sábado, 6 de mayo de 2023
AHORA TE LEO, revista literaria. Número 2. Mayo de 2023.
LAS ÁNGELAS VENGADORAS, por Carmen Hernández Montalbán.
Con esta ya son
tres las novelas de José Luis Raya: Por
la carne estremecida, El docente
indecente y Las ángelas de Goya,
sin contar con la singular narración El
espejo de Nostradamus. En la primera, el autor ya incursionaba en el
ambiente de la posguerra y dictadura franquista; etapas de la historia de
España que son retratadas y hasta caricaturizadas con gran acierto también en
esta tercera novela.
Las ángelas de Goya atrapa al lector
desde el título, pues con él, el autor establece un paralelismo entre las
pinturas de la cúpula de la Ermita de San Antonio de la Florida de Madrid y la
trama y personajes de la obra. La historia comienza en la actualidad, cuando
una estudiante de arte acude allí para realizar su tesis doctoral. Aquí conocerá
a una anciana que le cuenta una pavorosa historia protagonizada por cuatro
mujeres de su círculo más cercano: Mercedes, Paca, Celia y Saturnina. Desde la
primera página la obra te atrapa y se vuelve adictiva. Raya ha sabido
entretejer una trama tan fabulosa y atractiva que logra mantener la atención
del lector de principio a fin.
Los personajes
son dibujados con maestría, él ha demostrado en esta, como en las dos novelas
anteriores, configurar su psicología a través de las descripciones y sobre todo
a través de sus voces y diálogos; su personalidad queda implícita en ellos. Personajes
trazados de una pieza son los principales y otros que apenas se perfilan, que
apenas se intuyen, pero que tienen capacidad de transformar el curso de la
narración.
José Luis Raya
conoce el ambiente social de la época ¡vaya si lo conoce! por eso logra
plasmarlo de forma tan precisa en los conflictos que se van desencadenando. Los
hechos, aunque nos puedan parecer esperpénticos o grotescos, no dejan por eso
de resultar verosímiles porque entran dentro de lo posible en los distintos
escenarios que el autor nos plantea. Su pulso narrativo es formidable, la
pericia para la recreación de las distintas atmósferas nos sumergen en la
ficción sin preámbulos, atmósferas tan envolventes que sobrecogen a veces.
Utiliza
distintos narradores: el narrador omnisciente, el narrador en primera persona y
la narración epistolar. La obra está llena de alusiones literarias,
especialmente a la poesía de San Juan de la Cruz y su “Noche oscura del alma”,
en la que el sentido místico se transforma en alegoría de tintes eróticos. El
personaje entorno al cual se desencadena el conflicto, Aurelio, representa a la
perfección la época en la que se ambienta la novela, la posguerra y la dictadura:
abuso de poder, tiranía, soberbia e intolerancia de toda índole. Los personajes
de Paca y Juan encarnan a los vencidos, a los represaliados. Fabián pone de
manifiesto en la novela el problema de la homofobia en aquella época, Celia el
de la sumisión…, todos nos hacen vivir la catarsis de aquella etapa oscura de
nuestra historia.
A pesar de su
crudeza, el autor imprime en la novela el sutil tono irónico de la parodia que
refuerza su sentido crítico y la hace más amena si cabe. José Luís Raya con
este libro se ha consolidado como un gran narrador que no pasará desapercibido
para quienes se acerquen a su obra.
Las ángelas de Goya es una obra para el
disfrute de los lectores, bien escrito, bien documentado y de una frescura
literaria liberadora.
COMENTARIO de José Luis Raya Cruz.
Lo encuentro una literatura de
frases cortas, tajantes "Abro la
puerta de casa con cierta dificultad. Pienso en los vecinos. Y en la resaca de
mañana. Dejo el bolso tirado en el sofá. Me desmaquillo y me lavo los dientes
con una automaticidad que me sorprende. Me quito el vestido meado y vomitado.
Debería ducharme, pero… bah. Cojo el móvil. Tengo muchos mensajes de WhatsApp.
Emily acaba de crear el grupo...”
Y a pesar de escribirla una mujer, echo en falta sensaciones, los verbos son de acción y hay una ausencia casi total de frases o de contextualizaciones que evoquen sentimientos ¡y podéis pensar que esto es un micromachismo, si os viene bien!
Su lectura es fácil, amena, sin
grandes pretensiones, los diálogos algo largos, también muy de frases cortas,
lacónicas respuestas... los personajes no son especialmente reconocibles por su
forma de expresarse.
literatura fácil, como una
película de sábado por la tarde, pero para adultos.
“LACTANCIA SECA” DE ROCÍO BIEDMA, por Juan Orozco (Joros).
En Idioma:
“Doy mi voz / por aquellos que guardan silencio, / los que tienen sus manos atadas / y los ojos ignotos en el negro./
Sevilla y octubre de 2022.
TIEMPO DE ESPERA DE JOSÉ SARRIÁ, por Juan Orozco (Joros).
“TIEMPO
DE ESPERA”.
Este hermoso poemario de José Sarria, Tiempo de espera, está compuesto de
varios segmentos, a saber: Tiempo de
espera; La tarde; Incertidumbres; y, Final. Todos ellos de una gran
delicadeza y exquisitez engarzadas las palabras con muy buen gusto y dentro de
la tradición de los clásicos. Un libro magnífico, sosegado, pero muy evocador y
de un lenguaje poético renovado aun bebiendo del clasicismo más vehemente y
entroncando con la tradición más emblemática, a la vez, que renovándola con
mucha dulzura y poder de sugestión, mediante la sugerencia de sus metáforas.
Tiempo de espera es un poemario nostálgico en cuanto se remite a la
niñez y a los recuerdos pretéritos, que se detiene en las terrazas ingrávidas,
el devenir. Un poema inteligente, como alargándose en el compás de espera de
las horas.
El poema Las Ítacas, es una
versificación preciosista, de un gran lirismo y poder evocativo y sugestivo por
sus bellas imágenes, al tiempo que una reflexión sobre el discurrir de la vida
con sus aventuras… fuesen más carnales, con sus héroes caídos, con el fluir de
las mariposas;
en Jacinto, una composición
breve pero intensa de lo vivido, de la belleza vivida a lo largo de los años,
pues la pureza habita los corazones;
en El petirrojo, hace referencia
al recuerdo por la metáfora, y en la que se pregunta por sus concomitancias, al
instante nemotécnico recuperado del ayer;
en El color de la memoria, es
un poema preciosista de una belleza descomunal, que desgrana retazos sentidos o
ensoñados de realidades innatas al propio ser como una reminiscencia que une el
pasado con el actual presente en ciudades árabes y cristianas, tartésicas y
sefardíes… Un retazo de la memoria que nos imbrica en el mundo, en el instante,
en el ahora desde el pretérito que mira al futuro, y constatando el aroma de
las flores y las especias, con sus intensas
evocaciones;
en El recuerdo, rememora
cuando las jóvenes venían a beber de su
boca… y era fuego aunque hubiese herida;
en Eternidad, hace referencia a
los lugares que nos conectan con nuestro interior, con nuestros anhelos más
sublimes, con Dios mismo y toda su dulzura;
en Palabras, símil del
lenguaje, del poder del preciosista de la lengua --especialmente escrita--, que
deja constancia de su existencia y se permeabiliza en los siglos;
en Fragmentos juega con la
idea de la eternidad, del tiempo sin tiempo, del tiempo como continuun
imperecedero que todo lo abarca en su espacio, una búsqueda de transcendencia
más allá del ahora, una búsqueda de salir de lo cotidiano y pasar la frontera
inmaterial de la existencia;
Ya, en La tarde, nos
tropezamos con:
Estaciones, donde retoma las vivencias pasadas, lo que fue y ya no es lo que pudo
ser y no ha sido, que se ha quedado fuera de lugar, como irremediable pasado
sin viabilidad en el presente, con un lenguaje de una belleza indiscutible;
en República de Venecia, evoca
la emulación de la bella ciudad veneciana con su historia y las leyendas, de
forma emotiva;
en Café Hafa, se pregunta por
las jóvenes propuestas que fueron en este lugar, contemplando el paisaje
circundante, con sus acantilados, mientras se embriaga con el extravío “de la
distancia”;
en Huerta del cementerio de
Macharaviaya, el lugar donde posiblemente nació y donde desea reposar
cuando le llegue su hora, el lugar de la niñez, el lugar del reencuentro, el
lugar intermedio de la memoria al que se vuelve una y otra vez: el rememorar de
esas horas donde encontró el placer tal como lo deseaba;
en Apolo 11, aglutina
circunstancias acaecidas en el orbe y en nuestra patria --¡España!— y deseos entrañables de su infancia, con
sosegada calma;
en Eternidad, contempla la
secuencia universal que se repite a lo largo de los instantes en todo el globo
terráqueo, lo consustancial a los seres humanos en su capacidad de sentir y pensar;
en El nombre puro de las cosas, busca
la perfección de los versos;
en Pájaros del sueño, parece
ser que las palomas se personifican en personajes reales –pudiera ser—;
en Temblor, justifica que las
aves son un símil de los seres humanos;
en Memoria, ratifica el deseo
inconsciente desde lo más íntimo de su ser, desde su idiosincrasia, “que espera el prodigio de los primeros soles”;
en Existencia, busca la
consciencia del recuerdo, ya sea a través de la resonancia sonora de una
palabra o mediante un aroma, o mediante el reflejo en el ser;
en La oscuridad, se pregunta
por la muerte, hacia qué vivencias navegan los fenecidos, inquiriéndolos desde
la infancia;
en Tiempo, es consciente del
vivir de los otros, de los que nos rodean… en nuestro caminar –o soslayados por
las televisiones y/o las películas…--, en la brevedad de la existencia;
en Ahora, toma fuerza desde el
ayer para enfrentarse al presente y realizar los latidos del oro centenario;
en Hace tiempo creí tener a Dios, habla
de la soledad a través de un galimatías, porque Dios siempre tendrá a sus
ángeles, aunque te quiera;
en Lo mejor de mí mismo, se
descubre en la esencia de sus actos, su centro vital;
en Infancia, mira para
adentro, reconociéndose en el niño y el adolescente que fuese antaño, con un
lenguaje emotivo, sugerente, de sensaciones y nostalgias y diciéndose que
todavía puede ser, que mientras haya vida hay esperanza;
en Yo soy el oriente, recupera
desde el presente, que le nace del alma, que él es el oriente, en su casa, con
su madre.
En la tercera fase, de este poemario Incertidumbres
(I, II, III y IV), mediante una serie de interrogantes que se hace –y nos
hacemos--, filosofa sobre lo inherente a la vida, con su levedad y su gravedad,
en el tiempo de la memoria y del existir, del ser por la consciencia: el hombre
dubitativo –a veces--.
En la parte final sólo tiene un poema de título homónimo, en el que se
resume una vida en: pasión, duda, existencia, espejo, silencio o luz, quedando
por construir la transparencia o la translucidez de un sueño…
Es el lenguaje de José Sarria, exquisito, elegante, distinguido, de
proporción equilibrada, remozado de belleza, y retornando a su esencia y la
norma del clasicismo más depurado. Una poesía emocional y libre, que llega al
alma, siendo heredera de una retórica mesurada.
JOROS,
en Sevilla, y a 2022.
LAS VENTANAS DEL TIEMPO DE ANA ISABEL ALVEA SÁNCHEZ, por Joros.
En
las ventanas del tiempo, poemario dividido, muy acertadamente en cuatro
partes, que se desarrolla en un bloque de pisos del mismo edificio de la
colmena global, en occidente –preferiblemente--, en donde viven Virginia,
Silvia, Pablo y Laura, unos personajes que representan a la humanidad, en
diferentes facetas de crecimiento, y con visión de sus realidades internas;
expresando facetas por las que suelen pasar algunos seres humanos en sus
diarios deambulares.
Virginia, enferma de nostalgia, por
lo que pudo ser y no fue, posiblemente un amor –grande y remoto--, en la
distancia. Desde su ventana de los meses: ve los raíles que se pierden en el
horizonte o detrás de una curva del recodo de la calle en la que vive. Una
mujer –en este caso—viviendo algo desolada cada vez que sale a las 11.00 de la
mañana –hablase de soledad— encaramada en la pérdida del ser querido, por los
kilómetros distantes y naufragando en el desánimo, tal vez. (“Es el amor un misterio / y la lógica su
absurdo”.) El anhelo del ser amado,
que se halla lejos, quizás en otro continente, incluso “que solo trae vértigo,… que nos daña”. Y la memoria continuamente se remonta al amante,
al ayer, a los días vividos del pasado. El deseo intenso de un fogonazo allende
los días o los años (“es el aullido de la
leña…), cuando la angustia, la lástima y el dolor (“… / y el duelo de felices años sea /…) por aquel que la contentó
durante un tiempo, y zarpó, del que recuerda… “el agua del encuentro / las brasas en la piel / su licencia arbolada /
el resplandor”, la fogata luciente en sus entrañas, impregnada de sudor, de la belleza del varón,
de su hombría, (¿para qué el olvido / si
es hermoso saberte?) Rememorando que
vive en el pretérito, añorando al amor de su vida. Aunque reflexionando se diga:
“Sacúdete tu pena Ariadna”.
Silvia, atrapada en el tiempo, su presente: la lectura, la visualización
de películas “entre cuatro paredes”, viviendo “de múltiples historias”, “horas de lectura”, con “el corazón pausado
/cautivado en el libro”, en la quietud, en el silencio; y escuchar, oír,
aprendiendo de las cosas del mundo, de las ideas, llegando a la claridad, al
entendimiento… vislumbrando filmaciones, aprendiendo a través de la imágenes,
de su lectura, de documentales, aprovechando el tiempo en su discurrir si
hallamos el sentir por el sentimiento, por el corazón, por la sujeción de sensaciones o por la separación de las
cosas… o ante la “negritud” de los
noticiarios con imágenes pesimistas del mundo, donde la desidia nos insiste en
confiar esperanzados en nuestros vecinos, y que “nuestro ánimo / lacerado por la inquietud / nos arrastra a diluirnos
en la tristeza”, pero acogiéndonos a la esperanza, viviendo en el presente,
en la realidad inmediata. La pintura, la lectura y sus símbolos, que nos hacen
la vida más llevadera.
Pablo, que
es negativo, desea un amor más productivo que el que tiene, y queda muy claro
en “Danza macabra” sin valorar
demasiado el que tiene. Los humanos
como regla general, no sabemos apreciar lo que tenemos hasta que lo perdemos,
con su excepción y salvedades. Siendo un ser que pudiera no ser quien escribe
–posiblemente--, sino que escribiese su acompañante –el personaje literario,
que Ana Alvea inventa para transcribir esta crítica social, que lo mismo
pudiera ser hasta otro varón, aunque
hablase de unos hijos –en ese tramo del poemario--: la imaginación es poderosa.
Un ser preso por los convencionalismos, que no se atreve a abrir el mundo –la
jaula--, saltando más allá del que dirán…un ser atrapado en la cotidianidad de
la vida, salvo cuando grita… pero no se atreve a revelarse a grandes rasgos
contra lo que le rodea, salvo siendo agresivo; un ser visceral, que se ve
dominado por las circunstancias.
Laura, es el
futuro, porque el futuro es la querencia de algo mejor, de divertirnos, de
expandirnos, de disfrutar lo que nos rodea, nuestro mundo, anclados como
estamos por lo común, en nuestras preocupaciones… e intentamos sacudirnos las
complicaciones, y quedarnos “estrictamente con las necesarias, para crecer. Y
gozar de las cosas, de los grandes y de los pequeños momentos, es el
regocijarse con el entorno, vivir de pleno, en la calma que deseamos en los
días venideros, conformarnos plácidamente con nuestro entorno.
Unas formas
de ser y de pensar, que aglutinan ciertos comportamientos –tal vez enfermizos,
cuando el pasado no nos deja vivir el presente, o cuando el anhelo de devenir
nos coarta vivir el ahora--, que no son todo lo concreto que debieran, pues no
nos realizamos en el tiempo, sintiéndoos anclados en el ayer, o intentando
conseguir un futuro mejor… Es por eso que es muy importante aprovechar el
momento en el que estamos, sin lugar a dudas. Diferentes formas de sentir y
vivir las diferentes realidades que nos tocan –a cada uno— según las
situaciones que nos rodean en el tiempo.
Vivencias humanas que todos podemos
imaginar al leer estos versos, bellamente engarzados, aunque no lleven apenas
signos de puntuación, dando a lector –más o menos experimentado—la libertad de
ponerlos –libremente— a su antojo, en el conocimiento de las reglas… Poemas por
lo general bastante escuetos y breves, aunque no siempre, pero intensos.
Es un
recorrido psicológico por varias facetas individuales que existen en
determinadas personalidades de nuestro entorno –preferiblemente occidental,
pero no exclusivamente…--. Formas distintas de vivir y expresarse según los
condicionamientos que se imprimen a nuestra mente por sus diferentes “ideas
madres estructurales” y de nuestro pensar. Ideas que dictaminan nuestra forma
de actuar y de dirigirnos por el mundo, según se tenga más o menos moral, que
pudiera ser inquisitiva o permisiva… Formas de ver y entender la vida desde una
u otra óptica, según lo que nos han enseñado y la que hemos adoptados en
nuestra convivencia diaria. (Así, deberíamos dejarnos fluir en nuestro gozo,
dentro de las reglas democráticas y de respecto, en las diferentes ideologías
“del entendimiento”, que no tiene que ser únicamente político, sino de
tolerancia a las distintas formas de pensar y sentir, que no han de ser
excluyentes, sino coexistentes,
Poemas muy
bellos, apenas sin signos de puntuación y poco adjetivizados. Poemas breves,
poco extensos por lo general, que son como fogonazos de luz, relumbrando en sus
concepciones, ideas situacionales, que se encardinan en el tiempo: pasado /
presente / futuro. Son de una sensibilidad exquisita en el antojo de conjugar
el lenguaje, combinando bellamente las palabras, auspiciando un diálogo denso
con el interlocutor, que mirando desde dentro de nosotros mismos, ausculta los
mensajes simbólicos y mediáticos. Con unas imágenes muy sutiles e hilvanando
muy bien los argumentos a través de las metáforas. Es este libro como un
cofrecito repleto de joyitas preciosas.
JOROS,
en Sevilla, a 2022.
“EL INFINITO EN LA PALMA DE LA MANO” DE GIOCONDA BELLI PEREIRA, por Lola López Raya
Gioconda Belli es una novelista
ncaragüense además de poeta, política sandinista, marxista y feminista. Cuenta
que estando en casa de unos parientes encontró en su biblioteca varios libros apócrifos,
entre los que se encontraba “Las vidas de Adán y Eva”; quedó tan fascinada por
este relato que enseguida pensó que quería contarlo. Investigó sobre él
durante varios años en varias fuentes, desde los pergaminos de la biblioteca de Nag
Hammadi (Egipto 1944) y los pergaminos
del Mar Muerto (1947), hasta los libros rabínicos de Midrás. Por fin, varios
años después, narró desde una
perspectiva no religiosa, la vida de nuestros primeros padres.
“El infinito en la palma de la
mano” fue galardonado con el Premio Biblioteca Breve de Novela 2008 (Seix
Barral) y con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria Internacional del
libro de Guadalajara (Méjico).
Esta preciosa historia es como un
pequeño cuento, un conmovedor relato de ficción estructurado en dos partes: una
discurre paralela al mito, y cuenta la
vida de Adán y Eva desde su creación hasta la expulsión del paraíso, y otra que va
desde el Jardín habitado que es la Tierra y que conduce a los personajes
bíblicos a través de la evolución hasta la aparición de los humanos como
especie biológica.
El mito de Adán y Eva aparece ya
en Grecia, y posteriormente en las religiones Judía y Cristiana; G. Belli se basa en estos hechos, claro es,
pues en su libro aparecen los personajes tan conocidos por todos: dios
(Elokim), que prohíbe a Adán comer la fruta del árbol del conocimiento, que da
sabiduría para distinguir el bien del mal; la serpiente (el demonio) que induce
a Eva a comer la fruta prohibida, y esta induce a Adán, Caín, Abel, etc; más,
como digo, aunque estos hechos sean los mismos que aparecen en fuentes antiguas
y en el relato apócrifo, Belli hace una narración preciosa para reinterpretar el reato bíblico de una forma
reflexiva y cuestionándose preguntas universales. Para la novelista Eva no es
la inductora del mal, sino una mujer inquieta y reflexiva que quiere conocer cuál
es la finalidad de nuestra existencia, que quiere saber qué es ser libre y aceptar sus
consecuencias, que indaga sobre la conciencia de ser y de ser mortales. En este
sentido Belli elige a una Eva protagonista de su vida, y Adán la acompaña, por
no estar solo. Es una elección que
llamaríamos feminista, como no podía ser menos, ya que la escritora es una
mujer feminista con un gran compromiso político y social del que impregna todas
sus obras.
Adán responsabiliza a Eva de su
expulsión del paraíso, pero ella no
asume esa culpa, lo que también es una decisión feminista de Belli, sino
que se rebela contra el rol que la mitología le asigna. Eva y Adán son expulsados
del paraíso pero son interesantísimas las reflexiones de Eva cuestionándose el
papel de dios (al que llama Elokim, o el otro) al que interpela diciéndole: “…los
hombres son un capricho de dios, que se aburre, que crea constelaciones, crea
planetas y después se olvida” y apostilla “… pero nos dio el poder de poseer la Tierra,
de definir el bien y el mal”
Una vez que Eva y Adán son
expulsados del paraíso son conscientes de a qué se enfrentan en el presente y
lo que han dejado en el pasado… lo que sigue es la lucha por la existencia que
acompaña a la humanidad. Belli parece decirnos que Adán y Eva, y toda la
humanidad, estamos fuera del paraíso, que dios está fuera de nuestra vida, que estamos
solos, pero que en nuestra vida se han instalado de forma intrínseca la libertad
y el conocimiento y como parte de él, el sufrimiento y el gozo de vivir.
En esta segunda parte hay un
relato de los problemas y logros que la especie humana ha ido solventando en su
devenir: con inteligencia y libertad,
libertad que es un regalo de dios y no
un castigo. Hay pasajes del libro
preciosos, como cuando Eva cuenta los sentimientos que le producen sus
múltiples embarazos, “… parir es un dolor, nos dice Eva, pero también una forma
de participar en la creación”; y también cuando descubre el arte de dibujar
pinturas en las paredes de una cueva que “…la llena de felicidad, la hace
sentir menos sola”.
Para finalizar el cuento, Belli vuelve
de nuevo al relato apócrifo, pues los descendientes de Adán y Eva cumplen con el mito y, no obstante, para
llegar al desenlace reinterpreta la decisión de Caín como metáfora de la marginación
de tantos hombres que luchan por evitar un triste destino. La narración acaba
con un giro majestuoso que te sorprende y alegra, pues integra sabiamente el
relato apócrifo con una perspectiva más científica del destino de especie
humana.
Como conclusión diría que es un libro sencillo de leer, y que aunque conocemos la historia esta nos llevará más lejos si dejamos entrar en nuestra mente la ternura y la reflexión que Belli nos propone.