A veces parece que todo gira
sin mí.
Árbol de perenne jadeo,
limón exprimido, ácida pulpa.
Dulce raíz fruto membrillo
crecido
en la cara y cruz de la tarde.
Al Sur, entre cielo y tierra,
luces obligadas a brillar,
ojos de mal, ojos de bien.
Difícil sospechar un sólo ángel
sin cuervo.
Solitarios espectros derrochan
pisadas,
sin demora crecen uñas
que arañan la medianoche
donde aúllan nombres que de una
zancada
alcanzan las tripas de los
mortales.
Allí, rugen bondad y maldad.
Allí, se alimentan lucifer y
querubín.
Todavía presumo de debilidad
en semillas abiertas a la
creación,
ternura en flor, amor.
cuesta no ver el bien y el mal acompañados... cuesta no caer. Me gustó
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