jueves, 19 de junio de 2025

El relámpago en el jazmín o la trashumancia de las almas, por Carmen Hernández Montalbán.

 



Antonio Enrique nos ha obsequiado a los lectores con un libro originalísimo, tal como ya nos tiene acostumbrados. Es una reflexión en primera persona sobre la muerte y por ende sobre la vida. Con el sugestivo título El relámpago sobre el jazmín, nos introduce en el misterio de la reencarnación entendida como la trasmigración del espíritu en un nuevo cuerpo tras la muerte biológica.

El relámpago sobre el jazmín es la bella metáfora de la que se sirve para describir la experiencia consciente de haber existido en otra vida. La luz, entendida como la revelación de algo de gran trascendencia; el jazmín como el milagro frágil y efímero de la existencia. ¿Quién no ha sentido alguna vez ese “déja vu”, esa sensación de haber ya estado en un lugar que se visita por primera vez, de haber mantenido la misma conversación o de haber conocido a alguien al que apenas acabamos de conocer, la trasposición de las fichas del archivo de una memoria remota al presente?

El autor, en su última obra, aun no se ha desprendido de la etapa reflexiva autobiográfica en la que escribió sus Memorias. Este es un libro marcadamente autobiográfico, pues en él podemos adivinar en algunos de sus personajes, personas reales que forman o formaron parte de su vida, lugares donde reside o residió, etc. El relámpago sobre el jazmín es una hibridación de diferentes géneros: novela, biografía, ensayo y poesía. Se nos cuenta una historia en la que el autor es el protagonista, pero además podemos conocer en ella detalles de su vida, de sus apreciaciones, de sus creencias. En este libro perviven ideas ya planteadas en algunas de sus obras, como es el caso de la novela La luz de la sangre en la que Antonio ya inicia una incursión reflexiva acerca de la muerte y el más allá. El título de esta novela ya es un símil de aquella. El lenguaje es cuidado y rico, como en toda la producción literaria del autor, de un ritmo muy logrado, tanto que cuando llegas al final tienes la sensación de haber estado escuchando una pieza musical. El lenguaje poético está presente en toda la obra. Metáforas excelsas: Pero con lo que no contaba yo al borde del abismo es con esa esfera de luz irredenta que estalla en las manos, y llaman el alma; comparaciones extraordinarias y atinadas: El cuerpo se relaja tanto que se va distendiendo, como si tú fueras una torre humana que se va derribando hacia dentro y los muros ceden... / Aquí se queda el cuerpo también, como si fuera la muda de la piel de una serpiente hecha un ovillo a tus pies. Esta obra en prosa no escapa al lirismo como ocurre con todas sus obras, porque Antonio Enrique es en su esencia poeta, un gran poeta.

Leer El relámpago sobre el jazmín me ha hecho sentir ternura por la fragilidad de todo ser viviente, asombro por el misterio de la existencia, que no es sino un aprendizaje, una oportunidad para entender que no somos sino partículas de un todo, estrechamente conectadas y dependientes, polvo de estrellas.


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