Sobre un repostero antiguo ,descansaban dos relojes ,uno de ellos era pequeño, muy coqueto, pero algo creído. El más grande era más sensato. El pequeño le decía al grande, mira, ¡tu tan grandullón ! y yo siempre te adelanto !mis agujas corren más que las tuyas! Siempre llego antes que tú a las horas! Entonces, el más grande le contesto ¿ pero te das cuenta de lo que dices? Cuando llega el final del día , me has adelantado tanto que tu hora no es correcta, y nadie te hace caso; en cambio me miran a mí, que saben que doy bien las horas, minutos y segundos; tu en cambio le das lastima, dicen... ¡pobrecito! Por más que lo arreglan, siempre sigue adelantando.
Un anciano que los escuchaba sentado en su sillón, les contesto. ¡ ¿veis mis arrugas ?! Ni uno ni otro me las habéis hecho, ha sido el tiempo que ha pasado por mi; el tiempo sigue pasando, aunque vosotros no lo midáis; sois muy necesarios ¡es verdad ! Pero no os creáis que sois los dueños del tiempo. El tiempo es algo grande, ¡misterioso! que pasó, sigue pasando y pasará ¡queramos o no! No podemos mandar en él ¡tan listos como todos nos creemos! Procuremos vivir bien el tiempo presente, para que en un futuro, haya un tiempo lleno de paz y no de guerras .
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