La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

lunes, 22 de diciembre de 2025

Reseña al poemario "Deslindes" de Santiago A. López Navia, por Carmen Hernández Montalbán.


 


    La lectura de Deslindes, de Santiago López-Navia me ha confirmado que la poesía, cuando es de calidad, es el género literario por excelencia, por ser la expresión verbal más rica que se abre a lo metafísico sin preámbulos, penetrando en lo más íntimo y sagrado del ser humano.

    El poemario hace gala del magisterio del autor, quien conoce los recursos expresivos y rítmicos del lenguaje poético, y los ha asimilado con el ejercicio de la escritura, de tal manera, que los versos fluyen, libres de artificiosidad o engolamiento.

    Deslindes es una toma de conciencia, un balance de la trayectoria vital en el que el poeta se concede una pausa para mirar con cierta calma y perspectiva lo que ha quedado atrás: Llegados a este punto mi esperanza / se vuelve salamandra en cada hoguera. / Todo lo espero y poco me pregunto…, dice en la primera parte del libro titulada Agenda. En esta, establece una línea divisoria entre el momento actual y lo vivido, una demarcación que comienza con el propósito de no dejarse arrastrar por la prisa o el vaivén de los acontecimientos, de dilatar el tiempo: No hay tiempo que perder y, sin embargo, / qué bien perder el tiempo sin urgencia. / El debe y el haber balanceados: / qué alarde matemático en las cuentas. Todos los poemas de esta primera parte reafirman esa determinación de atención plena, externa e interna: Ahora es el momento de mi vida / en que quisiera / saber el nombre de todos los pájaros, / saber el nombre de todas las plantas, / reconocer / todos los minerales…

    La segunda parte lleva el título peculiar de Tratamiento. Receta. Posología. En el título queda explícita la idea de que el poeta ha de curarse de la enfermedad que produce la celeridad; el apremio impuesto por el trasiego cotidiano, es en esta parte donde el autor se marca su hoja de ruta o “tratamiento”: Volver a renacer desde mi hoguera / aprendiendo del fénix las lecciones. / Quebrar el curso de las estaciones / haciendo de un invierno primavera.

    Inventario es el título que se da a la tercera parte de la obra. Los poemas de esta parte son una verdadera delicia para los sentidos, pues cosechan las experiencias vividas por el peregrino en constante comunión con la naturaleza de la que pueden extraerse las mejores lecciones: Nadie podrá quitarme este momento / este silencio en roca cincelado, / este saberme parte de una historia / que escribe a medias el musgo con la lluvia.

    La cuarta y última parte Las tentaciones del ermitaño Antero Freire, siete poemas que representan los siete pecados capitales y acechan el estoicismo del ermitaño, incitándolo a desviarse de su propósito: (Soberbia) ¿Y vienes a decirme que soy sabio / que abandone esta ausencia y que deponga / este retiro, dices, y reclame / no sé bien qué lugar en no sé cuántas / absurdas jerarquías que no entiendo?

Poesía delicada y sonora como el discurrir del agua de un arroyo; versos redondos que llaman a la reflexión, invitándonos a la escucha interior, a la contemplación, a regresar a lo que nos conecta con nuestra raíz, con la naturaleza a la que pertenecemos. Un poemario cargado de sabiduría, belleza y asombro por las cosas más sencillas.

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