La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

viernes, 15 de mayo de 2015

La peor guerra del mundo, por CUSTODIO TEJADA.




                               I
Hay quienes dicen que la guerra verdadera
empieza mucho antes de disparar
la primera bala y enterrar el primer muerto,
y que la paz con mayúsculas no comienza
hasta que no haya un millón de cadáveres
resucitados en las cunetas
y un millón de crisantemos blancos
sembrados en las iglesias.

Yo digo que no hay peor guerra
que aquella que nos dice con ahínco
cuáles son nuestros enemigos,
lo que tenemos que pensar,
qué tenemos que hacer
y cómo debemos vestir,
quién falta y quién sobra de la escena.

Hay quienes dicen que la guerra
es una patera llena de diamantes
que se expolia en África al atardecer
para hundirla de madrugada en el Mediterráneo.
Dicen de esa guerra que deja una estela
de piel caoba en la boca de los peces
y en el casco viejo de los guardacostas.

Yo digo que no hay peor guerra
que una palabra dicha con odio,
que la mentira dicha con saña
y el insulto por sistema.

Dicen por ahí que tirar por la borda
a quien reza o piensa distinto
y no es de nuestro equipo,
no es delito ni pecado, si Alá-Dios nos lo pide
y en su nombre nos inmolamos.
Ésta es otra guerra
más escatológica si cabe
que la guerra de trincheras
o el exterminio de los gases.

Yo digo que no hay peor guerra
que la propaganda incendiaria
y la diferenciación entre buenos y malos
según sean de los míos o del contrario.

Hay quienes dicen que el hombre
es el único animal que no aprende
de sus equivocaciones
y que repite una y otra vez
los mismos errores de la guerra.

Yo digo que la peor guerra
es un estómago vacío,
una niña sin escuela,
un anciano que duerme en la calle
y el discurso rancio de Maquiavelo en la tele.

Hay quienes dicen que la peor guerra
comienza cuando no respetamos
la opinión del otro
o ni siquiera escuchamos la voz del disidente.
Yo digo que, venga de donde venga,
la corrupción es otra guerra
que contagia su virus mortal
en las conciencias más honestas.
Hay quienes dicen que la guerra no termina
con el olvido
y que la paz se hace llama eterna
cuando triunfa la memoria del perdón
sin treguas ni escaramuzas.

                        II
La peor guerra
de todas las guerras posibles,
es la del doble rasero
o la ley del embudo,
que tiene diferentes medidas
según quién reparte la cosecha.
La peor guerra se libra en la conciencia
y se gana con el corazón.
La peor guerra del mundo
es aquella que esconde las masacres
detrás de una moción llena de matices,
que disfraza y maquilla los genocidios
según quién aprieta el gatillo
o abre las fosas comunes.
La peor guerra del mundo
es la que demoniza al otro
para quitarle el alma y disfrazar
su crimen de acto justo.
La peor guerra del mundo
convierte el día a día
en un pequeño holocausto
que sacrifica al diferente
para ensalzar al gregario.
La peor guerra del mundo
es la del ojo que no quiere ver
y mira hacia otro lado
para esconder el horror de su gente.
La peor guerra del mundo
es una paz impuesta a la fuerza
o una guerra disfrazada de falsa convivencia.


                       

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