HABLANDO DE LETRAS CON CARMEN RUIZ MINGORANCE.


 Licenciada en Arte Dramático en la Especialidad de Dirección Escénica y Dramaturgia por la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, Máster en Estudios Literarios y Teatrales y Diplomada en Relaciones Laborales por la Universidad de Granada. Cuenta, además, con formación en teatro del gesto y verso, entre otras especialidades. Ha dirigido numerosos espectáculos para las Compañías: Producciones Teatrales La Böhemia S.L., Lanegra S.L., Grupo TeatreVes Teatro, Agrupaciones Teatrales de la ONCE de Granada y Almería, así como varios trabajos para Microteatro en diversas ciudades. Entre sus múltiples trabajos como actriz y directora podemos citar El baile de los Incoherentes, de Gonzalo Campos Suárez, estrenado en la 35 Ed. del Festival de teatro de Málaga 2018, Radiografía de puta y poeta, del académico Antonio César Morón,  este montaje ha viajado a Argentina para el Festival Iberoamericano de Teatro 2019 y se ha traído la nominación a mejor actor principal. La Casa de Bernarda Alba, en la que asumió la dirección y papel protagonista: este montaje obtuvo el Premio a la Mejor Obra y el Premio del Público en el Certamen Nacional de Teatro Ciudad Albolote (Granada).  El montaje Seguramente Vendrán Mañana,  de Esther Pérez Arribas, es una propuesta inspirada en Esperando a Godot para hablar de nuestra Memoria Histórica. Dramaturgia premiada en el Festival de teatro independiente de Toledo. Merece mención The Perfect Human, espectáculo con textos de José Moreno Arenas, con el que emprendió una gira por EEUU. Formadora de formadores ha impartido talleres de teatro en las universidades de Lausanna (Suiza) y Nafplia (Grecia) y París. Además, ha colaborado como articulista para las revistas virtuales especializadas, Noticias Teatrales y En Sentido Figurado, esta última con sede en EEUU.

Es impulsora, directora y actriz protagonista de las VISITAS TEATRALIZADAS a LA CASA DE BERNARDA ALBA, de Valderrubio (Granada), una vez que se inauguró como CASA-MUSEO. 

Ha protagonizado el corto cinematográfico dirigido por Jorge Pastor Sánchez: La rebelión de Bernarda.

Gracias Carmen por atender nuestra entrevista.

 

¿Cómo surgió tu vocación teatral?

 

Desde pequeña jugaba con mis vecinas y vecinos a hacer teatro representando los cuentos que todos conocemos. Utilizado el traje de primera comunión de vestuario para ser el hada madrina. Reuníamos, durante las tardes de verano, a los vecinos en el patio para asistir a nuestras representaciones. Nos premiaban con algunas monedas que se invertían en el kiosko de chuches

 

¿Recuerdas alguna anécdota de tus inicios como actriz que quieras contarnos?

 

Por supuesto. Representaba a Bernarda Alba en el teatro Isabel la Católica de Granada y en un momento fuerte de discusión entre personajes, se oyó una voz de mujer que increpaba a Bernarda desde el patio de butacas, con la expresión “hija de puta”. Supe que estaba haciendo bien mi trabajo, naturalmente. Al terminar la función, en el saludo, le lancé un beso a la señora acompañada de una amplia sonrisa.

 

 

Sabemos que has dirigido y protagonizado “La casa de Bernarda Alba” ¿Quién es, en tu opinión, Bernarda Alba, qué conflicto entraña este personaje?

 

Considero que no tiene una única lectura, pero la que yo considero más claramente expuesta ya la define Federico al comienzo de la obra: Drama de las mujeres de los pueblos de España. Una España rancia y patriarcal que, desgraciadamente, aún perdura.

 

 

¿Por qué escogiste la obra Esperando a Godot, de S. Becket para su adaptación en Seguramente vendrá mañana?

 

Seguramente vendrán mañana habla de nuestra Memoria Histórica. Dos personajes esperan, desde hace 85 años, ser desenterrados de fosa y cuneta respectivamente. Al igual que a Godot ellas esperan, esperan, esperan… el momento de que alguien las saque de improvisadas sepulturas para ser enterradas digna y respetuosamente. El desangelado árbol del texto de Becket se traduce en las raíces de ese árbol que se hunden en la tierra hasta tropezar con los cuerpos de Pepa y Cipri.

 

 

¿Qué ha significado para ti La rebelión de Bernarda? ¿habías tenido ya otras experiencias en el mundo del cine?

 

Pues…, ¡ha sido una liberación! Claro que sí. Representar durante 25 años a Bernarda Alba, con su bastón, su poder y autoritarismo para, después, soltar ese estigma y enfrentarse a su “padre”, reivindicar una segunda oportunidad para ser feliz ella y, por supuesto, sus hijas. Ha supuesto cerrar el círculo de la historia de Bernarda Alba, lo que representa y mi propia historia.

Además de La rebelión de Bernarda, en los últimos dos años he tenido varios contactos con el mundo del cine de la mano de Juanfran López, con La isla de Fa, La Lágrima de Géminis y la directora uruguaya Marta Cora Castro, con La Mendiga. Me gusta el cine y en los tiempos que corren hay que diversificar para no dejar de trabajar.

 

¿Qué proyecto escénico te gustaría acometer en un futuro?

 

Tengo entre manos la participación como actriz en un montaje teatral, que no puedo desvelar todavía, de la mano de compañeros de profesión y que estoy segura dará mucho que hablar por innovador a transgresor. Y, claro está, estoy abierta a propuestas interesantes.

 

LA PALABRA ES HOJA, por Ana Isabel Pérez.



Un estilete en la mano, apunta a la cuadrícula

 de un papel qué para estar vivo sobre la hoja

 la palabra es crucifijo, y los dedos, el lápiz

 suave y fino. De tanto en tanto, la memoria es de pez

 dentro de la redondez del cristal el verso está por venir.

  

Puede flotar entre fantasmas o ser su propia respuesta.

 Dejar sin fin lo posible, alcanzar la voz, ser una palabra

 entre temores o magia. La razón no renunciará a latir

 las veinticuatro horas del día, espejo gastada en historias.

 Es tarde, la lluvia arrecia, parlotea y llora sobre el césped.

 

 Voy trenzando el verso, apuntalando cada gesto, cada yo.

  Marcados por la rutina del reloj, soy la posible nostalgia

 de la meta de mi voz, temor a la palabra que comparto.

 O al silencio en las entrañas de un dios de cuentos y dudas.

 El agua del sueño cierra los ojos, olvido el alba, soy mujer.

 

Palabras en mi nombre, se apresuran a ser compartidas, son tuyas.

 

 


COPLILLAS AL VINO, por Pepe Velasco Romero.

 




Vayan estas coplillas al vino, como homenaje a nuestra pintoresca y bella tierra de Guadix y su comarca.

 

 Estación

 

Estación de viña vieja,

tren de sarmiento largo;

andén de racimo dulce,

y apeadero de tus labios.

 

 

Vino

 

Vino yo te alabo,

después te paladeo;

luego yo te bebo,

y más tarde yo te meo

 

 

Es mi gaznate

 

Es mi gaznate un torrente embravecido,

es tu intersticio el cañón del colorado.

Es mi deseo un potro desbocado.

Es mi prisa un lago remansado.

Eres mi quimera y a la par no dejo de quererte;

cuando bebo vino emprendo camino y vengo a verte

 

 

 

La pasión

 

La pasión fogosa y plena,

el queso en aceite añejo.

El jamón curao de pata negra,

y el vino de reserva y viejo.

 

 

 

 

Andalucía

 

Andalucía fue tu madre,

granada fue tu casa.

La hoya de Guadix fue tu cuna,

y naciste en Baños de Graena,

en el Valle del Fardes Alhama.

 

 

La cebada

 

La cebada para el burro,

la bellota para el cerdo.

¿Por qué  si el beber vino pone al cuerdo loco,

el beber agua no pone al loco cuerdo?

 

 

llegas

 

Llegas a mí de extraño sino,

mis besos pides con deleite sumo.

Impele en mi el amor primero,

y mis labios sellas con el sabor del vino.

 

 

Vino

 

Vino; en voz del cuerdo eres cordura,

en  voz del huraño eres asceta.

En voz del díscolo eres trovador,

y en voz del soñador eres poeta.

 

 

 

 

Es deseo

                                                                                                       

Es deseo lo que yo te tengo,

es gusto lo que tú me das.

Es vino lo que yo me bebo;

del jugo de la uva,

del racimo del parral.

 

 

 

 

Cepa

 

Cepa verdinegra,

de sarmiento patilargo.

De racimo gordo y fofo

y de vino sonrosado.

 

 

 

 

Las miradas

 

La mirada del tímido rezuma timidez,

la del enamorado rezuma amor y ternura.

Poca vergüenza y tino rezuma la del caradura.

La del tío avieso rezuma odio y mal sino.

Y la del borracho buena gente, aunque este nublada,

alegría destila y rezuma vino.

 

Tu aroma

 

Me abstraes con tu aroma,

rozas mis labios y

mis sentidos subyugas.

Te bebo deseoso con premura

y mi voluntad anulas.

Y si paso largo tiempo a tu lado,

aunque te beba despacito, la euforia me invade.

Y poco a poco, si te bebo sin medida,

  me esclaviza me tiranizas,

 me llevas al éxtasis, pero también al delirio y a la locura

 

Química del amor

 

…Como la química del amor,

el buen vino al principio son miradas y deseo.

Después euforia y fragor que impregnan el alma;

más tarde recuerdo y melancolía…

y luego que la tormenta ha culminado viene la resaca.

Y por último, ya ahítos los cuerpos, viene el sosiego y la calma

 

 

Relación quimérica

 

Vino, en cuando te vi, de ti me enamoré.

 Entonces te soñé, te ensalcé, te amé, te besé.

Porque siempre fuiste mi quimera, te había  buscado y un día te encontré,

pero solo eso fue, porque tu elixir nunca probé.

Pero yo a hurtadillas te miré, te admiré y te idealicé

y siempre tu besos de fuego imaginé.

Pero pienso que esos besos  nunca sellaran mis labios,

porque si del galeno sigo sus consejos sabios,

 nunca te podre beber, ni nunca probaré tu miel.

Pero yo obstinado siempre seré el enamorado

de tu hechizo moruno, de tu tono sonrosado,

de tu donaire ambarino y de tu natural acaramelado.

HAIKUS, por Irene Beiro.

 


Tiembla la flor

en la rama del kiri.

Es primavera.

 ***

Días de invierno.

Ya caen como fichas

de dominó.

 ***

Por mi balcón

se asoma la noche.

Huelo a jazmín.

 ***

Tardes sin fin.

Danza sobre la mar

una gaviota.

 ***

La primavera

en algunos hogares

entra sin flores.

MANCOMUNIDAD, por Gloria Acosta.

 



La señorita despampanante del primero B que trabaja de cocinera en el bar de enfrente está orgullosa de su gato persa. Mucho le costó quedárselo tras el divorcio. El egoísta de su marido tan solo lo reclama para hacerla rabiar. Cada mañana vigila por la mirilla para no coincidir con la vecina del primero A cuando saca a pasear a su ridículo chihuahua. Dice estar segura de que la vieja odia a su gato y la espía para coincidir en el rellano y mostrar la superioridad de su raquítico chucho. Se lamenta del desafecto de sus vecinos desde que llegó al edificio. La viuda jubilada del primero A está harta de que el gato de la vecina revuelva en las bolsas de basura que deja fuera del piso. Nadie tiene derecho a reclamarle por ello. Qué culpa tiene de que el ascensor esté roto y deba bajarlas de a poco. No tiene fuerzas para llevarlas de una vez y de paso sujetar al perro que tira de la correa. Está claro que el señor melifluo del segundo A bebe los vientos por la inquilina del primero B. Se le nota en los ojos cuando la nombra. Si no ¿por qué comer a diario en el bar donde ella trabaja? Solo pierde su impostada mesura cuando habla del gato de su adorada. Las alergias son involuntarias y difíciles de solucionar. Está claro que es un impedimento añadido al lastre de su hija que no ve con buenos ojos el de su padre. ¡Ay las herencias! Los hijos del matrimonio del tercero A son inaguantables además de maleducados. Se advierte la ausencia de la madre. Limpiar escaleras por el barrio deja poco tiempo libre y mucho cansancio para lidiar con dos adolescentes diabólicos. Poco puede hacer un padre en paro entretenido con las flores de la vecina del tercero B. ¿Qué podrían importarle las travesuras de unos niños para con un gato? También él lo hacía de pequeño. A la dicharachera señora del tercero B solo le interesan sus plantas. Su rellano es el mejor del edificio, y a su vecino del tercero A no le molestan las macetas. Es más, le hace gracia que le pregunte a diario por abonos y riegos. No es tonta y se da cuenta de sus intenciones. Pero con algo se tendrá que entretener los meses que su marido está navegando. Si algo la mortifica es que el gato del primero escarbe en la tierra, aunque sea un animalito tan mono. El comisario agradece que la mitad del edificio esté desocupado mientras repasa las sucintas notas de sus pesquisas. Estos casos de poca monta le ponen de mal humor. Los anónimos que durante meses ha recibido en su buzón la vecina del primero B le causan irrisión a la vez que satisfacen su debilidad voyerista. «Acabaré con tu aristogato», «apártalo de mi entrada », «¿tu gato tiene siete vidas?», «deshazte de él o lo haré yo». Siempre las mismas, semana tras semana, distinta letra, distinto papel. ¿Cómo aplicar el artículo 337 sin testigos ni cámaras ? Ahora, consumado el hecho, lee mientras observa de soslayo a la bella doliente: «perdóname, no tuve otra opción», «este solo tenía una vida», «a enterrarlo a Persia», «ahora que escarbe en el cielo de los gatos». Al comisario solo le cabe una conclusión: envenenamiento múltiple mancomunado por azar»

ALM USILLA, UN CORAZÓN DENTRO DE UNA SEMILLA, por Ángel Casado Vera.

 

 


 

A Almudena, grande como su corazón.


  Almusilla era una pequeña semilla que apareció en un hermoso y perfumado jardín. Nada más llegar, todas las plantas, flores y fuentes corrieron presurosas a recibirla. El jardinero fue el primero quien, con mucho cuidado y esmero, en la dulce tierra del jardín la dejó. Pero ocurrió que muy pronto de sus cuidados se olvidó, o tal vez dónde la había dejado no recordó.

  Desde el día que Almusilla llegó, el jardín al momento se “encantó”: los aromas se hicieron más dulces y penetrantes, las fuentes más cantarinas y el viento sin parar silbó y bailó hasta que el sol se ocultó.

  En medio del encantamiento, Almusilla, muy sonriente y juguetona, al momento brotó, aunque el jardinero de ella se olvidó. Las plantas a su  alrededor miraban y se asombraban:

 

“¡Mirad, una planta brotando sola!

 ¿Será silvestre o traerá carmín?,

 ¡Tal vez no traiga frutos y nos manche el jardín!”


Almusilla, ya desperezada y asomada a la ventana del hermoso y perfumado jardín, solo sonreía y curioseaba a un lado y otro con sus grandes, negros y lindos ojos. El jardinero se olvidó, tal vez no recordó y por eso se marchó, pero...

 

Almusilla brotó y brotó.

 Primero, un tallo apareció,

 después, una hoja salió

 y con forma de corazón sorprendió.

 De pronto su aroma esparció,

 ¡Ya tiene perfume y no tiene flor!

 cuchicheaban las plantas a su alrededor.

 Y hermosa, Almusilla creció y creció

 y vino el viento, pero no la dobló.

 

 ¿Qué misterioso secreto tendrá? -decían todos a su alrededor.

 

- ¿Tienes perfume y no te adornas con flor?, ¿por qué no te doblas con el viento? –preguntaban las demás.

     Y Almusilla, convertida ya en una verde y joven planta, sonreía mientras les decía:

Me sostengo como vosotras y me agarro fuerte con mis raíces a la tierra del jardín. Él me protege del viento y me arropa cuando tengo frío. Me susurra canciones con sus pájaros y me adormece al anochecer con el rumor de los surtidores.

¡Pero no eres como nosotras! -decían las plantas arremolinadas unas detrás de otras.

¡Claro que no! Ninguna somos igual. Yo estoy contenta así, si no, ¿cómo sabría entonces quien soy yo?

 Pero las otras plantas no la entendían:

 ¡Eres aún muy joven!, -era lo que siempre le decían.

Yo soy así -contestaba ella, porque nunca se callaba-, he germinado, brotado y pronto fruto daré.

 Y así, muy pronto, un hermoso tronco lució y más arriba, sus grandes brazos extendió y aún más arriba, su linda copa mostró. Y aún más arriba, ¿hasta dónde subiría?... Después llegaron pájaros y ardillas y hormigas haciendo cosquillas. ¡Cuánta vida en ella se juntó! De lejos era el árbol que más se veía, de cerca el que más sombra te daba. Al amanecer y al anochecer el que siempre el sol iluminaba.

 Pasaron los años y una calurosa tarde de verano, Almusilla a un anciano a lo lejos divisó que, con paso apresurado porque el calor apretaba, hasta su sombra llegó, casi perdido como su razón. Dando gracias, a su tronco se abrazó y poco a poco hasta el suelo se deslizó. Allí, sentado a sus pies, sobre sus grandes raíces el anciano recordaba:

 

  Antes yo era jardinero

 y en este sitio, con mucho esmero,

 una pequeña semilla dejé.

 El viento entre las ramas susurró

 y al momento el anciano se durmió.

 Con sus ramas Almusilla lo arropó

 y dulcemente hasta su nueva morada

 el anciano viajó.”

 

 


VERDES IRREDUCTIBLES, por Carmen Hernández Montalbán.

 



 

Siempre me he preguntado por qué los sistemas que nos gobiernan actúan in extremis ante los problemas que nos acucian desde hace décadas, incluso centurias… ¿Por qué nos bombardean con la publicidad, animándonos a entrar en este bucle de consumo desenfrenado y ciego que ha puesto en peligro el equilibrio del planeta, y hasta nuestra propia supervivencia? ¿Qué intereses defienden? ¿Qué catástrofes han de ocurrir para que la humanidad reaccione ante este proyecto de suicidio colectivo?

Jamás se nos dará una respuesta completamente veraz, por más que la busquemos en la maraña de explosión informativa. Ni siquiera a aquellos que trabajamos a diario con una materia tan adulterable como es la información. En el mejor de los casos, se nos tachará de coquetear con las teorías de la conspiración, se nos clausurarán programas, se nos cerrarán canales…, cualquier cosa menos dejar que un atisbo de duda penetre en la opinión pública. Los hay que son tachados de delincuentes por escarbar en las pocilgas de los poderes fácticos.

Desde hace semanas, el aire no huele igual, la contaminación parece haberse esfumado de un plumazo. Realmente no huele a nada, tampoco huele a café, como otras veces, al pasar junto a la cafetería de la esquina, ni a tierra mojada cuando llueve...

Lo comento con los compañeros de la oficina, pero me miran como si fuera un bicho raro. Me dicen: tío ¿No te estarás obsesionando demasiado con el medio ambiente? ¿O es que se te ha subido a la cabeza el éxito con el artículo que te han publicado en la revista VERDES IRREDUCTIBLES? ¡háztelo mirar!

La respuesta de estos envidiosos no me extrañó, aunque confieso que me tuvo toda la tarde pensando si no tendrían algo de razón. Pero uno no puede negar la evidencia, aunque tal evidencia fuera síntoma de que se me estuviera yendo la olla. Aquí está pasando algo raro…, ni siquiera cuando duermo tengo sueños. Al terminar la jornada me tiendo en el sofá y me parece estar flotando en una nube, nunca me había resultado tan cómodo este mueble que antes me parecía un verdadero instrumento de tortura. Lo mismo me ocurre con el colchón, aunque tenga dos muelles rotos ya ni siquiera se me clavan en la espalda, cuando caigo en la cama es como si me desconectaran con un interruptor.

No sé qué es lo que estarán pergeñando los cabrones estos de la CIA o de cualesquier otros centros nacionales de inteligencia…

Bueno, me voy a dormir. CLIC.

 

 

SIN EQUIPAJE, por Pepi Bobis Reinoso.

 


Yo

que escribo

sobre una pared

más alta que mi sombra

que tomo café a sorbos calientes

de mañanas

sin retorno   

yo

que entierro el caminar

a los pies de un naranjo

y pienso que no hay nada

más allá del amor

después del amor

me desvisto de ternura

y vuelvo a ser

esa noria

que da vueltas en seco

mientras discurre el agua

por otro espacio que aún

no conozco.