La Oruga Azul.

La Oruga Azul.
La oruga se puso azul turquesa, porque presa de la luz de la poesía, reposa en las cuartillas de la mesa impregnada de tinta y fantasía… (Antonio Peláez Torres),

lunes, 23 de septiembre de 2024

Entrevista a Juan Jesús Hernández, autor de "Los descosidos de Dios"


 


Háblanos un poco de ti.

Soy periodista. Creo que he sido periodista desde pequeño, mucho antes de ir a la Universidad, sentía los impulsos por contar cosas. Ya en el instituto creamos un grupo de compañeros una publicación para distribuir entre los alumnos y ahí hice mi primera entrevista a José Asenjo Sedano, un escritor accitano que acababa de ganar el Premio Nadal, creo que su novela se titulaba ‘Conversación sobre la guerra’, a finales de los años 70. Fue muy emocionante, tanto como un simulacro de emisora de radio que daba música y noticias o entrevistas con profesores en los recreos y tiempos de ocio. Incluso habría otras cositas antes de llegar al instituto de las que podría hablar, pero bueno… Desde entonces mi pasión por el periodismo se ha mantenido intacta. Muchos años, sí. He colaborado en bastantes medios, en prensa y radio, aunque recuerdo con especial cariño mi paso por Radio Popular y Patria, periódico en el que hice prácticas a las órdenes de Juan José Porto. Hice prácticas en Patria porque en IDEAL ni me contestaron. Años después me llamó Melchor Sáiz-Pardo y allí he permanecido casi 38 años, hasta mi reciente jubilación, años en los que he hecho prácticamente de todo. Por lo demás, soy nacido en Guadix y mi sentimiento accitano es tan fuerte como el del periodismo. Adoro mi ‘patria’ de la infancia y diría que de siempre, aunque me apena muchísimo que no acabe de tener o encontrar el sitio que merece. Guadix es un proyecto inacabado que está perdiendo mucho más que población.


¿Qué podemos encontrar entre las páginas de Los descosidos de Dios?

Pues ya que hablamos de periodismo, pienso que podemos encontrar un relato periodístico, una crónica sobre un hecho real, el crimen de un labrador que murió a manos de un lacayo de la ‘señorica’ dueña de las tierras que tenía arrendadas, que he novelado desde la ficción para recrear y rellenar todos los vacíos que rodean esta historia, que son muchos porque tras su asesinato se levantó un muro de silencio y olvido que ha permanecido intacto durante 90 años. Es una historia dura que es como la otros muchos ‘descosidos de Dios’ en tiempos de hambre y miseria en el primer tercio del siglo XX, en el que el poder mantenía los privilegios que se ejercía muchas veces con impunidad y casi siempre con soberbia y arrogancia, especialmente como estos lugares de la Andalucía profunda en los que el tiempo pasa muy despacio, o no se mueve.


¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

La trama tiene lugar a caballo entre la aldea de El Valle de las Encinas, nombre que recibe en la novela, y la ciudad de Guadix, donde tiene lugar el crimen, en el Arco de San Torcuato, en tiempos de la II República. Creo que el lector se va a encontrar con un retrato social y humano muy visual, con personajes creíbles con los que empatizará o detestará, que al final es de lo que se trata. He querido que sea una historia amena y entretenida, muy costumbrista de esos lugares y personajes reales y de ficción capaces de atrapar, o eso espero.


¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Pues es que yo soy periodista, no escritor y como periodista dejo en la hemeroteca miles de artículos o reportajes en los que he contado historias de todo tipo y también mucha información y análisis. Es verdad que los periodistas escribimos y también somos escritores, pero entiendo que esta definición, como la de novelista, es jugar en otra liga. Escribir es muy difícil, sobre todo hacerlo sencillo y hacerlo bien para llegar al lector, y respeto mucho a los que son capaces de crear una novela tras otra. Ellos están, estáis, en otro nivel. Mi anterior experiencia en la edición fue el libro ‘De frente’, en el que recogí más de medio centenar de historias biográficas de personajes granadinos que tienen trayectorias sorprendentes e impresionantes. Todos son ejemplo de supervivencia, de éxito o de sueños por cumplir. Y ahora ha llegado esta novela.


¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

El último libro que he leído ha sido ‘El año de la sal’, de María Jesús Peregrín, que elegí porque su historia y la de ‘Los descosidos de Dios’ tienen muchas coincidencias. En las dos los protagonistas son nuestros abuelos, en las dos está la crueldad y ambos transcurren en épocas similares. La novela de María Jesús tiene mucha fuerza narrativa y es impecable, propia de una autora que merece la pena leer. Y ahora estoy con ‘Las hijas de la criada’, de Sonsoles Ónega, a la que he llegado con muchos prejuicios porque cuando ganó el premio Planeta recibió críticas durísimas, demoledoras, y quiero leerla para tener criterio propio sobre ella. Lo que he visto hasta ahora no me desagrada. Tengo que llegar al final, pero me parece que no se ha sido muy justo con esa obra.


Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

No sé si llegará a cuajar. Me lo he tomado sin prisas. Sería algo así como ‘Con la mirada perdida’, relatos de la calle, de la gente, de la vida diaria, en definitiva. Me gusta observar y, si puedo, dejarlo por escrito.

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