La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

miércoles, 14 de noviembre de 2018

PLEITO DE ANTÓN EL RAPAZ, ORIUNDO DE LA VILLA DE HUENEXA, por Dori Hernández Montalban


    

    Con las primeras luces del día, confiesa Antón “el rapaz”, ahora vecino de Wadis haberse levantado hoy. Dice haber hecho noche en las caballerizas de su amo don Diego Alonso Aragonés, maestrescuela. Hace larga alabanza por el buen trato que deste recibe y por todas las atenciones que su amo le dispensa, que en buena hora lo encontró y a sus nobles animales con los que duerme; nobles en demasía para tanto villano como anda suelto por ahí. Y a juzgar por cómo mira al alguacil, más parésceme a mí que es a él a quien dedica dichas lindezas.
    No se le conoce oficio alguno, dice ser criado sin amo, pues sirve ocasionalmente a quien bien le place. Que desconoce el motivo por el que se le apresa, pero que es, acaso, por lo de la liebre, que sí, que lo confiesa, que se dedica a cazar liebres y que aquesta última la fue a cazar muy lejos de las tierras del marqués del Zenete pero que la liebre corría tanto y tan apriesa que se metió en sus dominios, pero que otros muchos tienen esta afición y que no se les captura ni sanciona.
   Que puntualmente baja a mercadear a esta muy noble y leal ciudad de Guadix. Y que hoy, muy de mañana, refiere haber hecho trueque con una vieja mujer, a quien todos conocen por aquí como la vieja Lema. Una anciana zarrapastrosa que anda zancajeando por las callejas dentro del recinto amurallado de la ciudad; cargada esta de abalorios, cuentas y frutillas.
   Dice conocerla bien, y que es forzoso que todos la conozcan pues es muy artera en fraguar y ligar asuntos amorosos y en mediar en otros de dudosa índole. Asuntos que nada le competen, pues es en extremo metijona y al decir de muchos, hasta sabe embrujar, y que aún hoy recorre la villa de parte a parte a pesar de su ancianidad. Esta dispone de una amplia clientela a la que poder engatusar.
   Refiere que esta mañana hizo trueque con ella, una buena pieza de caza: una hermosa liebre de largas orejas a cambio de dos celemines de trigo blando, trigo que hizo bendecir en la Iglesia Mayor antes de amasar.
   Al ser interrogado sobre el porqué mandó facer aquello responde que porque la tal Lema, ya le había advertido mucho acerca desto, que ella dijo
    -Y tened presente lo que sale por la boca de vuesa merced, no vayáis a dixir a nadie quién os proporcionó aquete trigo, y si esto facéis ansí, Dios te lo premie, a cambio no diré yo esta boca es mía a cuenta desta liebre que de cierto sé, la robas en tierras del marqués.
       Y como no era la primera vez que abortaba sus malas artes, prefirió curarse en salud y facer bendecir el trigo, que desta manera se ahorraba males mayores. Después dice haber comido deste pan ya horneado, añadiéndole una medida de vino como es su costumbre y quedarse tan plácido y satisfecho que al poco quedó dormido contemplando la luna, chica como la luz de una antorcha, alumbrando su cara, hora si, hora no, según la negrura o la largura de la nube viajera que la traspasara.
     Que recuerda le golpearon y después se vio preso. Y que aquí lo truxo el aguacil en mala hora.
     Jura y perjura no haber tenido tratos con el maligno. Jura no conocer otro nombre que el de Antón, pues es ansí  como lo han llamado desde rapaz, aunque más le place el de “rapaz”, pues de aquesta manera lo llaman todos.
  Declara vivir a la intemperie desde que se conoce, merodeando por lugares con otros hideputa. Confiesa haber pasado la mayor parte de su vida herido y maltrecho, abandonado de su parentela a los que no conoce. Y que pasar la vida entre sangrías y purgas no es plato de buen gusto para ningún cristiano. Tanto es ansí que dice haber estado a punto de morir a causa de unas malas calenturas. Y que si está vivo es gracias a un accidentado chapuzón que dio en la fuente que mana en las eras de San Antón.  Aguas estas que según el hablilla del común, curan calenturas y tercianas.
    Después desto, declara que lo acogió en su casa un tal maese barbero hasta que halló mejoría. Y de seguido, no teniendo a dónde ir, todo fue sobrevivir de lo que sobraba a los charlatanes, vagabundos, y otras gentes de mal vivir y peor folgar.
   Refiere también haber sido alojado por un viejo santiguador que en mala hora fuera y le parta un rayo donde se halle pues esto le causó harto daño. Y que si no creen ustedes lo que dice, pueden vuesas mercedes llamar a aqueste su amo de ahora, don Diego Alonso Aragonés que aqueste dará cuenta y razón de su persona.
      Aquesto se consideró por este tribunal y así se fizo, quedando todo aclarado, y satisfecha la cantidad de dineros que valía la liebre al administrador el marqués.

            En la ciudad de  Wadis, a 20 de febrero de 1523.


1 comentario:

  1. Me encantan estos relatos, nos da la visión de la vida tan dura que se vivía , gracias una vez más por compartir estas maravillosas historias Carmen!!!!!

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