Niego todas las caricias
que proporciona tu
aliento,
con sabor a fuego lento,
y de unas manos
ficticias.
Si de ello me beneficias
regalándome pasión,
te cedo mi corazón
tan sólo por un instante,
lo que dure un sueño
errante
creando en mí, vocación.
Regalos de bruma y brisa
y de sonrisa presente,
ya se vive en el ambiente
la permanente sonrisa,
vestida de terciopelo,
y por sombrero, el cielo,
se siente entre la
lavanda
y también por el romero.
En la creencia existente
y entre mi pelo, anida,
te cobijo en acogida,
en mí te quedas presente.
Te vuelves tan resistente
y dada la situación,
lucho con la indecisión,
si estás o te desvaneces,
si marchas o permaneces,
doy la mano a la ilusión.
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