La memoria tiene rastro de mujer,
rastro que se posa
en las hojas
de un noviembre moribundo.
La
memoria tiene cuerpo de mujer,
ha
escrito el pasado y el presente
de
nuestra historia.
La
memoria tiene palabras de mujer,
eternas
en todas las
edades
cuando Lulú ya ha atravesado
la
puerta de la longevidad,
lastrada
en sus piernas y en el sexo
de
todas las cicatrices.
La
memoria es un tango agotado;
Malena
dejó de tocar frente al espejo
devorando
sus curvas , a la par que devora
su conciencia, su mundo,
en
una perfección estigmatizada .
La
memoria, se quedó vacía,
se
quedó inerte frente a la tumba.
La
memoria se quedó como el cuerpo de un
hombre
derrotado en la nieve. Como los versos del poeta,
como
este país, esta frontera.
Por
ti, Almudena.
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