La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

domingo, 3 de mayo de 2015

¿Dónde estás? Estoy en la luna, por Mª CARMEN REQUENA DEL HOYO (3º ACCÉSIT II Certamen de Relato Breve "Guadix en el Día del Libro").



El resplandor de la luna llena comenzaba a aliviar la ansiedad. Tumbado en la cama boca arriba, giró la cabeza hacia la izquierda donde se encontraba la ventana, y allí podía contemplar  el espectáculo  lunar de esa noche de Agosto. Aquella imagen calmaba la angustia, desesperación e impotencia que desde hacía unos instantes estaba padeciendo.

Treinta minutos antes, aproximadamente, le habían atado la mano izquierda a la barandilla de su cama. La persona que le cuidaba, había considerado que dicha medida era imprescindible para evitar autolesiones y agresiones a otros, ¿quienes?, no se sabe porque dormía solo en su habitación.  Roberto no podía comprender esa absurda, dura, inhumana y horrible situación. No se le había explicado el porqué de dicha actuación, él no había percibido el mínimo signo  o detalle de respeto, que   le ayudase a comprender lo que iba a ocurrir. Entonces, ¿como podría aceptar aquello con normalidad, tolerando la frustración que producía  estar sujeto a una cama toda la noche?

Mirando hacia la ventana, pensaba que  cuando tuviese sed no podría levantarse a beber agua,  pensaba que si tenía ganas de orinar no podría levantarse, así hasta que lo llamasen para levantarse. Imaginando lo que podía ocurrir, sentía impotencia, tristeza, enfado, agonía…..y entonces decidió cerrar los ojos y comenzar a soñar despierto que  caminaba hacia la luna.

Andaba como si fuese flotando, no veía suelo bajo sus pies, sentía cosquillas suaves en la plantas y conforme se acercaba a  la luz, esta acariciaba su rostro, sus manos, su cuerpo. Una sensación muy agradable inundaba su ser, y así comenzó a elevarse más, y a penetrar en esa esfera perfecta y brillante que le llamaba y le hacía sonreír.

Se ofrecía comida muy sabrosa y atractiva, y un montón de niños sonrientes jugaban alegremente. Roberto se embriagó instantáneamente de aquel ambiente, incluso bailó curiosamente, una de sus canciones preferidas. ¡Todo era tan emocionante!… De repente,  Roberto miró hacia un lado donde había mucha luz, y allí descubrió como su madre le observaba con la sonrisa mas hermosa dibujada en su rostro que él había visto jamás. Aquel instante anuló todas las malas sensaciones que abandonó en aquella maldita cama.

¡Roberto, Roberto! ¿Roberto dónde estás?, replicaba una voz fría y malsonante.  Esa voz recordaba la tirantez de su muñeca… y sin abrir los ojos pensó para si mismo: ¡Déjame, estoy en la Luna!





                                                        





1 comentario:

  1. me han gustado mucho los cuentos, he encontrado esta revista por casualidad y me encanta, soy de granada y vivo en granada también. Yo también escribo, me pregunto si podría mandarles alguno de mis relatos y poder publicar y colaborar en su revista. muchas gracias, mi nombre es merche y mi dirección de correo es merchem@hotmail.com un afectuoso saludo y enhorabuena a la ganadora y a los finalistas.

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