Dad palomas y risas
a los que os ofenden,
a los que os
golpean
en el nombre de Dios
y de sus mártires;
a los que os maldicen
con injurias hirientes.
Dad palomas.
Centenares de alas
caudales de esperanza
proclamen libertad
en vuelos encendidos,
crucen el horizonte
de la angustia
y atropellen el llanto
de los más indefensos.
Dad risas.
Crezcan entre la nada,
pueblen el
infinito,
habiten los
rincones
de las casas
desterrando al silencio
asesino y cobarde.
Sea la alegría
el pan de vuestra mesa.
Abrid cada ventana.
Dejad pasar el viento,
el venturoso abril
que sois vosotros mismos.
Mirad desde los cielos
a aquellos que prodigan
el odio sobre el odio.
Dad palomas y risas,
espíritus benignos
de la tierra.
Si recibís, a cambio
de un pensamiento libre,
el amargo sollozo
de la muerte,
haced que la agonía
posea vuestra cordura,
extended vuestros brazos
bondadosos
y dad lo que aún
os quede.
Sentid , al fin, piedad,
de las manos vacías
que os maltratan
la vida y la
conciencia;
pobres y tristes manos,
incapaces de dar
lo que no han conocido
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