La Oruga Azul.
viernes, 16 de febrero de 2024
AHORATELEO, revista literaria. Número 5. febrero de 2024.
Entrevista a Salvador Perpiñá, autor de "Koniec".
Háblanos un poco de ti.
Entrevista a Angélica Morales, autora de "La casa de los hilos rotos".
Háblanos un poco de ti.
Nací en Teruel pero soy oscense de
adopción. Me considero artista porque la creatividad forma parte de mí vida,
una herramienta con la que me enfrento al mundo. Desde niña he escrito y he
actuado, digamos que el arte corre por mis venas. No he tenido una infancia
feliz y supongo que lo que hago es escribir una y otra vez mis heridas, buscar
de alguna manera la luz. Soy poeta, narradora y directora teatral. Soy zurda y
disléxica, así que siempre he tenido que esforzarme el doble para entender las
cosas. Sin embargo esa peculiaridad me ha conducido a explorar otros ángulos
dentro de mi pensamiento, una manera muy peculiar de ver lo que me rodea. Me
atraen las costuras, lo invisible, los silencios que gritan. Me apasiona lo
viejo, lo que nos cruje dentro del pecho, los laberintos que se esconden en
nuestra sangre, esos recuerdos que se quedan tapiados en una ventana donde la
vida ha dejado de pasar. Me emocionan las mujeres solas, las tejedoras de
sueños, las niñas heridas.
Creo que escribo lo imperfecto, esa
belleza frágil pero que al mismo tiempo resiste.
¿Qué podemos encontrar entre las páginas de La casa de los hilos rotos?
Por encima de todo la historia de
Otti Berger, una pionera, la diseñadora textil más destacada de la Bauhaus.
Durante la novela podremos conocer su vida, sus amores, su trabajo artístico,
su paso por una de las escuelas de arte más vanguardista de Alemania antes de
la Segunda Guerra Mundial. Viajaremos por la Europa de entre guerras.
Conoceremos artistas olvidadas, la amistad entre Otika y Mercé Ribó. Hay
secretos de familia, amores imposibles y mucho arte.
En la verdad. Está escrita con el
corazón. Me he documentado mucho con respecto al contexto histórico y la
escuela de la Bauhaus está muy vivida, es decir, he intentado plasmar su
espíritu libre, vanguardista, absolutamente innovador. No había mucho material
biográfico de Otti Berger y he tenido que inventar su vida en muchos momentos,
pero eso me ha permitido conocerla mejor, he podido parirla, he recorrido todos
los caminos y penas de su vida hasta el momento de su muerte. Con la novela he
intentado hacer justicia, he sacado de las sombras la historia de una mujer
artista enterrada en la desmemoria. Así que su escritura para mí ha sido un
acto de justicia y de amor infinito. Por otra parte he ideado una compañera de viaje para Otika, Mercé
Ribó, una burguesa catalana que se convertirá en discípula y fiel amiga. La
fuerza de la novela radica en el deseo
de las protagonistas de ser fieles a ellas mismas, de buscar su camino, en el
arte y en la vida aunque ello tenga consecuencias terribles. También hay una necesidad
de sanar heridas en el caso de Mercé Ribó y su historia paralela. Es una novela
de búsqueda, de arte y de amor.
¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera
publicación hasta esta última?
Un escritor nunca llega a ser
escritor porque siempre anda escribiéndose en el camino, aprendiendo a hacer
mejor su oficio. Le lectura nos abre puestas, nos da herramientas, nos alimenta
y enriquece para que luego, como escritores, podamos crecer en cada página en
blanco. No concibo mi vida sin leer y tampoco sin escribir. Cuando empecé creía
que lo sabía todo. Luego tuve un tiempo en que desesperé porque no sabía nada.
Lo importante para mí en este mundo es darme cuenta de que no importa la meta
sino el camino. Y ese camino de la escritura debe ser placentero. Mi intención
es poco a poco ir encontrando mi impulso creativo, mi voz, y no juzgarme. Creo
que escribir es fracasar constantemente y tener el deseo de volver a escribir
para fracasar de nuevo. Aún sigo pensando que no he escrito mi mejor obra. La
poesía me enseñó a ser libre dentro del poema y dentro de una novela. Escribo
fundamentalmente para emocionarme y para emocionar a los lectores.
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
Acabo de terminar la lectura de
“Tesis sobre una domesticación” de la escritora argentina Camila Sosa. Es el
segundo libro que leo de ella porque me apasiona su forma de escribir, es
brutal, fresca, provocadora y verdadera. Me hiere. Y eso es lo único que le
pido a un autor cuando elijo un libro, que
me que hiera, que me duela, que no me deje indiferente, que me pellizque el
alma y me den muchas ganas de escribir para superar eso tan maravilloso que he
leído.
Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?
Yo nunca dejo de escribir. Estoy
trabajando en mi segunda novela pero aún no puedo adelantar nada. Solo diré que
de nuevo hay mujeres heridas y de nuevo las emociones nos van a abrazar, tanto
y muy fuerte.
Entrevista a Rafaela Hames Castillo, autora de "El alma de la rosa"
Háblanos un poco de ti.
¿Qué podemos encontrar entre las
páginas de El alma de la rosa?
El alma de la rosa, se publicó en
la primavera del pasado año en la Colección Manantial de Poesía del
Ayuntamiento de Priego de Córdoba, es el último de los nueve títulos de mi
autoría que hasta ahora han visto la luz y quizás el que alberga un contenido
netamente más duro. Es un libro dedicado a muy diversos aspectos del
sufrimiento y por tanto a esas vivencias de las que todo el mundo huye. Podemos
encontrar entre sus páginas diversos perfiles humanos que viven sus
particulares derrotas. En él se cuestiona la amabilidad de la vida pasando por
la enfermedad hasta el rechazo a la muerte. Se reflexiona también sobre la
andadura del ser humano que habita en las sociedades modernas y a su vez sobre
la andadura del tiempo como transformador de la materia; también la muerte,
como condición inherente a la vida, tiene en esta obra una parcela que la
dignifica pese a la frecuencia con que se ve rehusada.
¿En qué ingrediente reside la
fuerza de este libro?
Pienso que es precisamente en la intensidad
con que se experimentan las vivencias anteriormente expresadas y a cuanto de
catártico tiene su contenido.
¿Cómo describirías tu trayectoria
de escritor desde la primera publicación hasta esta última?
Como uno de los mejores factores
que conforman mi vida. Decir que escribes pero que no aspiras a publicar es
absurdo: si alguien emprende un proceso de comunicación es porque existe la
voluntad de que éste se complete en su contrapartida, es decir, que haya un
receptor. Muchas veces somos nosotros mismos los destinatarios de ese mensaje
porque tratamos de explicarnos los misterios que encierra todo cuanto
percibimos, es por este motivo que lo considero como una de los mejores
ingredientes que me conforman, publique más o publique menos. Este recorrido me
ha brindado la oportunidad de crear lazos de amistad y de hondo afecto, de
conocer la obra magnífica de muchas y muchos autores, así como su universo
creativo, mantener conversaciones de lo más interesantes, desarrollar un
crecimiento estético, nutrir esa inquietud por el descubrimiento que nos puebla
y, ha favorecido, esto es muy
importante, que cultive y alimente mi identidad creadora porque el mundo, la
vida, sin un ápice de creatividad debe ser algo muy opaco; finalmente, añadir
que también he ido validando el espíritu crítico.
El balcón en invierno y, en
consecuencia, El huerto de Emerson, de Luis Landero.
¿Por qué lo elegiste?
Por la sugerente fascinación que
encuentro en la prosa de ambas obras donde todo, a pesar de la posible
nostalgia que pueda aparejarse a la rememoración de los tiempos pasados, cobra
una vitalidad inusitada rebosante de poesía, orden, armonía y gracia. Son dos
obras como muchas otras, verdaderamente sanadoras.
Y ahora qué, ¿algún nuevo
proyecto?
Siempre hay nuevos proyectos pues
la poesía que reside no sólo en los poemas, es sustento fundamental para que la
vida sea aún más grata: Lecturas, música, naturaleza (que jamás falten) y cuando
es posible, debido a las muchas tareas con que el día a día nos obsequia, dar
forma y cohesión a nuevos títulos sin prisa y disfrutando de la pausa.
Entrevista a Juan Manuel Gámez Baena, autor de "Ahora que lo pienso"
Háblanos un poco de ti.
El dedo en la llaga de un jardín herido, por Carmen Hernández Montalbán.
El
tema medioambiental está cobrando fuerza en la literatura actual. Los efectos
del cambio climático son ya una realidad palpable; especialmente los del
calentamiento global del planeta. Esta realidad nos lleva a una reflexión no
exenta de grandes niveles de frustración al ver cómo las políticas en materia
de medioambiente a nivel internacional no son lo suficientemente contundentes
para abordar de una vez por todas el problema. El jardín herido, la novela de Rafael Ruiz Pleguezuelos que obtuvo
el XXXIX Premio Jaén de Novela, es un ejemplo de esa inquietud por el medio
ambiente. Pero, además, sabe plantear el tema con gran creatividad y pericia.
Mónica,
la protagonista de la novela, es una mujer joven que vive en Madrid y que se
dedica al negocio de las flores junto con su socio, Javi. Lo que comienza como
una ilusión, la floristería Florarium, paulatinamente se va transformando en hastío
al considerar la naturaleza artificial e industrial de algo que paradójicamente
alude a la vida. Y es que, por cada flor cortada, se emite a la atmósfera tres
kilos de CO2, aparte del impacto que causa al medio ambiente su transporte. Su
inquietud por el asunto la lleva a acudir a reuniones de grupos ecologistas en
los que únicamente se habla del tema sin hacer nada. Su protesta en una de
estas asambleas la conduce a contactar con un grupo radical que promueve
acciones de impacto.
La
importancia de esta novela, fuera de su vertiente crítica ecologista, está en la
singularidad con la que el autor ha estructurado su obra, atendiendo a la
naturaleza evocadora de las flores y su campo semántico. Cada capítulo es como
una piedra arrojada a un estanque en el que sus ondas nos amplían el sentido, a
veces metafórico, de los títulos. En ella, Rafael nos sumerge en el lenguaje de
las flores: aquella forma de comunicación criptológica de la época victoriana
en la que los diferentes tipos de flores y sus colores tenían un mensaje
simbólico que expresaba un sentimiento, una emoción, etc.
La
metaliteratura también está presente en la obra, porque en ella se explora la
presencia de las flores en la obra de Federico García Lorca. En este capítulo
que él titula atinadamente “Flores en las fosas”, además de introducirnos en la
obra excepcional del poeta granadino, nos advierte del uso político que se ha
estado realizando con la figura del poeta, asesinado en los primeros días de la
Guerra Civil española; cuando tal vez se debería haber incidido más en la
grandeza de su talento y en la pérdida que ha supuesto su temprana muerte para
la literatura española.
Es
formidable la capacidad de Pleguezuelos para estimular el debate en esta
novela, construida de manera tan magistral e inteligente.
Con
el capítulo “Perder la flor” se analiza el sentido machista de la expresión que
ha hecho poca justicia a las mujeres a lo largo de la historia: abrazar al mundo ha significado para la
hembra, durante demasiado tiempo, caminar hacia la desgracia, dar pasos de
suicida, dice el autor.
Esta
es una novela sembrada de reflexiones para el lector que hacen del ejercicio de
la lectura una delicia y hace poner en marcha su capacidad crítica, cualidad
escasa en los tiempos que corren, abrumados como estamos por la explosión de la
información y sometidos por la manipulación de los medios de comunicación.
Presentación del poemario "Cosmogonía del caos", por Rosa Berbel.
¿Qué puede hacer la poesía ante la destrucción de nuestro
mundo? Diría que esta es la gran pregunta estética y política a la que nos
asomamos en el siglo XXI. En el contexto de la crisis climática, ante fenómenos
como la destrucción de los territorios, la pérdida de la biodiversidad o el
calentamiento global, la poesía se presenta como una observadora lúcida de lo
que está aconteciendo, pero también, y lo que quizá sea más importante, en un
disparador para la imaginación de otros mundos posibles, más sostenibles y
justos. De esta encrucijada, que nos ocupa como artistas y como ciudadanos, es
de la que se hace cargo este último poemario de Carmen Hernández Montalbán. Un
libro de absoluta oportunidad, que combina la aspiración política con el vuelo
poético, dos virtudes que no siempre van de la mano.
La poesía ecológica, un género literario que ha cobrado
relevancia en las últimas décadas, surge como respuesta a la creciente
conciencia de la crisis medioambiental y la necesidad de expresar la relación
entre lo humano y lo no humano. Sus orígenes se remontan a movimientos
literarios del siglo XX, cuando los poetas comienzan a explorar la intersección
entre la ecología y la expresión artística.
Aunque la ecopoesía surge aparejada a la progresiva
consolidación del ecologismo como movimiento político articulado, lo cierto es
que no viene de la nada. Hay una tradición larga en la relación entre poesía y
naturaleza: la poesía ecológica germina en movimientos literarios precedentes,
como el Romanticismo. Digamos que hay un momento en el que se produce la
transición entre la poesía romántica y lo que hoy ya consideramos netamente
como poesía ecológica, marco dentro del cual este libro parece integrarse.
Cosmología del caos se abre con una cita elocuente de Thomas
Berry, significativa a propósito de lo anterior: “El mundo natural es la
comunidad sagrada más grande a la que pertenecemos. Dañar esta comunidad es
disminuir nuestra propia humanidad”. En ella se apuntan ya algunas palabras
clave que funcionan como sostén de la poesía ecológica en general y de este
libro en particular: la naturaleza, la idea de comunidad, la humanidad y lo que
queda fuera de ella. El libro se estructura en tres partes, bien diferenciadas
entre sí pero que contribuyen a un libro orgánico: Cogito ergo sum (Pienso,
luego existo); In medio virtus (En el equilibrio está la virtud); y Alea
iacta est (La suerte está echada). Tres máximas latinas que componen un
tríptico en el que lo humano se pone en cuestión (¿qué nos separa del resto de
las especies?), se representa el desequilibrio, y se asume, aunque con cierta
rebeldía, que nuestro mundo está al borde del colapso, o directamente en el
colapso mismo, por causas además bien identificables, causas materiales y sistémicas.
A lo largo de estas tres secciones, se suceden las
reflexiones acerca de la creación, se intenta nombrar la realidad de otras
formas, se pone en crisis el sujeto humano que habla en los poemas, y, en suma,
se aborda el presente no desde la urgencia, como podría parecer, sino desde la reflexión
pausada. Estamos ante una escritura depurada, pulida, que no renuncia a la
belleza y a la altura intelectual a pesar de estar escrito en un marco de
extrema incertidumbre y de quiebre radical de las expectativas.
Este poemario de Carmen Hernández Montalbán no solo se
erige como una respuesta poética a la crisis medioambiental, sino que, como
hace toda buena poesía, genera infinidad de interrogantes nuevos. Jugando con
la tradición de la ecopoesía, pero al mismo tiempo proponiendo nuevos caminos, Carmen
nos invita a explorar otros futuros.
Reseña a la novela "La nieta" de Bernhard Schlink, de José Luis Raya Pérez.
Para educar es mucho mejor hacerlo con miel y no con hiel.
Estamos asistiendo en nuestro país a una confrontación tan tensa como no recordaba desde la transición. Esto se debe, ni más ni menos, le guste o no, a una polarización tan extrema que el centro, donde residía cómodamente la moderación, ha quedado despoblado. Los pocos que habitábamos por esos lares, hemos sido desmembrados desde los exaltados credos, que tiraban con ímpetu de nuestras extremidades diestras y siniestras. Los pocos que hemos podido sobrevivir al envite, deambulamos atolondrados pero aún seguimos en pie.
Hay que admirar al protagonista de “La nieta” de Bernhard Schlink, editorial Anagrama, por recuperar a un personaje, que tarda en aparecer en la novela, de las garras del nazismo. Me gusta iniciar esta reflexión in media res para poder desentrañar su mensaje. En los años 60 Birgit huyó por amor de la RDA para reunirse en el Oeste con su amado Kaspar. El autor realiza un magnético alarde narrativo de aquella confrontación ideológica, tan extrema que se creó un muro (¿les suena?), el Muro de Berlín. Ahora se está hablando de “muro” o de grieta argentina.
El inicio de la novela es brutal (palabra de moda) al descubrir Kaspar el suicidio de su amada Birgit, la cual deja una suerte de diario o manuscritos póstumos que servirán para que su amante abatido desentrañe su oscuro pasado. Para ello se marcha a la antigua Alemania del Este para indagar en aquello que quedó interrumpido. Descubre que tenía una hija que se sumergió en la ideología nazi y se casó con un fanático del Tercer Reich. Estos tienen una hija a la que Kaspar podría considerar que es su nieta o una suerte de nietastra.
Esta niña ha sido educada (adoctrinada) en la extremísima ideología nazi. El protagonista considera que debe arrancarla de las fauces de esa barbarie que la va a condenar. Así que mediante ciertas artimañas consigue atraerla hacia su mundo (después de la caída del muro obviamente) para abrirle los ojos y que salga de esa ciega espiral de fanatismo. Evidentemente, la lectura te invita a reflexionar en cada momento, como el hecho de que dentro de aquella extremísima izquierda comunista hubiera convivido un nazismo auténtico dentro de unas burbujas o colonias dispersas por los campos del Este, como si estuvieran retroalimentándose.
El “abuelastro” (entre comillas) se dedica a educarla en la libertad a través de la cultura: libros, música y exposiciones. La niña-adolescente, cultísima para su edad, ya venía aleccionada y educada desde su aldea nazi. Los días o fines de semana que Kaspar logra estar con ella, se propone como objetivo, poco a poco, expulsar de su cabeza todo el racismo acumulado en la cabecita de su nieta.
La Literatura también nos puede servir, no solo para entretenernos, sino también para aprender y reflexionar. Son innumerables las referencias a autores o alusiones literarias o melómanas. Schlink tiene la habilidad para que el lector vaya absorbiendo las referencias al mismo paso que su nieta. Hay muchas personas que aún consideran a los migrantes un peligro per se. Pues bien, debería ser lectura obligada para educar en valores: la paz, el respeto y la tolerancia.
Es imposible no recordar aquella magistral película “La vida de los otros”, donde se contaba el control de la Stasi sobre la vida cultural e intelectual. Como a mí me gusta planteármelo todo, ¿no está haciendo lo mismo Kaspar? La respuesta es no. La Stasi prohibía y censuraba. Kaspar le ofrecía a su nieta otras visiones para que pudiera contrastar.
Esta es el quid de la historia: el individuo debe tener la libertad de elegir cuando se le ofrezcan todas las visiones posibles de la realidad. El bien o el mal no son relativos o aleatorios, como tampoco lo son el dolor o la muerte frente a la vida, el amor o la felicidad. En ningún momento Kaspar censuró o regañó a su nieta, sino que la educó desde el amor, el respeto y la moderación. No podemos extirpar un tipo de odio para inocular otro. No se trataba de que la niña terminara odiando a sus padres porque estaríamos, de alguna manera, en las mismas.
He de puntualizar, como filólogo, que he hallado numerosos errores de traducción, esto es, gramaticales: loísmos y leísmos. O de estilo como la excesiva repetición semántica: “cuando salió ya llovía y seguía lloviendo mientras dormía, cuando despertó seguía lloviendo”. Sin duda, podría ser un recurso expresivo, pero he encontrado bastantes al respecto que a mí personalmente no me gustan. “Lo (le) invadió un obstinado orgullo por su amor a Birgit”. Por ello soy más propenso a leer autores en castellano y no precisamente traducidos porque es el traductor el que puede ser tan importante como el autor, ya que puede descuartizar un texto o mantener su pureza literaria. No deseo mencionar al mismo pues, al consultar por internet, descubro que ha obtenido algún premio por su trabajo, lo cual ha impelido que mi sonrojo sea aún mayor.
Por ello, invito a la lectura de esta obra, especialmente en los colegios, institutos o universidades, pues estoy comprobando cómo hay un torrente de jóvenes que se están posicionando en la extrema derecha/izquierda, retroalimentándose y subsistiendo mutuamente con sus improperios y radicalismos. Solo el amor, la paciencia y la educación en valores, en el respeto, la libertad y la tolerancia, desde una postura moderada, nos ayudará a construir una sociedad más próspera y equilibrada. Yo sigo en mi acertada y ponderada social democracia de la que no pienso prescindir. Si respondemos a una provocación con un exabrupto, ya la hemos liado.
Así que vamos todos a leer para que el año 2024 vivamos en paz y armonía. ¡Ah! Y no se deje aleccionar. Piense por usted mismo y contraste. Haga uso de su libertad sin que nadie le dirija.
Y manténgase alerta y alejado de todos aquellos que viven del odio.
Reseña al poemario "Cosmogonía del Caos", por Antonio Rafael Parrilla Muñoz
He tenido la gran suerte de poder leer el poemario de Carmen Hernández Montalbán, titulado Cosmogonía del Caos. Solo deciros la positiva y grata satisfacción que he experimentado tras su lectura; la recomiendo. Pido disculpas si me paso en extensión al hacer el comentario que seguidamente os dejo; pero es debido a mi actual situación de estudiante en primer grado de la Filosofía, y también mi gran amor hacia la poesía en verso o en prosa.
“Mira esa galaxia, es un haz de polvo, partículas o planetas en suspensión, un mundo minúsculo, sorprendido accidentalmente por la luz.
¿Es la luz, acaso, la clave de todo?”
El dicho antiguo decía. - “la buena esencia se presenta en frasco pequeño”, también las esmeraldas o los diamantes suelen tener gran valor…, algo así sucede con este trabajo creativo de nuestra paisana Carmen Hernández Montalbán Cosmogonía del Caos: que la autora nos presenta, en forma de poemario; unos versos cortos, como dardos, con un contenido filosófico unas veces; otras como denuncia o desgarrador grito de repulsa hacia el actual deterioro al que se enfrenta el ser humano, producto, como bien nos muestra Carmen, la autora, del desvío o estancamiento de nuestra sociedad. Cada verso que nos presenta Carmen, en sus tres partes fundamentales: a saber. - La Razón, parafraseando al filósofo Descartes, “Cogito ergo sum”; La Virtud, la referencia a la Naturaleza y una parte de ella, el hombre; sobre este asunto el gran maestro Aristóteles en su libro Ética a Nicómaco hace referencia a los fantásticos y bellos versos empleados por nuestra poetisa accitana; - La Acción, la Voluntad humana, “Alea iacta es”, dicho por Julio Cesar y creador de la Julia Gemela (legión bajo su mando). Estos versos de Carmen, repito: representan una preciosa selección de gemas valiosas para leer y releer; para estudiar su profundo contenido y en definitiva filosofar con ellas y una por una…, sobre todos para entonar el “mea culpa” puesto que no tienen desperdicio…” Lo que un día se nos dio como regalo y que tratamos con tanto desprecio…Quién nos salvará de este fracaso?"
¡Colosal!, Carmen, ¡magnifico! y ¡colosal poemario!
El poemario de Carmen ha marcado un antes y un después en su vida de escritora; también ha incidido, ya, y para siempre, en la vida cultural y poética accitana. Ha puesto en ebullición a nuestra querida ciudad de Guadix impidiendo su entrada en el letargo y la tediosa monotonía. Nuestra poetisa ha abierto de par en par una ventana, mirando por ella hacia el conocimiento universal; conexionado la Julia Gemela Acci, a través de ella, con nuestra cercana Elvira.
No se trata de un libro más; se trata de un libro genuino y muy original
En lo filosófico las teorías Kantianas; han puesto en ebullición y actualizado el amor por la ciencia y la Filosofía. - Carmen, nuestra poetisa, ha dado pasos, con sus versos, a la energía, para que fluya de inmediato; para todo el que lea su libro, “despacito y con amor”.
Pienso que, la tierra y en el caso que nos ocupa; nuestra arcilla de Guadix; depositada durante millones de años en el lecho marino y en las entrañas de este mar interior; ha prestado unas características especiales a sus habitantes
He leído su libro con atención, despacio y con amor…, y fruto de algunas reflexiones; me he preguntado ¿si Odiseo sufrió tanto o más a la llegada a su adorada Ítaca?, que cuando ¿luchó en Troya? o ¿posteriormente cuando vagó por la mar océano?
La tierra y en el caso que nos ocupa; nuestra arcilla, depositada en millones de años en el fondo de un mar interior, origen de nuestro Guadix; ha prestado unas características especiales a sus habitantes y Carmen, nuestra querida poetisa, al parecer, ha recibido una buena dosis de esa arcilla creadora y se ha contagiado del duende que habita en sus entrañas.
EPILOGO:
Cosmogonía del Caos es un libro de sabiduría que, al igual que, el libro Los elementos de Euclides aunque se perdiese su original, con el paso de los años…, empapará todas las mentes de aquellos que tengan la suerte de leer sus versos y reflexiones; inundando sus mentes. Es una alerta al ser humano sobre el juego peligroso que, actualmente nos sitúa a la deriva y al margen de la Naturaleza.
Entrevista a Dori Hernández Montalbán, autora de "Sobrevivir en la fragilidad".
Háblanos un poco de
ti.
Esta pregunta tiene un amplio campo para responder…, pero me atengo al momento en que se formula que es con motivo de la publicación de mi libro: Sobrevivir en la fragilidad, se podría decir que soy una mujer con inquietudes artísticas, alguien que aspira a seguir creciendo no sólo en el aspecto artístico-poético sino como ser humano. Una persona que cree más en los hechos que en las buenas razones. Me gusta la utopía porque me ayuda a caminar. No soporto la injusticia ni el abuso de poder. Supongo que venimos al mundo por y para algo, y en mi caso estoy segura que no vine a pilotar aviones – risas-.
¿Qué podemos
encontrar entre las páginas de Sobrevivir
en la fragilidad?
Cada lector encontrará algo distinto. Los libros no los escribe únicamente el autor o la autora, sino el lector de manera figurada, al leerlo lo transforma al darle un nuevo significado.
El título ya es bastante sugerente ¿Qué somos sino supervivientes? La acción misma de escribir es un acto de supervivencia y de resistencia ante las situaciones y circunstancias. Al menos en esta ocasión así me lo propuse porque la mirada se despliega tanto en derredor como hacia el interior de la voz poética, en éste sentido.
Vamos a encontrar “prosemas”, un valiente ejercicio del poema largo y no porque ese haya sido mi propósito, sino que la escritura ha ido derivando en ello. Un firme deseo de plasmar la belleza a través del lenguaje…
Aunque únicamente se hubiera conseguido una especie de manual de supervivencia poético ya hubiera merecido la pena. Un intento al menos de nombrar el mundo, la belleza. También hay verdad, honestidad.
¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?
Una de las características o propósito que me resulta más interesante es la indagación, la introspección que la voz poética realiza sobre la fragilidad, al reconocerse un ser frágil, vulnerable y el firme convencimiento de que el lenguaje no basta para explicarse y explicar la vida y la belleza que en ella reside. Y aún siendo así no darnos por vencidos.
Algún lector ha encontrado también ecos de –la rosa- juanramoniana.
Al fin y al cabo el lenguaje es un invento, una cualidad del ser humano para comunicar la emoción que es lo que lo distingue de los demás animales.
¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera
publicación hasta la última?
Una trayectoria quebrada, discontinua, desigual…, -risas-comencé a escribir en la adolescencia. La escritura fue antes que mis intereses por la interpretación, antes que el teatro, la pintura, etc. Pero publiqué ya tarde, cuentos, relatos y después Cuaderno de los iceberg; un poemario más en sintonía con el aforismo. Después Los sueños del náufrago, relatos y prosa poética. Soy una poeta más bien lenta en cuanto a presentar trabajos. Pero el silencio también es un lenguaje y los mudos también se expresan ¿no?
¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
Mañana y tarde de Jon Fosse. Lo elegí porque es un autor que también es dramaturgo, Premio Nobel de literatura 2023 y me interesa mucho como autor teatral, poeta y novelista.
¿Y ahora qué? ¿Algún nuevo proyecto?
Ahora lo más inmediato es recuperarme de mi fractura de tobillo, –risas- siembre tengo un nuevo proyecto en mente, en mi caso varios y de variada índole artística. Pero los proyectos son eso, castillos en el aire, al menos hasta que se hacen reales.
Muchas gracias.
domingo, 11 de febrero de 2024
Los avatares de las piedras, por Carmen Hernández Montalbán.
Hacía mucho tiempo que no leía un
poemario tan innovador en su estructura como Alguien lleva una piedra escondida en la ropa del poeta José Carlos
Rosales. Aunque el poemario está dividido en dos partes formalmente
diferenciadas tiene una estructura subyacente peculiar. Los poemas tienen una
cadencia relajante como la lluvia mansa: como esa lluvia persistente que ha
transformado el paisaje o atmósfera de esos transeúntes que habitan una de las
tres dimensiones simbólicas del libro. Los versos han ido recalando en mí como
el agua de esa lluvia; una lluvia que puede ser cualquier acontecimiento que
pone nuestro mundo patas arriba; un suceso del que es imposible escapar y que
nos transforma para siempre. Esa lluvia nos avisa de que ya nada será igual:
“…La soledad del mundo contenida en un ángulo, / todo está enrarecido, todo
está enrareciéndose…” - O nos arrastra: “… pero la lluvia vino removiéndolo
todo, / y desbordó las lindes, / inundó dormitorios, comercios y trastiendas…”
o nos salpica, nos deshace: “… el barrio entero se volvió una pócima, / un
barrizal, un charco, / una marisma turbia alejada del mar, / el lodazal
estúpido donde el mundo se hunde…” -o nos desampara: “Calló la tarde y calló la
confianza / en encontrar un sitio seco, / la casa prometida, / hueco sin lodo,
tierra amable…”
Todos tenemos una piedra escondida en
la ropa. La piedra y su sentido metafórico es otra cara de esta obra
poliédrica. La piedra como pesado lastre que arrastramos y que no nos permite
avanzar: un sentimiento de culpa, un trauma personal… “Las piedras pesan lo que
pesa el mundo, / un peso impertinente si lo arrastras contigo…”, o las piedras
como único elemento perdurable que nos cuentan su historia o la historia del
mundo… “Parecen iguales, pero son diferentes / como son diferentes las nubes y
los pájaros: / cada piedra contiene una historia, un origen, / la erosión del
camino que las trajo hasta aquí.”. La piedra es también la soledad más
absoluta; la soledad de las piedras; la que siente alguien que se vuelve
invisible para los demás “… Una piedra está sola aunque esté acompañada / por
otras que también vivirán solas, / tan solas como aquella / donde late la vida
o el caos: / toda piedra está sola desde siempre.”
La familia es la tercera cara en la
que se asienta la estructura del libro. Una familia que parece guardar un
secreto o que calla una realidad que los hace sufrir, todos representan su roll
en esta existencia impostada o insostenible. Cada miembro de la familia tiene
una piedra metida en su zapato o representa a una piedra diferente.
Hijo Mayor finge que tal problema no
existe, siente el deseo de cambio pero se ha quedado en su zona de corfort. La
planta de su pie se ha adaptado a la piedra: “Hijo Mayor no sabe lo que pasa /
o simula, más bien, que nada sabe / de lo que está pasando, nunca pudo /
devanar la madeja donde estaba, / durante tanto tiempo cobijado / el afán de
vivir en otro mundo.”
La Madre o la casa, la soledad y el
abandono. La madre se lamenta cuando todos parecen dormir. Es un grito
silencioso en mitad de la noche. La madre es la piedra ignorada: “Madre pasó la
noche lamentándose: / un susurro borroso,
una queja, un gemido, / el dolor que desgarra su rodilla, / la soledad
de quien no tuvo nunca / compañero que le ofreciera un hombro / para apoyar la
mano, no caer”. La madre representa los cimientos de la casa, unos cimientos
que tiemblan.
El Padre parece ser el origen del
problema. Un padre que nunca lo fue, que nunca estuvo en el lugar que debería
estar. Un padre ausente, que causa tanto vacío como inquietud o miedo: “Padre se fue, no está,
solo queda una sombra, / sólo un hueco: su ropa que envejece / arrinconada en
un armario antiguo, / y el temor de que vuelva de improviso, / el eco de sus
llaves, la ignorancia”. Padre es el hueco de la piedra.
El Hijo Menor no haya respuesta.
Abrumado por una situación que le sobrepasa, se cobija, se aísla, se abstrae,
construye un muro invisible con la realidad. El hijo es piedra minúscula,
polvo: “Hijo menor se esconde / detrás de una butaca polvorienta de mimbre, /
se ha vuelto sordo y la sordera / lo ha convertido en piedra inane / montículo
de arena, viento inerte.”
Hija Mayor sueña, se ampara en la
idea de que otro mundo es posible. Pone mentalmente en orden un mundo
emocionalmente desbaratado. Hija mayor amasa la esperanza de una vida amable:
“Hija Mayor dibuja, cada noche, / con tinta de colores, casas árboles, /
parajes donde el mundo vive en orden…” Hija Mayor es la piedra tirada al
estanque.
Estas tres dimensiones, aparentemente
independientes están conectadas de principio a fin. En cada una de ellas
existen resonancias de las otras y a veces se funden. Alguien lleva una piedra
escondida en la ropa es una propuesta poética singular de la que no salimos
indemnes y oficia de espejo de la vida, del torrente de la vida y la
existencia, de la naturaleza humana y sus contradicciones. Sirva como colofón
el poema final:
“No estar en lo que había: estar en
lo que hubo / olvidando que allí tampoco estabas tú. / Y estar sin que lo sepan
aquellos que no quieren / saber dónde se guarda lo que nunca se guarda. /
Volver sin haber ido, llegar sin que se note: / otra cosa no veo, no añadiré
más.“