Háblanos un poco de ti como poeta.
Siento que, como poeta, debo utilizar el poder que tiene la
poesía para sacudirnos, para ofrecer un relato alternativo, más humano, más
crítico, para dar luz a otra realidad. A menudo cuando miro a mi alrededor me
parece encontrar un mundo enfermo, ajeno al dolor de los demás, ajeno a las
terribles desigualdades y a la destrucción y con una sociedad que lo tolera con
su indiferencia, con su silencio, unos medios de comunicación que nos dicen que
han muerto más de 50.000 personas en Gaza, en vez de decir que han sido
asesinadas… y en este sentido, la literatura, como el arte en general me parece
que puede ser una forma de activismo.
¿Qué podemos encontrar en este libro?
Es, sobre todo, un intento de afrontar el pasado con la
necesidad de cuestionarlo para reconstruirlo. Ten en cuenta que este libro
pertenece a ese momento histórico en que nuestra generación afrontaba un cambio
con enorme ilusión: los primeros pasos de la democracia. Los jóvenes estábamos
convencidos de que, en esas circunstancias, seríamos capaces de construir un
mundo mejor y los poetas, y las poetas alzando nuestra silenciada voz femenina,
nos pusimos a ello con nuestros versos. Lamentablemente nuestras ilusiones
enseguida fueron arrolladas por la energía extraordinaria del poder neoliberal
y las feroces leyes del capitalismo.
¿Por qué elegiste ese título?
Trataba de encontrar un espacio en mi entorno, en la vida
próxima, cotidiana, en la que nos movemos y desarrollamos nuestra actividad,
que reflejara esa idea más universal de un mundo -mercado donde todo se compra
y todo se vende. Intentando enfocar este análisis desde la ternura por el ser
humano y sus contradicciones y quizá más específicamente por el ser humano
mujer, me pareció que las “Plaza de abastos” podían representar ese espacio en
mi pequeño mundo.
Por otra parte, a lo largo de toda mi vida las plazas de
abastos me han fascinado, olores, sabores, colores, bullicio y un espacio donde
la mujer desde tiempos inmemoriales ha negociado con poderío. Cuando visito una
ciudad, su plaza de abastos es uno de los primeros lugares que busco, y adoro
esas plazas cuidadas, que ofrecen un placer infinito para cada uno de los
sentidos, como la Boquería de Barcelona o la de Almería… y qué decir de los
mercados de Fez, Estambul…
¿Qué aporta la poesía al mundo?
La poesía no puede cambiar el mundo, pero sí a las personas,
creando conciencia, nombrando el horror, pero también la esperanza, porque
podemos manifestar nuestra solidaridad, porque compartir la poesía puede sanar
un corazón herido poniendo voz al miedo, al desconsuelo, a la dignidad, a la
alegría...
¿Si tuvieras que elegir un título para este poema, cómo lo
llamarías?
No sé si tengo derecho a enmendarle la plana a Julia Uceda,
entre otras cosas porque creo que ella le puso ese título “Hablo de la
infancia” para darnos una pista. Pero si me insistes, creo que le pondría el
título de un poema mío “Equipaje contra el frío” ya que narra unas
circunstancias cuyo recuerdo le ayudarán a vivir y a superar los momentos
difíciles.
Escalera crujiente,
trozo de bosque organizado
por el que ir hasta la cumbre
de aquel desván lleno de sueños,
pájaros silenciosos
que viajan sin ruido.
Sobre ti estaba el premio
cubierto por el polvo
y lo muerto vivía
para mí, en mis ensueños.
Hogar sin sótanos,
todo aquello era hermoso
porque estaba creando su recuerdo;
viviéndote, sentía
que de algún modo ya te recordaba.
Y siempre que te acercas
entre la niebla, oigo
cómo se queja suavemente,
enmohecido por las lluvias,
el pesado cerrojo de una verja.
La del jardín acaso.
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