jueves, 19 de junio de 2025

Reseña a los Cuentos de misterio en la Alpujarra, por Carmen Hernández Montalbán.

 



Hacía tiempo que no me sumergía en una lectura tan amena e inquietante como la de esta colección de cuentos de Fernando de Villena. La lectura, además de un recurso cultural y evolutivo es también un placer. Y es que, como bien apunta Daniel Penac, “leer es uno de los pocos verbos que no soportan el modo imperativo como amar o soñar”. La lectura tiene un componente emocional espontáneo que nace del corazón, o no nace. Cuentos de misterio en la Alpujarra posee esos ingredientes que atrapan al lector, también emocionalmente, pues tiene la cualidad de hacernos empatizar con un personaje, sentir aversión por otro, llorar, enfadarse, sentir entusiasmo, angustia, hacernos sonreír..., pero además, tiene la capacidad de hacernos “sentir” en la acepción sensorial de la palabra; nos hace ver mediante sus descripciones, ese paisaje agreste de la Alpujarra, temblar de frío, percibir sus aromas; pues su prosa apela a nuestra memoria sensorial, directamente conectada con las emociones.

Estos cuentos evocan a los clásicos, a las Narraciones inverosímiles de Pedro A. de Alarcón; las Leyendas de Gustavo A. Becquer; los Cuentos de terror de Edgar A. Poe; Relatos de misterio y suspenso de Charles Dickens o cualquier otros tradicionales que se contaban al amor de la lumbre. Poseen las características propias del cuento de misterio: presencia del elemento fantástico, creación de una atmósfera opresiva, incertidumbre, tensión, verosimilitud, giros inesperados, etc. La autenticidad de las historias la consigue Villena a través de su conocimiento de los usos y costumbres del lugar, de expresiones de la zona, de esa previa inmersión en el ambiente en el que suceden las historias.

Este libro es un imán que nos arrastra a conocer estos pueblos ocultos, cuyos nombres ya desprenden vapores del inframundo: Soportujar, Pitres, Pórtugos, Ugíjar, Torvizcón, Jorairatar, Carataunas..., impregnarnos de esos ambientes rurales, de esos objetos sometidos a la intemperie como paredes agrietadas y desconchadas, puertas carcomidas y bisagras oxidadas.

La mayoría de los cuentos se inspiran en mitos que forman parte del imaginario colectivo de los pueblos: tesoros enterrados, aojamientos, suicidios, aparecidos, brujas, crímenes no resueltos, etc. pero con el sello distintivo del lugar en que acontecen, la Alpujarra.

Fernando de Villena se mueve como pez en el agua en el género del cuento, sabe crear la atmósfera adecuada y agrega siempre esa pizca de gracejo que propicia la complicidad con el lector. La lectura de este libro es un disfrute que no te puedes perder.

 


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