La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

lunes, 31 de octubre de 2022

HABLANDO DE LETRAS CON AURORA LUQUE.


 

NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA 2022

 

Aurora Luque

 

Poeta ante todo y traductora (Almería, 1962). Pasa su infancia en el pequeño pueblo de Cádiar (la Alpujarra, Sierra Nevada).  Estudia  filología clásica en Granada y reside en Málaga, donde ha trabajado como profesora de griego, articulista, editora y gestora cultural (dirigió el Centro Generación del 27 desde 2008 a 2011). Mundo clásico, literatura de mujeres y traducción de poesía son sus principales líneas de interés.

 

POESÍA

Entre sus últimas publicaciones destacan el poemario Un número finito de veranos (Milenio, Lérida, 2021) y una reedición de Carpe amorem, una compilación de su poesía amorosa (Renacimiento, Sevilla, 2021). Y se acaba de publicar en Suecia una antología de su obra, Grip Natten (Carpe noctem, editorial Ellerströms, marzo, 2022).

 

En 2023 la editorial Acantilado publicará su poesía reunida.

 

Otros títulos: Gavieras (Visor, 2020, Premio Loewe de poesía 2019); Orinque (Banda Legendaria, Valencia, 2017); Haikus de Narila. Portuaria (ed. bilingüe; trad. al inglés de E. Cardona, Luces de Gálibo, Málaga, 2017); Los limones absortos. Poemas mediterráneos (ed. bilingüe; trad. italiana de Paola Laskaris y prólogo de Chantal Maillard, Fundación Málaga, 2016, Premio Estado Crítico 2016); Personal & político (Fundación J.M.Lara, Sevilla, 2015); Cuaderno de Flandes (ed. bilingüe; trad. al francés de Regina L. Muñoz, Ediciones en Huida, Sevilla, 2015); La siesta de Epicuro (Premio Generación del 27, Visor, 2008); Haikus de Narila (Antigua Imprenta Sur, Málaga, 2005); Camaradas de Ícaro (Visor, 2003; y ed. bilingüe con trad. al griego de A. Pothitou, ed. Gavrielides, Atenas 2015); Transitoria (Premio Andalucía de la Crítica, Renacimiento, Sevilla, 1998); Carpe noctem (Visor, 1994); Problemas de doblaje (Accésit del premio Adonais, 1990); Hiperiónida (Zumaya, Premio F. G. Lorca de la Universidad de Granada, 1982).

Su poesía se ha antologado en Médula (Fondo de Cultura Económica, 2014) y Fabricación de las islas (Pre-Textos, 2014).

 

TRADUCCIÓN

En 2020 publica la reedición de Safo, Poemas y testimonios que incluye nuevos papiros (ed. Acantilado) y el corpus de la poesía de autoría femenina en la Antigüedad (Grecorromanas. Lírica superviviente, ed. Austral). Y en 2019 publica la versión de If not, Winter de Anne Carson (Si no, el invierno. Fragmentos sáficos, ed. Vaso roto).

Otros títulos: Aquel vivir del mar. El mar en la poesía griega (Acantilado, 2015); Sonetos y elegías, de Louise Labé (Acantilado, 2011); Taeter morbus. Poemas a Lesbia, de Catulo (UANL, México, 2010); Poemas, de Renée Vivien (Igitur, Tarragona, 2007); Poemas y testimonios, de Safo (Acantilado, 2004); Los estuches de las células, María Lainá, en colaboración (MaRemoto, Málaga, 2004); Los dados de Eros. Antología de poesía erótica griega (Hiperión, 2000); 25 epigramas de Meleagro (Llama de amor viva, Málaga, 1995).

 

ESTUDIOS LITERARIOS 

Ha realizado ediciones de escritoras olvidadas: de la dramaturga neoclásica María  Rosa de Gálvez (El valor de una ilustrada, Consulado del Mar, Málaga 2005, en colaboración; Poesías, Puerta del Mar, CEDMA, Málaga, 2007; Amnón, UMA 2009; y Holocaustos a Minerva, col. Clásicos Andaluces Fundación J. M. Lara, Sevilla, 2013). Y de la poeta cubana Mercedes Matamoros ha editado El último amor de Safo (Puerta del Mar, CEDMA, Málaga, 2003).

Ha sido Premio Meridiana de la Junta de Andalucía por su labor de edición y rescate de escritoras desconocidas u olvidadas.

Ha preparado la antología y estudio preliminar de Ruido de muchas aguas, de José Manuel Caballero Bonald (Visor, 2010).

Ha prologado los libros Arias tristes de Juan Ramón Jiménez (Visor); La Grecia eterna de Enrique Gómez Carrillo (Renacimiento); las memorias de la embajadora republicana Isabel Oyarzábal (Hambre de libertad, Almed, Granada, 2011) y la novela gráfica La cólera de Baudelaire de Laura P. Vernetti (Luces de Gálibo, Málaga, 2020).

Algunos de sus estudios sobre poesía se compilaron en Una extraña industria (Universidad de Valladolid, 2008).

 

¿Cuándo comenzó a escribir? ¿Cómo sucedió?

 Sólo en mi madurez he acertado a dilucidar los aprendizajes de la infancia que me acercaron a la poesía. En el verano de 1969, en el que cumplí siete años, mis padres me regalaron la versión adaptada e ilustrada de "Mujercitas" de Louisa May Alcott, editada en Bruguera. Allí dentro encontré a una niña a la que admiraba aunque no era ni una Nancy ni una Marisol. Se llamaba Jo, le gustaba estar con los árboles y hacer teatritos, decía que quería ser escritora. Yo no sabía exactamente lo que era ese escribir, pero quise ser como ella.

Un año o dos más tarde descubrí que las palabras servían para sentir, oler, escuchar y tocar cosas que no estaban realmente cerca de mí. Sucedió gracias a Juan Ramón Jiménez. Entraba en una página de Platero y yo y de pronto me encontraba en una callejuela cegadora de sol oliendo a pan caliente que crujía. Y más adelante brillaban unas uvas tardías al sol o me sorprendía en los ojos y en los pies el frescor de una charca cristalina. Descubría sensaciones que no conocía: la tersura, la lozanía vegetal, la mirada placentera sobre el campo en soledad, la blandura tibia de la piel de un asno.

No sabía que estaba descubriendo dos cosas importantísimas: que las palabras sirven para producir belleza y magia. Y que existían formas de no estar –al menos temporalmente- en medio de lo feo, lo agrio, lo hostil, lo gris, lo insuficiente, lo agresivo de los días reales de la infancia. Ahí empezó todo.

 

¿Qué era la poesía para los poetas de la antigüedad?

 La poesía fue medio y fin de la educación, canto que acompañaba los momentos vitales de fiesta, duelo, trance, enamoramiento, crisis, reflexión sobre el destino, sobre la condición humana, sobre lo divino. Letra de canciones. Modo de rezar. Cifra de la belleza. Exploración del lenguaje: los griegos crearon una civilización del logos, de la palabra. La poesía y los poetas eran sumamente respetados. Por eso fueron grandes y admirables.

En mi caso personal, la pasión por la Antigüedad ha funcionado como estímulo vital, intelectual y creativo a lo largo de mi vida. Los líricos –Safo sobre todo- me han regalado canciones que reciclan antiquísimos himnos y diálogos con la amiga luna, con los cuerpos amados, con las estrellas, con el miedo, con las desazones de la soledad y del exilio. Los poetas trágicos -mi amado Esquilo- me han llevado de la mano a los abismos inmensos de la mente.

 

¿Cree usted que el poeta es también un filósofo?

 En parte sí: la búsqueda, el asombro, las preguntas, las inquietudes, el uso creativo, exacto y honesto del lenguaje, todo eso es común a la poesía y a la filosofía. Pero la poesía elige en sus indagaciones la compañía de la belleza, de la música, del ritmo, y se lleva bien con el misterio.

La filosofía y la poesía me han enseñado algo importantísimo: que el lenguaje no tiene por qué estar en venta. Que no se compra, no se vende, no se canjea, no acepta precios de mercado, no se envasa, ninguna empresa lo puede privatizar. Uno de mis grandes maestros en la poesía es el sabio griego Epicuro: el materialismo de Epicuro vacuna frente a las visiones trascendentalistas y dualistas que tanto daño nos han hecho. Nos hace amar la vida y no temer la muerte.

 

¿Cuáles son sus poetas más admirados? ¿Por qué?

 Safo, Mimnermo, Arquíloco, Esquilo, Catulo, Cernuda, Lorca, Machado, más y más Juan Ramón, y luego Hölderlin y Leopardi, Keats, Yourcenar, Woolf, Dickinson, Sophia de Mello, Cavafis, Pessoa, Pizarnik, Anne Carson, Brines, Caballero Bonald. Y muchos contemporáneos que sería prolijo enumerar. Los admiro porque para mí los poetas son camaradas de Ícaro, de un Ícaro que asciende hacia el sol con alas frágiles de cera y que desatiende los consejos prudentes del padre, las voces que conminan a evitar los peligros que acarrea el vuelo libre. Los admiro porque saben volar alto.

 

¿Cómo ve el panorama poético actual?

 Lo veo rico, variado, múltiple. Y a la vez confuso. Hay mucha prisa en los jóvenes por publicar. Hay mucha falsa poesía en las redes. Y veo poco cuidado formal, poca atención a la parte musical de la poesía. Celebro con mucha alegría la casi normalización de la presencia de mujeres poetas en las librerías, en las antologías, en los premios. La presencia, por fin, de mujeres a la cabeza de las editoriales, como estudiosas, como críticas, como gestoras culturales, como miembros de los jurados importantes. Hay quien cree que esta igualdad es una imposición de lo “políticamente correcto”. Yo creo que es, simple y llanamente, justicia, eso a lo que durante siglos y siglos ninguna sociedad estuvo acostumbrada. 


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