No sabía si reír o llorar.
¡Qué incógnita!
Solo la luna,
en su verdad tantea.
Tantea la risa,
la risa que es
violenta,
la risa que es gozo y apariencia.
No sabía si reír o
llorar.
Llorar como la tormenta,
a veces asusta cuando
pasa
por los montes o pasa a través
del espejo.
Pasa violenta, como la risa,
en un mar plateado de sombras.
No es un lecho que el hombre
sabe certeramente gozar,
gozar sin causa.
No es el pasado, o la niñez,
adolescencia cautiva
en el sepelio de la arruga.
No sabía, sin tenderse a solas,
la muerte lúcida,
reír o llorar.
¿Quién lo sabe?
¿Quién acusa?
Solo la noche.
La noche que es densa,
alargada, inmóvil y sedienta.
La noche que es amante, es señora,
es violenta.
La noche con dos
lenguas
que pasa y pasa.
Pasa violenta, como la risa,
en un mar plateado de sombras.
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