Cuando
dicen que el cielo es color rojo
(maestro:
¿tiene algún color el cielo?),
encuentro
en unos versos el consuelo
que
en su sabiduría fiel recojo.
Abro
páginas y un poema escojo,
da
igual, sobria belleza abre el desvelo
y
el elástico tiempo alza su vuelo
eterno
y sin medida, en vano arrojo.
Lo
exterior es tan sólo un decorado.
¡tanto
se puede ver sin la mirada!,
maestro,
bien lo sabes, sobra el ego.
Ya
sé que lo que miro no es mirado,
un
espejismo es lo visto, no es nada…
Ver
de verdad sabrá tan sólo un ciego.
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