Cuando leo un
poemario, me dejo llevar por la palabra, lo que me quiera contar, en segunda
lectura atisbo conexiones agazapadas, que encuentra la manera de salir, esa
sutil sincronía cobra sentido en "Palabras como vértebras" desde lo
personal, se abre paso hacia la piel que zurce un corazón que sacude el dolor
de los días. Mientras el buzón del tiempo acapara, trashumancias, sapos
croando, tierra y regaliz, todo por un óvalo de luna, y pétalos que caen por el
camino,
donde las
margaritas soportan el dilema.
De costuras y
pespuntes la memoria infantil, nexo materno que hilamos en nuestros versos.
Cada poema, a
veces solo un verso, el instante preciso en que el jazmín se mece entre la
hierba, y el silencio es un grito de horizontes presos, entonces sin prisa, se
cosera por el llanto de la vida, por honrarla, por un tropel de palabras
susurradas, por las mismas grietas de la vida, donde todo el invierno cabe en
tus ojos.
De seguro que
una lectura en tiempo futuro, me traerá, algún que otro mar desconocido, un porvenir
de fados, equivalencia de universos que conectan sin más.
Pensar de otra
manera , no me nace,
cuando el verso
se muestra, el trance lo es todo.
De una lectora
que siente.
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