Querido Dieter:
No pienses que te guardo rencor porque me hayas echado a un lado. No es eso. Lo que estoy es consternada por el desarrollo de los hechos. ¡Nunca hubiera imaginado que ocurriría algo así! Tantos años de convivencia y ha tenido que ser Zaida, nuestra querida Zaida, la que se haya interpuesto en nuestro camino, aun hoy me parece imposible, pero esta mañana un nuevo golpe de realidad tuyo me ha vuelto a noquear. Sí. La noticia. Esa noticia lateral con vuestra fotografía en la que declarabas tu amor por ella y tus deseos de contraer matrimonio. Al principio me sonrojé, después me entró como una risa histérica, y al final he caído en el llanto profundo, en el hipar sin consuelo… Siempre he estado a tu lado en la ventura y en la desgracia, nos hemos abrazado, acariciado y en el lecho he hecho todo lo que intuía que deseabas, no me avergüenzo, no, no me avergüenzo de reconocer que me comporté como una perra, lo hice por ti, por mí, por nosotros… ¡Y cómo podía imaginar lo que tu insatisfacción podría depararnos! Te he visto en el diario, os he visto, te he visto abrazando a Zaida, proclamándole públicamente tu amor y reclamando cualquier solución factible para vuestro matrimonio… Ahora no puedo salir a la calle, no puedo resistir miradas fijas y sonrisas, unas disimuladas, otras no, no puedo enfrentarme al mundo, sabiendo que el mundo ahora sabe que, aun habiendo sido en momentos una perra para ti, por ti, he sido abandonada como un perro. No quisiste tener hijos, por eso apareció Zaida en nuestras vidas, vuestra relación, además de enfermiza, podría tildarse de un incesto. Ella era una más de la familia, llevaba conviviendo con nosotros más de seis años… No, no tengo celos de ella. No. Tengo autocompasión por mí, me siento tan pingajo que hasta un animal me puede superar… Y tengo pena por ti, porque no puedo evitar pensar que debes estar loco… ¡Loco!... No sé si para bien o para mal. Loco por poder enamorarte de una perra perra, o loco, en verdad, de amor por ella… No lo sé, sólo sé que tu actitud de proclamarlo públicamente me ha destrozado lo que me quede de –no puedo evitar el término- perra vida…
¡Adiós para siempre, adiós!
(O quizá debiera despedirme con un ¡guau!, no es broma, es que realmente ya ni lo sé. Me he quedado sin familia, sin marido y sin mascota. ¡Pobre Zaida! Con otra hubiese dicho: ¡menuda lagarta!, pero ella es una pastor alemán adorable… Y ahora tu prometida públicamente.)
Hildegard
[Basado en una noticia aparecida en el periódico alemán “Süddeutsche Zeitung” el 28/11/1992]
Muy bueno...un abrazo de azpeitia
ResponderEliminarBuenísimo!, mantiene la expectación hasta el desenlace final que intuyes, pero sigues leyendo con mucho interés. Bravo Javier, te superas en cada entrega!
ResponderEliminarDonde dice 1992, debe decir 2012
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