La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

miércoles, 14 de marzo de 2018

DOMINGO, por Tomás Sánchez Rubio.


Me quedé sin palabras. De nuevo me quedé sin palabras, bloqueada mentalmente, más cansada que nunca... Como cada domingo por la mañana, sacada a la fuerza del sueño, no supe qué responder ante tu habitual sarta de gritos y reproches sin sentido. Al principio intentaba disculparme, tranquilizarte como fuera... Que no se despierten los niños, por favor... Luego, llegó un momento en que ya no me importaba que se enteraran los niños, los vecinos. Todos se acabaron acostumbrando... Simplemente me quedaba quieta, sin mirarte siquiera, sentada a los pies de la cama.
Por la tarde, tras una espesa siesta, más tranquilo, te ibas al partido con los amigos, o bien al bar a verlo en la televisión. Risas. Qué buena persona... Por la noche, al acostarnos, me solías decir “no pasa nada...” Abrazos, besos con sabor a alcohol y tabaco.
Sin embargo, ese domingo me dije que sería la última vez.
Aquel frío día de enero, te desperté yo antes de que me despertaras a mí a voces. Era más temprano que de costumbre... Fuiste tú, amor mío, quien se quedó entonces sin palabras… No ocurre nada, cariño... Pasará pronto… Y todo fue más rápido de lo que esperaba...

Por fin reinó la paz en casa un domingo por la mañana.

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