Tu amor es tan piadoso
como un beso en la frente.
Y así pasan los días,
yo sintiendo mis manos
huérfanas de tu cuerpo,
tú naufragio entre sombras
de silencio y olvido.
La pasión agoniza
al filo de la noche.
En la oquedad desierta
de tu ocaso,
se rompió el espejismo
que abrías ante mis ojos.
La piel está deshecha
presa de una calima,
efluvio incandescente,
de la hoguera del sueño;
y se mueren mis labios
a mitad de camino
de tu boca,
Bajo la sombra en flor
de tu distancia,
está dormido el tiempo.
¡Qué lejos de mi alma!
¡Qué cerca del recuerdo!
En el alba imposible
de tu ausencia,
bajo la oscuridad
más absoluta
aún te sigo esperando;
prisionera por siempre
de este miedo a morir
sin que el deseo
cure su llaga viva
de amor insatisfecho
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