Ella caminaba por los estrechos senderos
de su pueblo blanco de calles sin asfaltar.
Sumergida en sus tristes pensamientos;
donde el deseo y la culpabilidad iban de la mano.
Recordaba aquella noche
como si fuera ayer
y una sensación de dolor y de temor
se apoderó de ella.
Ajena a todo,
resbalaban las lágrimas de sus ojos
enrojecidos hasta sus mejillas,
pálidas y descompuestas.
Se preguntó, entonces,
por qué no se lo dijo cuando aún estaba a tiempo.
Tal vez no era el momento,
quizá él nunca lo supiera.
Y mientras sus pasos se hacían lentos,
otros pasos la seguían.
Ella no se dio cuenta hasta que él se acercó lo suficiente
y le dijo al oído:
no llores, no temas,
sólo yo conozco tu secreto.
Hola Carmen: Gracias por tan bonita imagen y por enviar mi poema. He de decir que yo escribo poesía , pero nunca llegaré a ser una gran poeta, sobre todo porque me niego a seguir las corrientes de moda, que ni son mi estilo ni van conmigo. Eso no signigica que no me gusten algun@s poetas actuales, te doy las gracias de nuevo . Suerte con tu revista Absolen La Oruga Azul.
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