La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

lunes, 17 de julio de 2017

Regalos de reyes en fin de año, por CARLOS LAS HERAS YUBERO



Ya por pereza, por edad, por desilusión o por desconfiar en la magia, nada pido, (al menos de viva voz) a los Reyes Magos, pero aun así, fui agasajado con un magnífico regalo:
Me llamaron entre risas y cava, cada burbuja que tomé quería salir por la nariz y volver a la mar cercana; me salí a la terraza a llamarme a mí mismo al móvil, para ver si estaba, pero... no, no me hallaba.
Oía petardos y cohetes que encendían las nubes para que se alejaran y no taparan el sol de la mañana que yo tanto necesitaba.

Gritos de alegría en la casa y yo intentando llamarme en la terraza, para felicitarme por tener el enorme privilegio de estar allí, justo donde en ese momento pisaba, por tener la suerte de darme cuenta que oyendo la algarabía, los cohetes y las olas, todo a la vez, era un fin de año soñado.

Noté que por fin mi móvil daba señal, de que alguien se ponía al otro lado y al pegar la oreja me escuché decir:
- Los Magos recibieron tu carta, no la has escrito pero la anhelabas escribir; son muchas  las cartas que no has escrito aunque en el cielo han quedado grabadas, así que recogieron tu carta y la de otras tantas personas y para ahorrar gastos de envío y evitar colas de correos, para evitar paquetes inútiles y todos esos líos, se le ocurrió a Gaspar (que significa Guardián del tesoro) hacer un paquete comunal y juntaros a todos vosotros aquí, donde ahora te escuchas y te hablas.

Así pues, reunieron vuestras necesidades, esperanzas y ganas, y os abrieron las oportunidades de recoger vuestro regalo, porque sois regalo de los demás, y los demás vuestro.
Has de saber que todos respondéis a los sueños de los cercanos; nosotros sólo hemos dejado hueco en vuestro tiempo para regalar vuestra presencia a los demás y que estos regalen con la suya; ahora os toca sentirlo y disfrutarlo.

Sin poder añadir una palabra, sin poder parpadear ni una sola vez, se cortó el teléfono; unos instantes de incredulidad, de volver a la realidad, y alguien pasó a la terraza donde yo estaba y me dijo:
-  no hay forma de llamar, están las líneas saturadas.
Yo le sonreí y le dije:

-  depende de con quien quieras hablar, depende desde donde te llegue la llamada. 

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