LAS ÁNGELAS VENGADORAS, por Carmen Hernández Montalbán.

 




    Con esta ya son tres las novelas de José Luis Raya: Por la carne estremecida, El docente indecente y Las ángelas de Goya, sin contar con la singular narración El espejo de Nostradamus. En la primera, el autor ya incursionaba en el ambiente de la posguerra y dictadura franquista; etapas de la historia de España que son retratadas y hasta caricaturizadas con gran acierto también en esta tercera novela.

    Las ángelas de Goya atrapa al lector desde el título, pues con él, el autor establece un paralelismo entre las pinturas de la cúpula de la Ermita de San Antonio de la Florida de Madrid y la trama y personajes de la obra. La historia comienza en la actualidad, cuando una estudiante de arte acude allí para realizar su tesis doctoral. Aquí conocerá a una anciana que le cuenta una pavorosa historia protagonizada por cuatro mujeres de su círculo más cercano: Mercedes, Paca, Celia y Saturnina. Desde la primera página la obra te atrapa y se vuelve adictiva. Raya ha sabido entretejer una trama tan fabulosa y atractiva que logra mantener la atención del lector de principio a fin.

    Los personajes son dibujados con maestría, él ha demostrado en esta, como en las dos novelas anteriores, configurar su psicología a través de las descripciones y sobre todo a través de sus voces y diálogos; su personalidad queda implícita en ellos. Personajes trazados de una pieza son los principales y otros que apenas se perfilan, que apenas se intuyen, pero que tienen capacidad de transformar el curso de la narración.

    José Luis Raya conoce el ambiente social de la época ¡vaya si lo conoce! por eso logra plasmarlo de forma tan precisa en los conflictos que se van desencadenando. Los hechos, aunque nos puedan parecer esperpénticos o grotescos, no dejan por eso de resultar verosímiles porque entran dentro de lo posible en los distintos escenarios que el autor nos plantea. Su pulso narrativo es formidable, la pericia para la recreación de las distintas atmósferas nos sumergen en la ficción sin preámbulos, atmósferas tan envolventes que sobrecogen a veces.

    Utiliza distintos narradores: el narrador omnisciente, el narrador en primera persona y la narración epistolar. La obra está llena de alusiones literarias, especialmente a la poesía de San Juan de la Cruz y su “Noche oscura del alma”, en la que el sentido místico se transforma en alegoría de tintes eróticos. El personaje entorno al cual se desencadena el conflicto, Aurelio, representa a la perfección la época en la que se ambienta la novela, la posguerra y la dictadura: abuso de poder, tiranía, soberbia e intolerancia de toda índole. Los personajes de Paca y Juan encarnan a los vencidos, a los represaliados. Fabián pone de manifiesto en la novela el problema de la homofobia en aquella época, Celia el de la sumisión…, todos nos hacen vivir la catarsis de aquella etapa oscura de nuestra historia.

    A pesar de su crudeza, el autor imprime en la novela el sutil tono irónico de la parodia que refuerza su sentido crítico y la hace más amena si cabe. José Luís Raya con este libro se ha consolidado como un gran narrador que no pasará desapercibido para quienes se acerquen a su obra.

    Las ángelas de Goya es una obra para el disfrute de los lectores, bien escrito, bien documentado y de una frescura literaria liberadora.


COMENTARIO de José Luis Raya Cruz.

 


Lo encuentro una literatura de frases cortas, tajantes "Abro la puerta de casa con cierta dificultad. Pienso en los vecinos. Y en la resaca de mañana. Dejo el bolso tirado en el sofá. Me desmaquillo y me lavo los dientes con una automaticidad que me sorprende. Me quito el vestido meado y vomitado. Debería ducharme, pero… bah. Cojo el móvil. Tengo muchos mensajes de WhatsApp. Emily acaba de crear el grupo...”

Y a pesar de escribirla una mujer, echo en falta sensaciones, los verbos son de acción y hay una ausencia casi total de frases o de contextualizaciones que evoquen sentimientos ¡y podéis pensar que esto es un micromachismo, si os viene bien!

Su lectura es fácil, amena, sin grandes pretensiones, los diálogos algo largos, también muy de frases cortas, lacónicas respuestas... los personajes no son especialmente reconocibles por su forma de expresarse.

 No tiene grandes pretensiones de enseñar más allá del capítulo en el segundo tomo, en el que habla de las relaciones sexuales "complejas" swinger, poliamor, pareja libre..., y algunas referencias a filosofía oriental... sin muchas profundidades; ah, y la relación entre el ciclo menstrual y las fases de la luna.

 Y si buscas un libro que "te empalme" no es este, más allá de que los temas que trata sean sexuales y por tanto tienen reminiscencias eróticas (también con verbos de acción) "Aparto mis caderas. Es imposible. Asha comprime la bala contra mi clítoris. Sigo con los espasmos del orgasmo. Resuenan como un eco. Me resulta incómodo. Una sensación de soledad se apodera de mí. Una lágrima me cae por la mejilla y moja la mano de Pablo. Quiero salir de aquí. No quiero seguir.".

 

literatura fácil, como una película de sábado por la tarde, pero para adultos.

“LACTANCIA SECA” DE ROCÍO BIEDMA, por Juan Orozco (Joros).

 



             Cuanta desesperación en el dolor, la queja, el llanto, la pesadumbre, de ser vejado por la barbarie de unos sobre otros; de Caín sobre Abel, en el dominio de la fuerza bruta, descomunal, de la intemperie, de la agresividad sobre los que no pueden ni siquiera esquivar la agresión del más salvaje sobre los indefensos, los menos pudientes, ya sea en tiempos de guerra, de posguerra o, simplemente, en el devenir cotidiano del dejar pasar la vida como viene. En donde los menos favorecidos son atropellados por la infinidad de tropelías, de dominio del más poderoso sobre el más débil, lamentablemente.  Donde lo intempestivo cae sobre las acciones cotidianas de un diario deteriorando y rompiendo la armonía, con rotundidades desequilibradoras de los quehaceres más livianos, incluso, como es el de alimentar a un bebé, porque la falta de sustento tiene mustios los senos de sus esquilmadas madres por la escasez de alimentos-

             Este libro, que denuncia las lamentaciones de los más desfavorecidos en una guerra, los niños dados de lado incluso, con la lucha por la supervivencia en un entorno hostil, famélicos, deshidratados, dolientes; o los ahogados, ya sea por el agua o por la desesperación, en el ahogo que produce el malestar de una vida desolada… o por no poder cumplir sus expectativas, en la desazón de la lucha por sobrevivir… o en la muerte por asfixia; o los que huyen de la barbarie, del desastre atormentado y atronador, en la intemperie de una contienda fratricida, descabellada, entre hermanos, una herida grave entre parientes, una hendidura civil, que muerde desesperadamente a un pueblo, el español (como si fuere cualquier otra comunidad del orbe, generalizando la violencias de unas gentes sobre otras), con sus villanías, sus represalias, sus negatividades acuciantes, en la lucha por la supervivencia más inmediata. Donde la violencia se nota más contra el sexo femenino, por las naturalezas enfrentadas y encontradas de dos formas diferentes de ver y sentir la vida; y más, si eres madre, si has de proteger la vida en el campo de batalla, del devenir, en unas condiciones extremas de pobreza material, ante el desorden de la libido de los machos desesperados… por la incontinencia, por su forma de ser más intolerante y dominadora. Pero sea como fuese, siempre nos queda el lugar de la esperanza, en los días venideros, en el futuro de la raza, en el más allá del presente, intolerante y desalmado, un atolladero de ofuscaciones malsanas en el desequilibrio de una guerra entre parientes… con todos sus males y sus barbaridades. Una queja, un lamento, un denunciar las calamidades y los desastres, en la falta de tolerancia y de respecto de los derechos humanos en cualquier situación y, extrapolándolos, a cualquier sociedad del mundo, ante las injusticias de cualquier índole, pero sobre todo de las que están más a la vista, las que nos chirrían en los oídos, las más tirantes, las más nefastas, las más intolerantes. Es “lactancia seca” un libro crítico ante las desigualdades sociales, gritando las desavenencias, las negruras, las intolerancias, que crean pesadumbre y desesperación en los más indefensos. No dejando indiferente a nadie, ante la mirada de congoja, su grito angustiado ante el malestar por la tropelía de injusticias cometidas… por el hecho de ser animales territoriales temibles, necesitados de un espacio más o menos amplio.

             Un libro muy bien escrito, con suficiente entereza, con un vocabulario extenso, digno de una poeta que se aprecia; en su rotundidad, contundente; denunciando las injusticias, las lamentaciones de la irracionalidad de algunos seres (in-)humanos, por la necesidad de corregir los agravantes en el transcurso de la vida de algunas personas indefensas, desprotegidas y desfavorecidas, por las inclemencias del vandalismo más desaforado.

             Así, tenemos ejemplos, en el poemario, tan conmovedores como estos versos de su poema “Hasta cuándo”:

             “Hasta cuando quejarnos por todo / de solo, de nada, de mucho, de poco /...

 O en este fragmento de “Violetas, al caer la tarde”:

             “Duele el lubricán / que comparece hilando códigos / sin prórroga ni alfeizar / donde invocar plegarias. // Duele el aire reseco / que cuartea los labios / de sueños precintados / cuando la piel y la doctrina / escupen hijos de las balas y las ánades, / de pies descalzos, / las llagas mancilladas de ceniza / en el silencio de osario / que se traga la tierra.”//.

             O en el poema Faltas:

             “Y no sé si aún duermes / habiéndote desvalijado, / estos verdugos despiadados / tu derecho de soñar”.

             O en “Mamá se ha quedado dormida”:

             “Mamá se ha quedado dormida y sueña que vive en esta casa extraña donde reside la luna llena en el fondo de los vasos”.

            En Idioma:

             “Doy mi voz / por aquellos que guardan silencio, / los que tienen sus manos atadas / y los ojos ignotos en el negro./

 Ablación, es uno de los poemas más descarnados, pero más puros, por su inocencia…

 Con todo, bendita sea Rocío Biedma, por su paz y su calma, por transmitirnos en estos versos tanto dolor, con tanta mesura; tan bien equilibrados están, que no resultan altisonantes ni chocantes, en nada; habiendo logrado una equidad curiosa, similar al golpe rotundo del martillo rondando el pie de la madera: ha conseguido crear una obra impecable, además de con un rico vocabulario, con sonidos que no resultan estridentes en exceso. Una obra que denuncia las injusticias sin sobresaltos, ni demasiado alto ni demasiado bajo, en un tono justo. Es este poemario, lento, exquisito en su decir, con un hermoso don de palabra, buenamente lírico. Gracias, Rocío, por entregarnos este canto duro, pero bello. Lactancia seca es de una gran calidad, una joya de filigrana bien engarzada.

 

                                                                                                          Joros.

                                                                          Sevilla y octubre de 2022.

TIEMPO DE ESPERA DE JOSÉ SARRIÁ, por Juan Orozco (Joros).

 




“TIEMPO DE ESPERA”.              

 

         Este hermoso poemario de José Sarria, Tiempo de espera, está compuesto de varios segmentos, a saber: Tiempo de espera; La tarde; Incertidumbres; y, Final. Todos ellos de una gran delicadeza y exquisitez engarzadas las palabras con muy buen gusto y dentro de la tradición de los clásicos. Un libro magnífico, sosegado, pero muy evocador y de un lenguaje poético renovado aun bebiendo del clasicismo más vehemente y entroncando con la tradición más emblemática, a la vez, que renovándola con mucha dulzura y poder de sugestión, mediante la sugerencia de sus metáforas.

Tiempo de espera es un poemario nostálgico en cuanto se remite a la niñez y a los recuerdos pretéritos, que se detiene en las terrazas ingrávidas, el devenir. Un poema inteligente, como alargándose en el compás de espera de las horas.

El poema Las Ítacas, es una versificación preciosista, de un gran lirismo y poder evocativo y sugestivo por sus bellas imágenes, al tiempo que una reflexión sobre el discurrir de la vida con sus aventuras… fuesen más carnales, con sus héroes caídos, con el fluir de las mariposas;

en Jacinto, una composición breve pero intensa de lo vivido, de la belleza vivida a lo largo de los años, pues la pureza habita los corazones;

en El petirrojo, hace referencia al recuerdo por la metáfora, y en la que se pregunta por sus concomitancias, al instante nemotécnico recuperado del ayer;

en El color de la memoria, es un poema preciosista de una belleza descomunal, que desgrana retazos sentidos o ensoñados de realidades innatas al propio ser como una reminiscencia que une el pasado con el actual presente en ciudades árabes y cristianas, tartésicas y sefardíes… Un retazo de la memoria que nos imbrica en el mundo, en el instante, en el ahora desde el pretérito que mira al futuro, y constatando el aroma de las flores y las especias, con sus intensas evocaciones;

en El recuerdo, rememora cuando las jóvenes venían a beber de su boca… y era fuego aunque hubiese herida;

en Eternidad, hace referencia a los lugares que nos conectan con nuestro interior, con nuestros anhelos más sublimes, con Dios mismo y toda su dulzura;

en Palabras, símil del lenguaje, del poder del preciosista de la lengua --especialmente escrita--, que deja constancia de su existencia y se permeabiliza en los siglos;

en Fragmentos juega con la idea de la eternidad, del tiempo sin tiempo, del tiempo como continuun imperecedero que todo lo abarca en su espacio, una búsqueda de transcendencia más allá del ahora, una búsqueda de salir de lo cotidiano y pasar la frontera inmaterial de la existencia;

Ya, en La tarde, nos tropezamos con:

Estaciones, donde retoma las vivencias pasadas, lo que fue y ya no es lo que pudo ser y no ha sido, que se ha quedado fuera de lugar, como irremediable pasado sin viabilidad en el presente, con un lenguaje de una belleza indiscutible;

en República de Venecia, evoca la emulación de la bella ciudad veneciana con su historia y las leyendas, de forma emotiva;

en Café Hafa, se pregunta por las jóvenes propuestas que fueron en este lugar, contemplando el paisaje circundante, con sus acantilados, mientras se embriaga con el extravío “de la distancia”;

en Huerta del cementerio de Macharaviaya, el lugar donde posiblemente nació y donde desea reposar cuando le llegue su hora, el lugar de la niñez, el lugar del reencuentro, el lugar intermedio de la memoria al que se vuelve una y otra vez: el rememorar de esas horas donde encontró el placer tal como lo deseaba;

en Apolo 11, aglutina circunstancias acaecidas en el orbe y en nuestra patria --¡España!—  y deseos entrañables de su infancia, con sosegada calma;

en Eternidad, contempla la secuencia universal que se repite a lo largo de los instantes en todo el globo terráqueo, lo consustancial a los seres humanos en su capacidad de sentir y pensar;

en El nombre puro de las cosas, busca la perfección de los versos;

en Pájaros del sueño, parece ser que las palomas se personifican en personajes reales –pudiera ser—;

en Temblor, justifica que las aves son un símil de los seres humanos;

en Memoria, ratifica el deseo inconsciente desde lo más íntimo de su ser, desde su idiosincrasia, “que espera el prodigio de los primeros soles”;

en Existencia, busca la consciencia del recuerdo, ya sea a través de la resonancia sonora de una palabra o mediante un aroma, o mediante el reflejo en el ser;

en La oscuridad, se pregunta por la muerte, hacia qué vivencias navegan los fenecidos, inquiriéndolos desde la infancia;

en Tiempo, es consciente del vivir de los otros, de los que nos rodean… en nuestro caminar –o soslayados por las televisiones y/o las películas…--, en la brevedad de la existencia;

en Ahora, toma fuerza desde el ayer para enfrentarse al presente y realizar los latidos del oro centenario;

en Hace tiempo creí tener a Dios, habla de la soledad a través de un galimatías, porque Dios siempre tendrá a sus ángeles, aunque te quiera;

en Lo mejor de mí mismo, se descubre en la esencia de sus actos, su centro vital;

en Infancia, mira para adentro, reconociéndose en el niño y el adolescente que fuese antaño, con un lenguaje emotivo, sugerente, de sensaciones y nostalgias y diciéndose que todavía puede ser, que mientras haya vida hay esperanza;

en Yo soy el oriente, recupera desde el presente, que le nace del alma, que él es el oriente, en su casa, con su madre.

 

En la tercera fase, de este poemario Incertidumbres (I, II, III y IV), mediante una serie de interrogantes que se hace –y nos hacemos--, filosofa sobre lo inherente a la vida, con su levedad y su gravedad, en el tiempo de la memoria y del existir, del ser por la consciencia: el hombre dubitativo –a veces--.

 

En la parte final sólo tiene un poema de título homónimo, en el que se resume una vida en: pasión, duda, existencia, espejo, silencio o luz, quedando por construir la transparencia o la translucidez de un sueño…

 

Es el lenguaje de José Sarria, exquisito, elegante, distinguido, de proporción equilibrada, remozado de belleza, y retornando a su esencia y la norma del clasicismo más depurado. Una poesía emocional y libre, que llega al alma, siendo heredera de una retórica mesurada.

        

                                                         JOROS, en Sevilla, y a 2022.


LAS VENTANAS DEL TIEMPO DE ANA ISABEL ALVEA SÁNCHEZ, por Joros.


 

En las ventanas del tiempo, poemario dividido, muy acertadamente en cuatro partes, que se desarrolla en un bloque de pisos del mismo edificio de la colmena global, en occidente –preferiblemente--, en donde viven Virginia, Silvia, Pablo y Laura, unos personajes que representan a la humanidad, en diferentes facetas de crecimiento, y con visión de sus realidades internas; expresando facetas por las que suelen pasar algunos seres humanos en sus diarios deambulares.

Virginia, enferma de nostalgia, por lo que pudo ser y no fue, posiblemente un amor –grande y remoto--, en la distancia. Desde su ventana de los meses: ve los raíles que se pierden en el horizonte o detrás de una curva del recodo de la calle en la que vive. Una mujer –en este caso—viviendo algo desolada cada vez que sale a las 11.00 de la mañana –hablase de soledad— encaramada en la pérdida del ser querido, por los kilómetros distantes y naufragando en el desánimo, tal vez. (“Es el amor un misterio / y la lógica su absurdo”.)  El anhelo del ser amado, que se halla lejos, quizás en otro continente, incluso “que solo trae vértigo,… que nos daña”.  Y la memoria continuamente se remonta al amante, al ayer, a los días vividos del pasado. El deseo intenso de un fogonazo allende los días o los años (“es el aullido de la leña…), cuando la angustia, la lástima y el dolor (“… / y el duelo de felices años sea /…) por aquel que la contentó durante un tiempo, y zarpó, del que recuerda… “el agua del encuentro / las brasas en la piel / su licencia arbolada / el resplandor”, la fogata luciente en sus entrañas,  impregnada de sudor, de la belleza del varón, de su hombría, (¿para qué el olvido / si es hermoso saberte?)  Rememorando que vive en el pretérito, añorando al amor de su vida. Aunque reflexionando se diga: “Sacúdete tu pena Ariadna”.

            Silvia, atrapada en el tiempo, su presente: la lectura, la visualización de películas “entre cuatro paredes”, viviendo “de múltiples historias”, “horas de lectura”, con “el corazón pausado /cautivado en el libro”, en la quietud, en el silencio; y escuchar, oír, aprendiendo de las cosas del mundo, de las ideas, llegando a la claridad, al entendimiento… vislumbrando filmaciones, aprendiendo a través de la imágenes, de su lectura, de documentales, aprovechando el tiempo en su discurrir si hallamos el sentir por el sentimiento, por el corazón, por la sujeción  de sensaciones o por la separación de las cosas…  o ante la “negritud” de los noticiarios con imágenes pesimistas del mundo, donde la desidia nos insiste en confiar esperanzados en nuestros vecinos, y que “nuestro ánimo / lacerado por la inquietud / nos arrastra a diluirnos en la tristeza”, pero acogiéndonos a la esperanza, viviendo en el presente, en la realidad inmediata. La pintura, la lectura y sus símbolos, que nos hacen la vida más llevadera.

            Pablo, que es negativo, desea un amor más productivo que el que tiene, y queda muy claro en “Danza macabra” sin valorar demasiado el que tiene. Los humanos como regla general, no sabemos apreciar lo que tenemos hasta que lo perdemos, con su excepción y salvedades. Siendo un ser que pudiera no ser quien escribe –posiblemente--, sino que escribiese su acompañante –el personaje literario, que Ana Alvea inventa para transcribir esta crítica social, que lo mismo pudiera ser hasta otro varón, aunque hablase de unos hijos –en ese tramo del poemario--: la imaginación es poderosa. Un ser preso por los convencionalismos, que no se atreve a abrir el mundo –la jaula--, saltando más allá del que dirán…un ser atrapado en la cotidianidad de la vida, salvo cuando grita… pero no se atreve a revelarse a grandes rasgos contra lo que le rodea, salvo siendo agresivo; un ser visceral, que se ve dominado por las circunstancias.

            Laura, es el futuro, porque el futuro es la querencia de algo mejor, de divertirnos, de expandirnos, de disfrutar lo que nos rodea, nuestro mundo, anclados como estamos por lo común, en nuestras preocupaciones… e intentamos sacudirnos las complicaciones, y quedarnos “estrictamente con las necesarias, para crecer. Y gozar de las cosas, de los grandes y de los pequeños momentos, es el regocijarse con el entorno, vivir de pleno, en la calma que deseamos en los días venideros, conformarnos plácidamente con nuestro entorno.

            Unas formas de ser y de pensar, que aglutinan ciertos comportamientos –tal vez enfermizos, cuando el pasado no nos deja vivir el presente, o cuando el anhelo de devenir nos coarta vivir el ahora--, que no son todo lo concreto que debieran, pues no nos realizamos en el tiempo, sintiéndoos anclados en el ayer, o intentando conseguir un futuro mejor… Es por eso que es muy importante aprovechar el momento en el que estamos, sin lugar a dudas. Diferentes formas de sentir y vivir las diferentes realidades que nos tocan –a cada uno— según las situaciones que nos rodean en el tiempo.

 

Vivencias humanas que todos podemos imaginar al leer estos versos, bellamente engarzados, aunque no lleven apenas signos de puntuación, dando a lector –más o menos experimentado—la libertad de ponerlos –libremente— a su antojo, en el conocimiento de las reglas… Poemas por lo general bastante escuetos y breves, aunque no siempre, pero intensos.

            Es un recorrido psicológico por varias facetas individuales que existen en determinadas personalidades de nuestro entorno –preferiblemente occidental, pero no exclusivamente…--. Formas distintas de vivir y expresarse según los condicionamientos que se imprimen a nuestra mente por sus diferentes “ideas madres estructurales” y de nuestro pensar. Ideas que dictaminan nuestra forma de actuar y de dirigirnos por el mundo, según se tenga más o menos moral, que pudiera ser inquisitiva o permisiva… Formas de ver y entender la vida desde una u otra óptica, según lo que nos han enseñado y la que hemos adoptados en nuestra convivencia diaria. (Así, deberíamos dejarnos fluir en nuestro gozo, dentro de las reglas democráticas y de respecto, en las diferentes ideologías “del entendimiento”, que no tiene que ser únicamente político, sino de tolerancia a las distintas formas de pensar y sentir, que no han de ser excluyentes, sino coexistentes,

            Poemas muy bellos, apenas sin signos de puntuación y poco adjetivizados. Poemas breves, poco extensos por lo general, que son como fogonazos de luz, relumbrando en sus concepciones, ideas situacionales, que se encardinan en el tiempo: pasado / presente / futuro. Son de una sensibilidad exquisita en el antojo de conjugar el lenguaje, combinando bellamente las palabras, auspiciando un diálogo denso con el interlocutor, que mirando desde dentro de nosotros mismos, ausculta los mensajes simbólicos y mediáticos. Con unas imágenes muy sutiles e hilvanando muy bien los argumentos a través de las metáforas. Es este libro como un cofrecito repleto de joyitas preciosas.

             Un libro de una gran belleza por su lirismo, muy bien planteado y pensado y –posiblemente—recapacitado; donde el sentimiento vital se expande a todo el orbe: “Un proyecto de año nuevo: / convertir nuestro hogar / en Parque Natural Protegido / cobijado en la umbría / a la hora que hiere el sol”. Un poemario inteligente, expansivo, que ve y observa la autenticidad en los sentires… y con un lenguaje aparentemente sencillo, que nos acerca a ciertas realidades de siempre; porque una convivencia idílica pudiera ser posible, allende los siglos.

 

 

                                                                                   JOROS, en Sevilla, a 2022.

“EL INFINITO EN LA PALMA DE LA MANO” DE GIOCONDA BELLI PEREIRA, por Lola López Raya

 



Gioconda Belli es una novelista ncaragüense además de poeta, política sandinista, marxista y feminista. Cuenta que estando en casa de unos parientes encontró en su biblioteca varios libros apócrifos, entre los que se encontraba “Las vidas de Adán y Eva”; quedó tan fascinada por este relato que enseguida pensó que quería contarlo. Investigó sobre él durante  varios años en varias fuentes,  desde los pergaminos de la biblioteca de Nag Hammadi (Egipto 1944) y  los pergaminos del Mar Muerto (1947), hasta los libros rabínicos de Midrás. Por fin, varios años después, narró  desde una perspectiva no religiosa, la vida de nuestros primeros padres.

“El infinito en la palma de la mano” fue galardonado con el Premio Biblioteca Breve de Novela 2008 (Seix Barral) y con el Premio Sor Juana Inés de la Cruz de la Feria Internacional del libro de Guadalajara (Méjico).

Esta preciosa historia es como un pequeño cuento, un conmovedor relato de ficción estructurado en dos partes: una discurre paralela al  mito, y cuenta la vida de Adán y Eva desde su creación  hasta la expulsión del paraíso, y otra que va desde el Jardín habitado que es la Tierra y que conduce a los personajes bíblicos a través de la evolución hasta la aparición de los humanos como especie biológica.

El mito de Adán y Eva aparece ya en Grecia, y posteriormente en las religiones Judía y Cristiana;  G. Belli se basa en estos hechos, claro es, pues en su libro aparecen los personajes tan conocidos por todos: dios (Elokim), que prohíbe a Adán comer la fruta del árbol del conocimiento, que da sabiduría para distinguir el bien del mal; la serpiente (el demonio) que induce a Eva a comer la fruta prohibida, y esta induce a Adán, Caín, Abel, etc; más, como digo, aunque estos hechos sean los mismos que aparecen en fuentes antiguas y en el relato apócrifo, Belli hace una narración preciosa para  reinterpretar el reato bíblico de una forma reflexiva y cuestionándose preguntas universales. Para la novelista Eva no es la inductora del mal, sino una mujer  inquieta y reflexiva que quiere conocer cuál es la finalidad de nuestra existencia, que quiere  saber qué es ser libre y aceptar sus consecuencias, que indaga sobre la conciencia de ser y de ser mortales. En este sentido Belli elige a una Eva protagonista de su vida, y Adán la acompaña, por no estar solo. Es una  elección que llamaríamos feminista, como no podía ser menos, ya que la escritora es una mujer feminista con un gran compromiso político y social del que impregna todas sus obras.

Adán responsabiliza a Eva de su expulsión del paraíso, pero ella no  asume esa culpa, lo que también es una decisión feminista de Belli, sino que se rebela contra el rol que la mitología le asigna. Eva y Adán son expulsados del paraíso pero son interesantísimas las reflexiones de Eva cuestionándose el papel de dios (al que llama Elokim, o el otro) al que interpela diciéndole: “…los hombres son un capricho de dios, que se aburre, que crea constelaciones, crea planetas y después se olvida” y apostilla  “… pero nos dio el poder de poseer la Tierra, de definir el bien y el mal”

Una vez que Eva y Adán son expulsados del paraíso son conscientes de a qué se enfrentan en el presente y lo que han dejado en el pasado… lo que sigue es la lucha por la existencia que acompaña a la humanidad. Belli parece decirnos que Adán y Eva, y toda la humanidad, estamos fuera del paraíso, que dios está fuera de nuestra vida, que estamos solos, pero que en nuestra vida se han instalado de forma intrínseca la libertad y el conocimiento y como parte de él, el sufrimiento y el gozo de vivir.   

En esta segunda parte hay un relato de los problemas y logros que la especie humana ha ido solventando en su devenir: con inteligencia y  libertad, libertad que  es un regalo de dios y no un castigo.  Hay pasajes del libro preciosos, como cuando Eva cuenta los sentimientos que le producen sus múltiples embarazos, “… parir es un dolor, nos dice Eva, pero también una forma de participar en la creación”; y también cuando descubre el arte de dibujar pinturas en las paredes de una cueva que “…la llena de felicidad, la hace sentir menos sola”.  

Para finalizar el cuento, Belli vuelve de nuevo al relato apócrifo, pues los descendientes de Adán y Eva  cumplen con el mito y, no obstante, para llegar al desenlace reinterpreta la decisión de Caín como metáfora  de la  marginación de tantos hombres que luchan por evitar un triste destino. La narración acaba con un giro majestuoso que te sorprende y alegra, pues integra sabiamente el relato apócrifo con una perspectiva más científica del destino de especie humana.

Como conclusión diría que es un libro sencillo de leer, y que aunque conocemos la historia esta nos llevará más lejos si dejamos entrar en nuestra mente la ternura y la reflexión que Belli nos propone.