente
extendida y muy cierta, tiene tantas derivaciones el asunto que uno podría
enredarse de manera irremediable e interminable. La cuestión se podría englobar
en la más amplia de qué aporta el arte al mundo, a la existencia humana. Casi
nada.
Yo solo diré algo sobre lo que
más me interesa. Es un asunto de ida y vuelta. La creación artística, en este
caso si nos ceñimos a la literatura, supone que quien escribe, desde su
percepción y su mirada de las cosas, pretende compartir su universo, su
emoción, e interpelar a quien lee, inquietarlo, etc. Cada obra tiene distintas
motivaciones para quien la escribe, o no tiene por qué tenerlas tan claras.
En ese viaje, los lectores hacen
suya la obra y la completan en su mundo y con su mundo. Esa para mí es la
cuestión esencial, penetrar en la emoción del otro o los otros y cerrar el círculo
abierto de la obra artística que no se completa sin quien mira o quien lee. Por
tanto, si no existe esa interacción activa fecundadora entre el autor, su obra
y a quien va dirigida, la historia no ha funcionado bien por lo que sea. La
mayoría de las veces ocurre que con unas personas funciona y con otras no,
depende del mundo de cada cual e incluso del momento en el que se lee. A partir
de ese maravilloso hecho de compartir emoción, el aporte al mundo de cada cual
puede ser muy variado, y por derivación a la sociedad humana. Desde la
capacidad de remover conciencias y modificar actitudes al efecto terapéutico en
quien escribe y quien lee, entre otras cuestiones, pero me extendería mucho y
creo que ya va bien.
La decoración no era la misma de
las otras habitaciones: las paredes estaban llenas de crucifijos y los espejos
apenas reflejaban mis movimientos. Recién cuando me eché en la cama reparé en
la pintura del techo: un Cristo viejo y enfermo que me miraba sobrecogido. Me
dormí con la inexplicable sensación de sentirme amortajado.
Un clavo de frío me despertó, y
junto a la cama una mujer de niebla me dijo con infinita tristeza: «¿Por qué
has sido tan imprudente? Ahora te quedas tú». Desde entonces sigo esperando que
venga otro, para despertarlo con mis dedos de hielo y poder dormir de una vez.
Me gusta ese texto, es inquietante en extremo. Mi títulos, por decir algunos, serían “ Reflejo”, “ Espejo” o quizá “Azogue”, mejor este.
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