¡Quién pudiera verte en la mirada
aquel rayo radiante de alegría
cuando el sol descorría la alborada!
A la ruina faltaban todavía
al menos treinta años ¡casi nada!
para ver en tus ojos la apatía
las ganas de morir y en la almohada
echada la esperanza, muerta y fría
Me dijeron tus ojos: no se nombra
el día que con bata vine a verte
y no encontré de ti más que la sombra
resignada ¡lo sé! a la mala suerte
N lloré por tu vida ya vacía,
lloré porque sin ti ¿yo qué sería?
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