La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

martes, 14 de abril de 2015

Mi pecado, por LUIS LÓPEZ QUIÑONES-RUIZ.

Pintura de A. Róbalo


Ante el altar de los pecados
que mis demonios me ofrecen,
ni excluyentes ni exclusivos
hoy solo quiero reconocer uno.
Será por no mortificarme en exceso,
por miedo a mirar más dentro y más hondo,
por no hacer ruido y pasar de puntillas
y no despertar la bestia que todos somos.
Ese que destaca en mí sobremanera
sobre los cantos de sirena de los otros,
que me adjudico como dueño y propietario
y como sombra que se acorta y que se alarga.

No es la visión de la carne desnuda,
ni es la sangre que se altera y se dispara,
porque aunque suda lujuria mi cuerpo
mi cabeza es más vieja y también más sabia.
No son los banquetes de excesos,
ni las mesas rebosantes e infinitas,
y aunque mi saliva muestra el camino
mi ansia sufre parálisis y la marchita.
Aunque no puedo evitar desear lo tuyo
y los éxitos que no me corresponden,
de acumular mas todo para nada,
no soy yo, sino otro mezquino y oscuro.
Durmiendo sueño que sigo dormido,
que todo viene sin lucha ni esfuerzo,
pero es mi parte poderosa y heroica
la acude al rescate cada mañana.
La vena que trasporta mi ira,
recorre mi cuello hasta mi puño,
pero casi siempre tropieza y se vence
en el remanso de la visión de tu rostro.

Entre los siete jinetes malignos
que nos corroen y nos envilecen,
que nos apartan de la virtud y de la hombría
es la soberbia mi madrina y amante.
Sí, soy humano, no por ello me disculpo,
y aunque mis bolsillos llevan semillas varias
la de nombre sensual y antiguo
vive en mi y de mi se alimenta.
En la sala de este juicio sumario,
en que yo soy fiscal, juez y reo,
cual verso romántico y trágico,
yo me acuso y yo me condeno.

Madrid , 7 de abril 2015







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