Al cabo siempre hay algo que se escapa.
Mueve el prestidigitador
tan rápido las manos
con tal celeridad
ejecuta su ejercicio
que hechiza al ojo núbil;
y es auténtica verdad lo inverosímil.
Gasté noches de insomnio
largas como una vida.
Mis cinco sentidos puse
en descubrir la trampa,
la habilidad del fraude.
Perdí el tiempo, y
las pocas certezas que tenía.
¿ Pura, a qué te metes,
en camisa de once varas?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario