Templanza volátil de divino rumor,
te pintan los ejércitos de tus vocablos,
infinitud goteando del filo de tu lengua,
armonía orquestando de tu pábilo pulso
es grácil en las alas de tu boca fresca
traspasando las voces de todos los silencios.
Jamás nos deja el candor de tu techumbre
suena a serenata en los arpegios de la vida,
porque estás hecha de arrullo azul,
del hálito que exhala los pájaros,
de luminiscencia sin mácula
chorreando por los espacios eternos.
Nítida partícula en cálamo abierto
átomo en el aire, de jugo, de plumaje y oro,
nos abraza tibia cual verso de Machado.
Tan ligera en roce de tándem, te sientes
flor del sur, Paz en tu vuelo soñador de Morfeo
desciendes en la luz de tu caricia que atomiza;
aleteante ser de la abeja de tu risa
siempre la atesora la llovizna del mundo.
De polen, besarás al amor en su universo,
donde se le escucha, bajo el lienzo del crisol
sempiterno de tu gorjeo puro de porcelana.
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