La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

miércoles, 20 de noviembre de 2024

Entrevista a Custodio Tejada, autor de "Rinzenmuseum".

 



Háblanos un poco de ti...

   Hace justo ahora un año que me hiciste estas mismas preguntas con motivo de la publicación de mi anterior libro Brújula Veleta, y en algunas de ellas me remito íntegramente a las respuestas de entonces. La verdad, como ya dije, me produce cierto pudor hablar de mí. Soy maestro. Ya he brincado los cincuenta y las alas del medio siglo me dan una perspectiva de la vida que no quita que siga pensando que lo mejor está por venir. Cada vez me gusta más la rutina del día a día o la gran aventura de las pequeñas cosas y los instantes. No sé para qué sigo escribiendo, quizá para conocerme mejor a mí mismo y lo que me rodea. Quizá para llegar antes al silencio. Mi silencio ya ocupa nueve libros, y parece el primer verso endecasílabo de otro poema.

 

¿Qué podemos encontrar en las páginas de Rinzenmuseum?

   Lo primero decir que es un nuevo poemario, el octavo. Y como he dicho en el Prólogo Kotobagaki que abre el libro: “Escribir un haiku (o cualquier estrofa japonesa) es una forma de impresión por gyotaku, de Sábana Santa. Gyotaku es una técnica japonesa de impresión que se realiza por contacto, como una especie de «protonegativo» fotográfico. En este caso la tinta es el lenguaje y el papel es el alma del poeta. Esa impresión se convierte en el testimonio de la ausencia, en la esencia misma de la huella. Igual que una sombra.” El poemario está dividido en cuatro partes. La primera “El jardín de los instantes luciérnagas o los trinos panojas” compuesto de 273 haikus-senryus-zappais-jiseis. La segunda parte titulada “Luminiscencias gyotaku” tiene 83 tankas-gogyokas. En las dos partes siguientes, la tercera que se titula “Cámara obscura” con diez poemas y la cuarta “Puente místico” con once, son poemas de mayor extensión.  En el poemario sentirás el abrazo entre la espiritualidad-transcendencia oriental y la espiritualidad-transcendencia occidental. De ahí el título que resume el alma del libro, Rinzenmuseum, compuesto por dos palabras, una japonesa Rinzen que significa “despertar súbito” y otra latina Museum que significa “lugar consagrado a las musas”. La contemplación y la meditación son los faros que lo habitan.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

   En la contraportada del mismo se puede leer: “Rinzenmuseum tiene algo de templo, pero también de ágora y oráculo.” Es templo porque en él encontraréis espiritualidad y transcendencia. Es ágora porque en él también hay crítica social y diálogo con la consciencia individual y colectiva del autor y su época. Y también es oráculo porque muestra caminos, puedes encontrar preguntas más que respuestas, y además ofrece al lector sentimientos, emociones, ideas, pensamientos, valores, huellas, miradas… Y es así, como Rinzenmuseum se ha convertido, al menos para mí, en un camino si no místico, sí espiritual, reflexivo y contemplativo y también juguetón que empieza en uno y acaba en la otredad.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

   Leo todo lo que puedo, intento aprender cada día y a veces escribo porque lo necesito. Me remito también a la respuesta de esta misma pregunta en la entrevista que me hiciste en diciembre de 2023 con motivo de la publicación de mi anterior libro Brújula Veleta. Y hoy además la describiría con el siguiente titular: Mi granito de arena. Incluso si alguna vez tuviera unas obras completas no me importaría que este fuera el título elegido en un momento dado.

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

   Suelo leer varios libros a la vez, y de distintos géneros, así cuando me canso de uno descanso en el otro, y viceversa. Últimamente estoy disfrutando de las relecturas que cada día me parecen más necesarias y muy reconfortantes, sobre todo ante el vértigo editorial en el que vivimos, donde los títulos nacen y mueren casi sin darte tiempo a disfrutarlos ni valorarlos debidamente y sin la promoción que debieran tener todos ellos. Es necesario también leer hacia atrás para seguir viviendo-escribiendo hacia adelante. Vivimos una época frenética, editorialmente hablando. Ahora mismo tengo entre manos Árida, el último libro de Antonio Tocornal, Premio Andalucía de la Crítica 2023,  un autor exquisito y extraordinario que tiene una prosa magistral y poética que te transporta al paraíso lector casi transubstancialmente. He leído varios de Antonio, pero elegí este simplemente para que me lo dedicara, me apetecía tener un libro suyo dedicado y como no he podido asistir a ninguna presentación cuando ha venido a Granada, aproveché la oportunidad que me brindó el ofrecimiento que hizo el autor por las redes sociales para hacerme con tan exótica presa literaria. Y en paralelo lector estoy con el último poemario de Gerardo Rodríguez Salas, Los hilos de la infamia, que también lo tengo dedicado. Otro autor que me gusta y además tengo la suerte de conocer y apreciar personalmente. Creo que fue su telaraña lectora exótica woke la que me atrapó, en este caso el libro de Gerardo me eligió a mí. He asistido a su presentación aquí en Guadix y me cautivó el espíritu zeitgeist del libro, su presencia poética y la puesta en escena. Me estoy volviendo un poco fetichista. Debe ser culpa de la edad y las manías que el paso del tiempo nos inocula.

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

   Pues a seguir leyendo y a confiar en las musas y el trabajo, a ver si me bendice el parnaso con alguna nueva sorpresa y sus sabios con alguna buena caricia. Mientras tanto seguiré disfrutando del camino que es la verdadera inspiración y recompensa de esta aventura lectora.

 

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