Bañarme en las aguas de tu nombre
Y agitar el mundo
para no quedarme en silencio.
Las olas son los besos
de los que cuelgo en la noche.
Me quedo en las crestas inquietas
para otear el mundo,
amanecida en éxodo de labios.
Transcurriendo por las palabras lentas las
de las lenguas,
las acuosas y tiernas
palabras,
las de las lenguas.
Y regresar intacta de
los sueños -sin marcharme-
Con la piel azul.
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