La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

domingo, 29 de noviembre de 2020

HOMO, por Marien González Rozas

 


 

Érase una vez que se era, homo sapiens. Anduvo por la prehistoria de acá para allá (nómada lo llamaron después)buscando comida y refugio.

La naturaleza le proporcionaba cuanto necesitaba, aunque vamos a ser realistas, esto no siempre era así. Escaseaban los alimentos, básicamente los animales que compartían territorio y los frutos que colgaban de árboles y arbustos. El hambre y el frío le hacían moverse.

Más tarde se civilizó, así lo denominaron. Todo porque aprendió a cultivar la tierra y domesticar a los animales. Pues bien, todo esto lo hacía homo sapiens con otros como él, en grupos, tribus, familias…

Esto ya es la Historia, porque dejaron notas escritas en piedras, tablillas, pergaminos. Seguían en grupo. Se mataban o se amaban, o se odiaban, pero siempre juntos.

Su inteligencia les hizo buscar mejoras, hacer la vida más cómoda, pero esto tuvo un coste: ya no había equilibrio entre los homos y el resto de seres vivos. Para mejorar, ellos masacraron y utilizaron a plantas y animales.

Los homo seguían funcionando como sociedad, más o menos avenida, porque las diferencias entre unos y otros pronto se hicieron muy patentes: ricos y pobres, mujeres y hombres…pero juntos.

Su característica esencial, según dejaban en sus escritos, era «seres sociales», seres emocionales, dependientes unos de otros. Lloraban, reían, se abrazaban…juntos siempre.

Ha pasado a la Historia, personaje histórico, sí, este homo, y todo por un organismo microscópico que invadió sus cuerpos y los hizo enfermar.

Ese microorganismo se transmitía de un homo a otro, así que dejaron de ser «seres sociales», se encerraron, se embozaron, dejaron de abrazarse…

El resto de compañeros de planeta seguían su vida como si nada, bueno, en realidad liberados.

Por eso yo,homo, sigo viendo las bandadas de estorninos cruzar el cielo al atardecer. Los veo a través de un cristal o detrás de una máscara y siento como si la naturaleza nos estuviese castigando por tantos siglos de desequilibrio.

1 comentario:

  1. Siempre juntos. Seguiremos abrazándonos y para salvar el desequilibrio sacaremos el culo para abrazarnos.

    ResponderEliminar