La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

jueves, 15 de diciembre de 2016

Los párpados se agitan, por ISABEL REZMO.


El sexo de una condena. Lágrimas agitadas, verbo sin carne, gloria sin exceso. Los párpados infunden gritos sutiles que elevan el éxtasis a un universo divino entre lo humano y visceral. Los párpados me lloran igual que un vacío en medio del vaso. Se agitan. En azul. Me esfuerzo demasiado.
Como volcanes en la selva; a veces creo que se difumina en mi rostro. Tu rostro, o aquel que no se deja. No lamenta. En la noche se silencia.Sí.
Basta mirar un meteorito.
El sueño soporífero que se deshace en un péndulo de motivos aparentes.
Voy a acostarme. Luego me quedaré clavada en una cruz profunda, una estaca, en cualquier lado de la cama. Puedo ponerle infinidad de sabores, o de significados aterciopelados. Inherentes. Rojos o amarillos chillones, pétalos floridos.
Esta madrugada no hay hambre. Se esfumó, igual que las ganas de masturbar un ocaso en las sombras.
Ya no seduce. Explota.
Tic… tac… Me susurra.
Es una hoja, una mazmorra, una cantina sin vino o sin establo.
Creo que voy a cerrar el punto final, en tu lengua.
Un amor, o un te quiero. Un déjame. Oscuro como el sol.
Mejor no digas. Desearías poder inhalar una palabra que el sonido de una sílaba.
Un beso sin sexo, un oscuro viaje sin aposentos.
Ya cerré el gong.
Salpicó. Ensuciando un somier.
Juguemos. Me desnudas y yo te penetro en un segundo
sin cuentas… penetrar entiende, no concibo otra forma
de sacudir mis cerrojos, aquellos de los deseos. Las horas
muertas.
Esa… imperturbable voz de un run- run….el gato que
malvive en mi oído.
La escarcha.
Los días.
En teoría debería pasar a la práctica sin doblez, jugando.
Ya lo vives. Una mano dentro de un puñado de raíces que intento
solventar como un mapa, que desentierre un suspiro.
Desenterrando, mi lecho, mi nombre, otro tal vez.
Me desentierro en ese lamento de continuos arrecifes.
Te agitas, nos agitamos en dos nadas menos un

Momento, que den la suma de dos murmullos en tu cama.

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