Háblanos un poco de ti.
La verdad es que no me siento cómodo hablando de mí. De un escritor quien mejor habla es su bibliografía. Sí diré que todo empieza con la palabra. Así que empezaré por el principio, por el numen que representan los nombres. Me llamo Custodio Tejada Cruz. Nací en Purullena, vivo en Guadix y trabajo en Benalúa, una especie de tríada-triángulo geográfico en pleno corazón de la hoya accitana. Se podría decir que yo también soy arcilla y vasija de este Geoparque de Granada. Me gusta leer más que escribir o hablar de mi obra, y me gusta pasear y tomarme unos vinos con los amigos más que leer.
He publicado los siguientes libros de poesía: Rosas de luz y sombra (2002), Urna de cristal (2006), El hábitat que pisamos (2008), Cigüeña de nieve (2012), Recuerdos y coordenadas (2014), Un horizonte de significados (2021) que fue finalista del III Premio Esdrújula de Poesía, y Brújula Veleta (2023). En 2016 publiqué mi primera y única novela hasta ahora titulada La memoria ausente. He aparecido en diversas antologías poéticas, digitales o en papel, como Antología Certamen Miguel Ruiz del Castillo (Almuñécar 2004), 50 Voces (Granada 2005), Antología digital Poetas del siglo XXI y Poetas Andaluces, El oro líquido (Madrid 2008), Antología de poesía accitana “Guadix se nos hace nostalgia (Guadix 2014), Antología Absolem de Poesía (Guadix 2015), Todo es Poesía en Granada. Panorama poético 2000-2015 (Granada 2015), Antología Miradas desde la Experiencia (Cehegín-Murcia 2017), La Satisfacción del Deber Cumplido (Granada 2023) y Antología dedicada a La Alhambra (Granada 2023). En 2017 fui seleccionado en la Antología de Poesía y Relato “Certamen Literario y Artístico Guadix Primavera y Vino”. Colaboro en revistas literarias y medios escritos Y creo que también cabe destacar mi aportación como lector dando mi opinión crítica en más de sesenta reseñas aparecidas en prensa y que se pueden leer en la red o en mi blog http://custodiotejada.blogspot.com
¿Qué podemos encontrar entre las páginas de Brújula veleta?
No es pasión de autor, pero tiene una portada muy linda. Me gusta el trabajo que ha hecho Entorno Gráfico Ediciones. El libro objeto, como continente, es muy hermoso, y el contenido es todavía mejor, aunque esté feo que lo diga yo. Contiene magníficos poemas.
El título Brújula Veleta encierra algo de oxímoron, pero también tiene algo de artefacto lingüístico donde ambos conceptos unidos forman un significado nuevo, que ayuda a navegar a través de los vientos que la vida proporciona por esos caminos de la cotidianidad viajera y lectora.
El poemario tiene 95 páginas y está dividido en tres partes. La primera, titulada “Los ojos del viaje”, tiene tres poemas introductorios. La segunda, “Geografía y destino. Libro de Brújulas”, con 36 poemas, y la tercera titulada “Metapoética del paso”, con otros 16, ambas nos llevan y nos traen de acá para allá, de afuera hacia adentro y viceversa.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?
El ingrediente principal de Brújula Veleta es el viaje, o sea, la mirada viajera, a veces hacia afuera y otras hacia dentro, en un acto reparador, iniciático y testimonial, como se puede leer en la contraportada del libro. El poemario tiene múltiples itinerarios por los que puede deambular el lector. El viaje es el nexo que une todos los poemas. Metáforas, símbolos y paisajes, como un atlas o una guía viajera, acompañarán el trayecto y su poética.
Y si me lo permites, a modo de ejemplo y aperitivo, voy a compartir con todos vosotros un poema que se titula “Fontana de Trevi”, donde el lector puede hacerse una idea de los ingredientes que tiene el libro:
FONTANA DE TREVI
“Oh Roma! Mi País! Ciudad del alma!
Lord Byron
Si fuera tan cómodo como dicen,
si con precipitar una moneda
bastara para volver a ese sitio.
Si como una palanca colocada
en el punto preciso y con una fuerza mínima
pudiera desplazar
mil veces mi memoria y mi peso,
a lo mejor yo sería un Arquímedes
que empuja tanto como los océanos
para conseguir que flotara un barco
en la punta húmeda de mi lengua.
Si las personas fueran como fuentes
en las que con echar una moneda
bastase para volver junto a ellas
cuando realmente más las necesitas…
Las despedidas no serían pecios
mudos del Titánic que nos arrastran
al fondo de los mares.
II
Si yo fuera Marcelo Mastroiani,
mi memoria la Fontana de Trevi
y tú mi Dolce vita:
el mundo a nuestros pies,
pero por fortuna escribo un poema
y todo lo demás es fantasía.
¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?
La trayectoria de escritor y lector van unidas y son inseparables. Uno siempre está aprendiendo, intentando ser mejor lector cada día, porque sabe que es la única forma segura para ser el mejor escritor posible que uno puede llegar a ser. Si por trayectoria entendemos el camino literario recorrido, independientemente de reconocimientos o valoraciones, la trayectoria se puede ver en la bibliografía que he compartido en la primera pregunta. Por lo que de mi depende solo cabe destacar que intento trabajar con la mejor disposición y exigencia para crear una obra lo más digna posible, literariamente hablando. El resto no depende mí, deberán decirlo los lectores o a quien corresponda la ardua tarea crítica. Yo no tengo ningún cenáculo que me promueva, soy como una especie de francotirador poético perdido en las entrañas de los badlands que me rodean.
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
Ahora estoy leyendo unas memorias y dos libros de poesía, pero como me preguntas por el último leído y terminado, te diré que fue un libro de relatos, “La Claridad” de Marcelo Luján, publicado en la Editorial Páginas de Espuma. En verdad, creo que él me eligió a mí. Los libros también tienen su propia vida y ejercen su poder de atracción sobre los lectores como ellos quieren o mejor les conviene. Y algunos eligen hasta su momento exacto de lectura. Como lector a veces dejo que sean los libros los que me seduzcan por las razones más variopintas, que sean ellos los que den el primer paso. Me gusta llegar a una librería y dejarme llevar por las inercias de las estanterías. Otras veces soy yo quien va directo a por ellos como un camicace. La vida lectora es así, muchas veces imprevisible.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Pues a seguir leyendo y disfrutando de la literatura que es una de las cosas que realmente me hacen feliz, sin más pretensiones. Siempre hay algún proyecto rondándome la cabeza, claro que sí, pero todavía no encuentro la forma de concluirlo. También es poesía. Debo seguir trabajando a ver en lo que queda el siguiente reto. Espero que pueda compartirlo con vosotros más pronto que tarde, si no me distrae antes ninguna puesta de sol o un té caliente. Y muchas gracias por acordarte de mí y ofrecerme este espacio en tu revista.
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