La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

miércoles, 30 de junio de 2021

DE SECRETOS, DUDAS Y OLVIDOS, por Gloria Acosta.


Lo olvidaba a propósito. Me obligaba a hacerlo, y cuando ese empeño conseguía el efecto contrario buscaba razones para que la verdad me importara un carajo. Tuve la última oportunidad en el hospital, cuando ella aún estaba lúcida, cuando podría habérmelo contado si se lo hubiese preguntado. O tal vez no. Y esa duda, ese posible silencio por respuesta o su probable negativa, quedó para siempre en el lecho de muerte de los enigmas perdidos. Tiempo después intenté boicotear mi pacto con el olvido recriminando mi cobardía, pero una despedida no hubiese sido el mejor momento para arrancarle un secreto al pasado. ¿Cómo reconciliarse después? Siempre  pensé que para ella la rendición de la certeza habría supuesto la pérdida de una batalla iniciada años atrás, en mi infancia, en la escuela, en ese lugar que un día deja de ser tu refugio y se convierte  en tu trampa, en una vulgar ratonera donde  la inocente  crueldad de los niños no tiene límites. Porque sin más una compañera te lo suelta en el patio como quien lanza una pelota a traición e impacta en tu cara. Luego llegas a casa y mientes, dices que te has caído, o que fue jugando sin querer. Tienes que contárselo. Y yo que no, y mi mejor amiga, pobrecita con qué buena intención, que sí. Y fue sí. Me armé de valor infantil, el que me faltó de mayor. En sus ojos vi por primera vez el miedo, pero no supe a qué. La vi salir en busca de la delatora y volver para no hablar del tema nunca más. Y yo quise preterir para que ella se sintiese ganadora. Ese fue el principio de años turbios, de susurros enmudecidos a mi paso, de construcciones y deconstrucciones, de dudas irresolutas, de búsquedas que salvaran  de la quema a la madre que años después murió creyendo que yo lo había olvidado. ¿Lo habría olvidado ella también?

  Mucho antes había muerto él. Nunca dejé traslucir resquicios de duda. Para mí, siempre fue mi padre.


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