Con las primeras luces del día, me
encontré en aquel sendero, con los pies descalzos y el cuerpo aterido por el
frío de la noche… Vagaba en soledad, no sabía desde hacía cuánto. Miraba de
cuando en cuando las nubes, que viajaban deprisa por encima de mi cabeza; unas
veces en sentido contrario, y otras, al compás de mi marcha. Intentaba recordar
de dónde venía, quién era… Pero mi mente no podía responder.
En mi memoria solo aparece a veces un rostro de mujer, con ojos negros y redondos
y el pelo castaño lleno de ondas… Me coge en brazos y me canta.
Desde hace tiempo solo escucho voces a
mi alrededor, pero no comprendo qué me dicen. Hablan un idioma diferente al mío.
Y cuando yo intento comunicarme con ellos, solo se ríen e intentan imitarme.
Esa gente extraña me sonríe y me acaricia… Pero no sé quiénes son. Por eso me he
ido.
Y ahora estoy aquí. Solo… Perdido.
¿Qué podía hacer?
Seguiré caminando. Espero encontrar a
esa mujer que se aparece en mis recuerdos.
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