Entrevista a Salvador Perpiñá, autor de "Koniec".

 


Revista Ahorateleo
Editada en Guadix, Granada por Asociación para la Promoción de la Cultura y el Arte "La Oruga Azul"
ISSN  2952-5721




Háblanos un poco de ti.

 No soy terriblemente interesante, no he vivido una existencia fabulosa, no seré carne de leyenda. Melancólico y algo indolente, mi vida oscila entre el éxtasis y el desengaño. Como la de todo el mundo, por lo demás.


 ¿Qué podemos encontrar entre las páginas de Koniec?

 Un puñado de relatos sin efectismos, desafiantemente intempestivos. No me interesa el cuento como una caja de sorpresas, jamás seguiría esos decálogos de los que tanto se abusa en los talleres de literatura. Me aburren los juegos malabares, quiero que el lector que se asome a estas historias encuentre personajes vivos, palpe la misma textura, el misterio y la belleza de lo real. Quiero, qué osadía, conmoverlo.


 ¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

 En no tenerle miedo a la emoción, en huir del lugar común y de la tendencia, en una cierta variedad de tonos y géneros, y ―me gustaría creer― en una prosa que cause cierto placer por sí misma.


 ¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

 Soy siempre fatalmente parecido a mí mismo, cosa normal en escritores tardíos. Si acaso he afilado algo mis recursos y he ganado en cierta economía expresiva.


 ¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

 “El alba de la Edad Media”, de Vito Fumagalli. Un ensayo sobre los siglos que siguieron a la disolución del Imperio Romano. Me parece un libro maravillosamente escrito y lleno de imágenes sobrecogedoras. Me fascina esa época en que un mundo muere y, desde la oscuridad, otro nuevo empieza a dar sus primeros pasos.


 Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

 Vivir y cultivar la alegría, que no es poco. Continuar con mi doble vida de guionista y escritor y empezar a levantar la novela que por fin me he atrevido a escribir. A una novela hay que tenerle mucho respeto, ya hay demasiadas y no me gustaría añadir una más al mundo sin estar seguro de que merece la pena.

Entrevista a Angélica Morales, autora de "La casa de los hilos rotos".

 


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Háblanos un poco de ti.

Nací en Teruel pero soy oscense de adopción. Me considero artista porque la creatividad forma parte de mí vida, una herramienta con la que me enfrento al mundo. Desde niña he escrito y he actuado, digamos que el arte corre por mis venas. No he tenido una infancia feliz y supongo que lo que hago es escribir una y otra vez mis heridas, buscar de alguna manera la luz. Soy poeta, narradora y directora teatral. Soy zurda y disléxica, así que siempre he tenido que esforzarme el doble para entender las cosas. Sin embargo esa peculiaridad me ha conducido a explorar otros ángulos dentro de mi pensamiento, una manera muy peculiar de ver lo que me rodea. Me atraen las costuras, lo invisible, los silencios que gritan. Me apasiona lo viejo, lo que nos cruje dentro del pecho, los laberintos que se esconden en nuestra sangre, esos recuerdos que se quedan tapiados en una ventana donde la vida ha dejado de pasar. Me emocionan las mujeres solas, las tejedoras de sueños, las niñas heridas.

Creo que escribo lo imperfecto, esa belleza frágil pero que al mismo tiempo resiste.

 

¿Qué podemos encontrar entre las páginas de La casa de los hilos rotos?

Por encima de todo la historia de Otti Berger, una pionera, la diseñadora textil más destacada de la Bauhaus. Durante la novela podremos conocer su vida, sus amores, su trabajo artístico, su paso por una de las escuelas de arte más vanguardista de Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial. Viajaremos por la Europa de entre guerras. Conoceremos artistas olvidadas, la amistad entre Otika y Mercé Ribó. Hay secretos de familia, amores imposibles y mucho arte.

 ¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

En la verdad. Está escrita con el corazón. Me he documentado mucho con respecto al contexto histórico y la escuela de la Bauhaus está muy vivida, es decir, he intentado plasmar su espíritu libre, vanguardista, absolutamente innovador. No había mucho material biográfico de Otti Berger y he tenido que inventar su vida en muchos momentos, pero eso me ha permitido conocerla mejor, he podido parirla, he recorrido todos los caminos y penas de su vida hasta el momento de su muerte. Con la novela he intentado hacer justicia, he sacado de las sombras la historia de una mujer artista enterrada en la desmemoria. Así que su escritura para mí ha sido un acto de justicia y de amor infinito. Por otra parte he ideado  una compañera de viaje para Otika, Mercé Ribó, una burguesa catalana que se convertirá en discípula y fiel amiga. La fuerza de la  novela radica en el deseo de las protagonistas de ser fieles a ellas mismas, de buscar su camino, en el arte y en la vida aunque ello tenga consecuencias terribles. También hay una necesidad de sanar heridas en el caso de Mercé Ribó y su historia paralela. Es una novela de búsqueda, de arte y de amor.

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Un escritor nunca llega a ser escritor porque siempre anda escribiéndose en el camino, aprendiendo a hacer mejor su oficio. Le lectura nos abre puestas, nos da herramientas, nos alimenta y enriquece para que luego, como escritores, podamos crecer en cada página en blanco. No concibo mi vida sin leer y tampoco sin escribir. Cuando empecé creía que lo sabía todo. Luego tuve un tiempo en que desesperé porque no sabía nada. Lo importante para mí en este mundo es darme cuenta de que no importa la meta sino el camino. Y ese camino de la escritura debe ser placentero. Mi intención es poco a poco ir encontrando mi impulso creativo, mi voz, y no juzgarme. Creo que escribir es fracasar constantemente y tener el deseo de volver a escribir para fracasar de nuevo. Aún sigo pensando que no he escrito mi mejor obra. La poesía me enseñó a ser libre dentro del poema y dentro de una novela. Escribo fundamentalmente para emocionarme y para emocionar a los lectores.

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Acabo de terminar la lectura de “Tesis sobre una domesticación” de la escritora argentina Camila Sosa. Es el segundo libro que leo de ella porque me apasiona su forma de escribir, es brutal, fresca, provocadora y verdadera. Me hiere. Y eso es lo único que le pido a un autor cuando elijo un libro,  que me que hiera, que me duela, que no me deje indiferente, que me pellizque el alma y me den muchas ganas de escribir para superar eso tan maravilloso que he leído.

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Yo nunca dejo de escribir. Estoy trabajando en mi segunda novela pero aún no puedo adelantar nada. Solo diré que de nuevo hay mujeres heridas y de nuevo las emociones nos van a abrazar, tanto y muy fuerte.

Entrevista a Rafaela Hames Castillo, autora de "El alma de la rosa"

 


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Háblanos un poco de ti.

 Ante todo, un saludo y mi agradecimiento por vuestra invitación. Mi nombre es Rafaela Hames Castillo, nací en Córdoba en 1962, crecí en el seno de un matriarcado compuesto por mi abuela, mi madre y yo (no es necesario aclarar que, en aquellos años, tal circunstancia era como un poderoso imán para la atención, no precisamente positiva, de todo el vecindario) en un barrio surgido de aquellas emigraciones desde el ámbito rural en busca de las grandes promesas de progreso y modernidad que brindaba la capital. No ostento títulos universitarios y mi profesión es administrativa, soy más bien autodidacta y mi vocación literaria viene más de mi tendencia desde la infancia a la lectura y  el gusto por oír las historias narradas entre mis mayores, a la observación de los contrastes, a una actitud inquisitiva ante lo ostensible con un enorme interés por acceder a su espíritu intangible y también desde que en las clases de música recibidas en el colegio de monjas, nos ponían música clásica y nos invitaban a escribir libremente aquello que experimentábamos en el transcurso de su escucha. Luego llegaron las lecturas más a fondo, la música y la danza en todo su esplendor y también los talleres y el encauzamiento combinando esta parte de mí con las demás que me conforman. Algo que agradezco infinitamente porque puedo constatar la virtud salvífica de la poesía.

 

¿Qué podemos encontrar entre las páginas de El alma de la rosa?

El alma de la rosa, se publicó en la primavera del pasado año en la Colección Manantial de Poesía del Ayuntamiento de Priego de Córdoba, es el último de los nueve títulos de mi autoría que hasta ahora han visto la luz y quizás el que alberga un contenido netamente más duro. Es un libro dedicado a muy diversos aspectos del sufrimiento y por tanto a esas vivencias de las que todo el mundo huye. Podemos encontrar entre sus páginas diversos perfiles humanos que viven sus particulares derrotas. En él se cuestiona la amabilidad de la vida pasando por la enfermedad hasta el rechazo a la muerte. Se reflexiona también sobre la andadura del ser humano que habita en las sociedades modernas y a su vez sobre la andadura del tiempo como transformador de la materia; también la muerte, como condición inherente a la vida, tiene en esta obra una parcela que la dignifica pese a la frecuencia con que se ve rehusada.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Pienso que es precisamente en la intensidad con que se experimentan las vivencias anteriormente expresadas y a cuanto de catártico tiene su contenido.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta esta última?

Como uno de los mejores factores que conforman mi vida. Decir que escribes pero que no aspiras a publicar es absurdo: si alguien emprende un proceso de comunicación es porque existe la voluntad de que éste se complete en su contrapartida, es decir, que haya un receptor. Muchas veces somos nosotros mismos los destinatarios de ese mensaje porque tratamos de explicarnos los misterios que encierra todo cuanto percibimos, es por este motivo que lo considero como una de los mejores ingredientes que me conforman, publique más o publique menos. Este recorrido me ha brindado la oportunidad de crear lazos de amistad y de hondo afecto, de conocer la obra magnífica de muchas y muchos autores, así como su universo creativo, mantener conversaciones de lo más interesantes, desarrollar un crecimiento estético, nutrir esa inquietud por el descubrimiento que nos puebla y,  ha favorecido, esto es muy importante, que cultive y alimente mi identidad creadora porque el mundo, la vida, sin un ápice de creatividad debe ser algo muy opaco; finalmente, añadir que también he ido validando el espíritu crítico.

 

 ¿Cuál fue el último libro que leíste?

El balcón en invierno y, en consecuencia, El huerto de Emerson, de Luis Landero.

 

¿Por qué lo elegiste?

Por la sugerente fascinación que encuentro en la prosa de ambas obras donde todo, a pesar de la posible nostalgia que pueda aparejarse a la rememoración de los tiempos pasados, cobra una vitalidad inusitada rebosante de poesía, orden, armonía y gracia. Son dos obras como muchas otras, verdaderamente sanadoras.

 

Y ahora qué, ¿algún nuevo proyecto?

Siempre hay nuevos proyectos pues la poesía que reside no sólo en los poemas, es sustento fundamental para que la vida sea aún más grata: Lecturas, música, naturaleza (que jamás falten) y cuando es posible, debido a las muchas tareas con que el día a día nos obsequia, dar forma y cohesión a nuevos títulos sin prisa y disfrutando de la pausa.

Entrevista a Juan Manuel Gámez Baena, autor de "Ahora que lo pienso"


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Háblanos un poco de ti.

Me llamo Juan Manuel Gámez Baena y soy de Lanteira. De mi pueblo salí con 10 años para ir al internado Ave María - lo cito por su importancia en mi formación- y a mi pueblo he vuelto, una vez jubilado. De por medio, una vida laboral dedicada a la enseñanza. Regresado a mi pueblo, he retomado aquello que siempre me apasiono, a saber: la pintura y la poesía, que practico casi a diario. A ellas he añadido el placer de los paseos por el campo y las charlas con amigos. Vivo, por tanto, tranquilo y en paz.

¿ Qué podemos encontrar entre las páginas de AHORA QUE LO PIENSO?.

Como el título indica, hice un alto en el camino y, acomodado en el " ahora", reflexiono sobre todo aquello que acude a mi cabeza, ya pasado o presente. Nada me es ajeno, por lo que los lectores podrán encontrar una temática variada que pasa por la amistad, la solidaridad, el amor, la familia, el paisaje y sus gentes, los recuerdos de infancia, desamor y más.  Todo ello con un lenguaje sencillo y directo. Dice el prologuista, Manuel Alcalá, que leer estos poemas " es tan sencillo y, a la vez' tan gratificante como beber un vaso de agua ".

¿ En qué ingredientes reside la fuerza de este libro ?.

Yo diría que en su amplitud temática y en su lenguaje poético sencillo y transparente. Por otra parte, intento dibujar y colorear aquello de lo que escribo. Dice al respecto Manuel Alcalá:
" afronta la escritura de un poema con actitud de pintor". Tanto es así, que publico mis poemas en las redes, siempre, con una imagen visual. 

¿ Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta la última?.

El gusto por la poesía surgió en las clases que recibí en la Escuela Normal por parte de doña Tadea Fuentes y doña Mariluz Escribano Pueo. De aquellas vivencias, mi amor a la poesía, que no practicaba hasta muy recientemente.
Puntualmente, mi amigo Manuel Alcalá  Hernández me propuso que hiciera un poema para su lectura en una reunión de amigos y a partir de aquí todo ha sido una continuidad.
Otro amigo, escritor y poeta, Luis Ezquerra Escudero me propuso publicar juntos un poemario “Poética Lanteira” y dicho y hecho.
“Ahora que lo pienso” es mi segundo poemario y lo publico solo. Por supuesto que vendrán otros porque la poesía forma parte de mis días.

 ¿ Cuál fue el último libro que leíste ?

No hablaré del último si no de los últimos. Con motivo del XXX Premio Andalucía de la Critica, se publicaron los diez finalistas y, en su lectura estoy. Es algo que he tomado como una tradición: leerlos y hacer mi propio pronóstico. El año pasado coincidí con el jurado. No lo tengo tan claro este año.

¿ Por qué lo elegiste?.

Los elegí por un doble motivo: 1. Porque prefiero la lectura poética. 2. Le supongo actualidad y calidad, al ser elegidos por un jurado de reconocido prestigio..

Y ahora qué, ¿ algún nuevo proyecto ?.

Para mí, la poesía es pasión adictiva por lo que, una vez consumida, no tiene final y...sí, siempre habrá nuevos proyectos. Ahora bien, para el próximo voy a tener la paciencia que hasta ahora no he tenido. Será algo más elaborado.


El dedo en la llaga de un jardín herido, por Carmen Hernández Montalbán.

 


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El tema medioambiental está cobrando fuerza en la literatura actual. Los efectos del cambio climático son ya una realidad palpable; especialmente los del calentamiento global del planeta. Esta realidad nos lleva a una reflexión no exenta de grandes niveles de frustración al ver cómo las políticas en materia de medioambiente a nivel internacional no son lo suficientemente contundentes para abordar de una vez por todas el problema. El jardín herido, la novela de Rafael Ruiz Pleguezuelos que obtuvo el XXXIX Premio Jaén de Novela, es un ejemplo de esa inquietud por el medio ambiente. Pero, además, sabe plantear el tema con gran creatividad y pericia.

Mónica, la protagonista de la novela, es una mujer joven que vive en Madrid y que se dedica al negocio de las flores junto con su socio, Javi. Lo que comienza como una ilusión, la floristería Florarium, paulatinamente se va transformando en hastío al considerar la naturaleza artificial e industrial de algo que paradójicamente alude a la vida. Y es que, por cada flor cortada, se emite a la atmósfera tres kilos de CO2, aparte del impacto que causa al medio ambiente su transporte. Su inquietud por el asunto la lleva a acudir a reuniones de grupos ecologistas en los que únicamente se habla del tema sin hacer nada. Su protesta en una de estas asambleas la conduce a contactar con un grupo radical que promueve acciones de impacto.

La importancia de esta novela, fuera de su vertiente crítica ecologista, está en la singularidad con la que el autor ha estructurado su obra, atendiendo a la naturaleza evocadora de las flores y su campo semántico. Cada capítulo es como una piedra arrojada a un estanque en el que sus ondas nos amplían el sentido, a veces metafórico, de los títulos. En ella, Rafael nos sumerge en el lenguaje de las flores: aquella forma de comunicación criptológica de la época victoriana en la que los diferentes tipos de flores y sus colores tenían un mensaje simbólico que expresaba un sentimiento, una emoción, etc.

La metaliteratura también está presente en la obra, porque en ella se explora la presencia de las flores en la obra de Federico García Lorca. En este capítulo que él titula atinadamente “Flores en las fosas”, además de introducirnos en la obra excepcional del poeta granadino, nos advierte del uso político que se ha estado realizando con la figura del poeta, asesinado en los primeros días de la Guerra Civil española; cuando tal vez se debería haber incidido más en la grandeza de su talento y en la pérdida que ha supuesto su temprana muerte para la literatura española.

Es formidable la capacidad de Pleguezuelos para estimular el debate en esta novela, construida de manera tan magistral e inteligente.

Con el capítulo “Perder la flor” se analiza el sentido machista de la expresión que ha hecho poca justicia a las mujeres a lo largo de la historia: abrazar al mundo ha significado para la hembra, durante demasiado tiempo, caminar hacia la desgracia, dar pasos de suicida, dice el autor.

Esta es una novela sembrada de reflexiones para el lector que hacen del ejercicio de la lectura una delicia y hace poner en marcha su capacidad crítica, cualidad escasa en los tiempos que corren, abrumados como estamos por la explosión de la información y sometidos por la manipulación de los medios de comunicación.

 

Presentación del poemario "Cosmogonía del caos", por Rosa Berbel.

 


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¿Qué puede hacer la poesía ante la destrucción de nuestro mundo? Diría que esta es la gran pregunta estética y política a la que nos asomamos en el siglo XXI. En el contexto de la crisis climática, ante fenómenos como la destrucción de los territorios, la pérdida de la biodiversidad o el calentamiento global, la poesía se presenta como una observadora lúcida de lo que está aconteciendo, pero también, y lo que quizá sea más importante, en un disparador para la imaginación de otros mundos posibles, más sostenibles y justos. De esta encrucijada, que nos ocupa como artistas y como ciudadanos, es de la que se hace cargo este último poemario de Carmen Hernández Montalbán. Un libro de absoluta oportunidad, que combina la aspiración política con el vuelo poético, dos virtudes que no siempre van de la mano.

La poesía ecológica, un género literario que ha cobrado relevancia en las últimas décadas, surge como respuesta a la creciente conciencia de la crisis medioambiental y la necesidad de expresar la relación entre lo humano y lo no humano. Sus orígenes se remontan a movimientos literarios del siglo XX, cuando los poetas comienzan a explorar la intersección entre la ecología y la expresión artística.

Aunque la ecopoesía surge aparejada a la progresiva consolidación del ecologismo como movimiento político articulado, lo cierto es que no viene de la nada. Hay una tradición larga en la relación entre poesía y naturaleza: la poesía ecológica germina en movimientos literarios precedentes, como el Romanticismo. Digamos que hay un momento en el que se produce la transición entre la poesía romántica y lo que hoy ya consideramos netamente como poesía ecológica, marco dentro del cual este libro parece integrarse.

Cosmología del caos se abre con una cita elocuente de Thomas Berry, significativa a propósito de lo anterior: “El mundo natural es la comunidad sagrada más grande a la que pertenecemos. Dañar esta comunidad es disminuir nuestra propia humanidad”. En ella se apuntan ya algunas palabras clave que funcionan como sostén de la poesía ecológica en general y de este libro en particular: la naturaleza, la idea de comunidad, la humanidad y lo que queda fuera de ella. El libro se estructura en tres partes, bien diferenciadas entre sí pero que contribuyen a un libro orgánico: Cogito ergo sum (Pienso, luego existo); In medio virtus (En el equilibrio está la virtud); y Alea iacta est (La suerte está echada). Tres máximas latinas que componen un tríptico en el que lo humano se pone en cuestión (¿qué nos separa del resto de las especies?), se representa el desequilibrio, y se asume, aunque con cierta rebeldía, que nuestro mundo está al borde del colapso, o directamente en el colapso mismo, por causas además bien identificables, causas materiales y sistémicas.

A lo largo de estas tres secciones, se suceden las reflexiones acerca de la creación, se intenta nombrar la realidad de otras formas, se pone en crisis el sujeto humano que habla en los poemas, y, en suma, se aborda el presente no desde la urgencia, como podría parecer, sino desde la reflexión pausada. Estamos ante una escritura depurada, pulida, que no renuncia a la belleza y a la altura intelectual a pesar de estar escrito en un marco de extrema incertidumbre y de quiebre radical de las expectativas.

Este poemario de Carmen Hernández Montalbán no solo se erige como una respuesta poética a la crisis medioambiental, sino que, como hace toda buena poesía, genera infinidad de interrogantes nuevos. Jugando con la tradición de la ecopoesía, pero al mismo tiempo proponiendo nuevos caminos, Carmen nos invita a explorar otros futuros.

 

Reseña a la novela "La nieta" de Bernhard Schlink, de José Luis Raya Pérez.

 


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Para educar es mucho mejor hacerlo con miel y no con hiel.

Estamos asistiendo en nuestro país a una confrontación tan tensa como no recordaba desde la transición. Esto se debe, ni más ni menos, le guste o no, a una polarización tan extrema que el centro, donde residía cómodamente la moderación, ha quedado despoblado. Los pocos que habitábamos por esos lares, hemos sido desmembrados desde los exaltados credos, que tiraban con ímpetu de nuestras extremidades diestras y  siniestras. Los pocos que hemos podido sobrevivir al envite, deambulamos atolondrados pero aún seguimos en pie.

Hay que admirar al protagonista de “La nieta” de Bernhard Schlink, editorial Anagrama, por recuperar a un personaje, que tarda en aparecer en la novela, de las garras del nazismo. Me gusta iniciar esta reflexión in media res para poder desentrañar su mensaje. En los años 60 Birgit huyó por amor de la RDA para reunirse en el Oeste con su amado Kaspar. El autor realiza un magnético alarde narrativo de aquella confrontación ideológica, tan extrema que se creó un muro (¿les suena?), el Muro de Berlín. Ahora se está hablando de “muro” o de grieta argentina.

El inicio de la novela es brutal (palabra de moda) al descubrir Kaspar el suicidio de su amada Birgit, la cual  deja una suerte de diario o manuscritos póstumos que servirán para que su amante abatido desentrañe su oscuro pasado. Para ello se marcha a la antigua Alemania del Este para indagar en aquello que quedó interrumpido. Descubre que tenía una hija que se sumergió en la ideología nazi y se casó con un fanático del Tercer Reich. Estos tienen una hija a la que Kaspar podría considerar que es su nieta o una suerte de nietastra.

Esta niña ha sido educada (adoctrinada) en la extremísima ideología nazi. El protagonista considera que debe arrancarla de las fauces de esa barbarie que la va a condenar. Así que mediante ciertas artimañas consigue atraerla hacia su mundo (después de la caída del muro obviamente) para abrirle los ojos y que salga de esa ciega espiral de fanatismo. Evidentemente, la lectura te invita a reflexionar en cada momento, como el hecho de que dentro de aquella extremísima izquierda comunista hubiera convivido un nazismo auténtico dentro de unas burbujas o colonias dispersas por los campos del Este, como si estuvieran retroalimentándose.

El “abuelastro” (entre comillas) se dedica a educarla en la libertad a través de la cultura: libros, música y exposiciones. La niña-adolescente, cultísima para su edad, ya venía aleccionada y educada desde su aldea nazi. Los días o fines de semana que Kaspar logra estar con ella, se propone como objetivo, poco a poco, expulsar de su cabeza todo el racismo acumulado en la cabecita de su nieta.

La Literatura también nos puede servir, no solo para entretenernos, sino también para aprender y reflexionar. Son innumerables las referencias a autores o alusiones literarias o melómanas. Schlink tiene la habilidad para que el lector vaya absorbiendo las referencias al mismo paso que su nieta. Hay muchas personas que aún consideran a los migrantes un peligro per se. Pues bien, debería ser lectura obligada para educar en valores: la paz, el respeto y la tolerancia.

Es imposible no recordar aquella magistral película “La vida de los otros”, donde se contaba el control de la Stasi sobre la vida cultural e intelectual. Como a mí me gusta planteármelo todo, ¿no está haciendo lo mismo Kaspar? La respuesta es no. La Stasi prohibía y censuraba. Kaspar le ofrecía a su nieta otras visiones para que pudiera contrastar.

Esta es el quid de la historia: el individuo debe tener la libertad de elegir cuando se le ofrezcan todas las visiones posibles de la realidad. El bien o el mal no son relativos o aleatorios, como tampoco lo son el dolor o la muerte frente a la vida, el amor o la felicidad. En ningún momento Kaspar censuró o regañó a su nieta, sino que la educó desde el amor, el respeto y la moderación. No podemos extirpar un tipo de odio para inocular otro. No se trataba de que la niña terminara odiando a sus padres porque estaríamos, de alguna manera, en las mismas.

He de puntualizar, como filólogo, que he hallado numerosos errores de traducción, esto es, gramaticales: loísmos y leísmos. O de estilo como la excesiva repetición semántica: “cuando salió ya llovía y seguía lloviendo mientras dormía, cuando despertó seguía lloviendo”. Sin duda, podría ser un recurso expresivo, pero he encontrado bastantes al respecto que a mí personalmente no me gustan. “Lo (le) invadió un obstinado orgullo por su amor a Birgit”. Por ello soy más propenso a leer autores en castellano y no precisamente traducidos porque es el traductor el que puede ser tan importante como el autor, ya que puede descuartizar un texto o mantener su pureza literaria. No deseo mencionar al mismo pues, al consultar por internet, descubro que ha obtenido algún premio por su trabajo, lo cual ha impelido que mi sonrojo sea aún mayor.

Por ello, invito a la lectura de esta obra, especialmente en los colegios, institutos o universidades, pues estoy comprobando cómo hay un torrente de jóvenes que se están posicionando en la extrema derecha/izquierda, retroalimentándose y subsistiendo mutuamente con sus improperios y radicalismos. Solo el amor, la paciencia y la educación en valores, en el respeto, la libertad y la tolerancia, desde una postura moderada,  nos ayudará a construir una sociedad más próspera y equilibrada. Yo sigo en mi acertada y ponderada social democracia de la que no pienso prescindir. Si respondemos a una provocación con un exabrupto, ya la hemos liado.

Así que vamos todos a leer para que el año 2024 vivamos en paz y armonía. ¡Ah! Y no se deje aleccionar. Piense por usted mismo y contraste. Haga uso de su libertad sin que nadie le dirija.

Y manténgase alerta y alejado de todos aquellos que viven del odio.

Reseña al poemario "Cosmogonía del Caos", por Antonio Rafael Parrilla Muñoz


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He tenido la gran suerte de poder leer el poemario de Carmen Hernández Montalbán, titulado Cosmogonía del Caos. Solo deciros la positiva y grata satisfacción que he experimentado tras su lectura; la recomiendo.  Pido disculpas si me paso en extensión al hacer el comentario que seguidamente os dejo; pero es debido a mi actual situación de estudiante en primer grado de la Filosofía, y también mi gran amor hacia la poesía en verso o en prosa.

 

“Mira esa galaxia, es un haz de polvo, partículas o planetas en suspensión, un mundo minúsculo, sorprendido accidentalmente por la luz.

¿Es la luz, acaso, la clave de todo?”

 

El dicho antiguo decía. - “la buena esencia se presenta en frasco pequeño”, también las esmeraldas o los diamantes suelen tener gran valor…, algo así sucede con este trabajo creativo de nuestra paisana Carmen Hernández Montalbán Cosmogonía del Caos: que la autora            nos presenta, en forma de poemario; unos versos cortos, como dardos, con un contenido filosófico unas veces; otras como denuncia o desgarrador grito de repulsa hacia el actual deterioro al que se enfrenta el ser humano, producto, como bien nos muestra Carmen, la autora, del desvío o estancamiento de nuestra sociedad. Cada verso que nos presenta Carmen, en sus tres partes fundamentales: a saber. - La Razón, parafraseando al filósofo Descartes, “Cogito ergo sum”; La Virtud, la referencia a la Naturaleza y una parte de ella, el hombre; sobre este asunto el gran maestro Aristóteles en su libro Ética a Nicómaco hace referencia a los fantásticos y bellos versos empleados por nuestra poetisa accitana; - La Acción, la Voluntad humana, “Alea iacta es”, dicho por Julio Cesar y creador de la Julia Gemela (legión bajo su mando). Estos versos de Carmen, repito: representan una preciosa selección de gemas valiosas para leer y releer; para estudiar su profundo contenido y en definitiva filosofar con ellas y una por una…, sobre todos para entonar el “mea culpa” puesto que no tienen desperdicio…” Lo que un día se nos dio como regalo y que tratamos con tanto desprecio…Quién nos salvará de este fracaso?"

¡Colosal!, Carmen, ¡magnifico! y ¡colosal poemario!

 

El poemario de Carmen ha marcado un antes y un después en su vida de escritora; también ha incidido, ya, y para siempre, en la vida cultural y poética accitana. Ha puesto en ebullición a nuestra querida ciudad de Guadix impidiendo su entrada en el letargo y la tediosa monotonía. Nuestra poetisa ha abierto de par en par una ventana, mirando por ella hacia el conocimiento universal; conexionado la Julia Gemela Acci, a través de ella, con nuestra cercana Elvira.

No se trata de un libro más; se trata de un libro genuino y muy original

En lo filosófico las teorías Kantianas; han puesto en ebullición y actualizado el amor por la ciencia y la Filosofía. - Carmen, nuestra poetisa, ha dado pasos, con sus versos, a la energía, para que fluya de inmediato; para todo el que lea su libro, “despacito y con amor”.

Pienso que, la tierra y en el caso que nos ocupa; nuestra arcilla de Guadix; depositada durante millones de años en el lecho marino y en las entrañas de este mar interior; ha prestado unas características especiales a sus habitantes

He leído su libro con atención, despacio y con amor…, y fruto de algunas reflexiones; me he preguntado ¿si Odiseo sufrió tanto o más a la llegada a su adorada Ítaca?, que cuando ¿luchó en Troya? o ¿posteriormente cuando vagó por la mar océano?

La tierra y en el caso que nos ocupa; nuestra arcilla, depositada en millones de años en el fondo de un mar interior, origen de nuestro Guadix; ha prestado unas características especiales a sus habitantes y Carmen, nuestra querida poetisa, al parecer, ha recibido una buena dosis de esa arcilla creadora y se ha contagiado del duende que habita en sus entrañas.

 

EPILOGO:

Cosmogonía del Caos es un libro de sabiduría que, al igual que, el libro Los elementos de Euclides aunque se perdiese su original, con el paso de los años…, empapará todas las mentes de aquellos que tengan la suerte de leer sus versos y reflexiones; inundando sus mentes. Es una alerta al ser humano sobre el juego peligroso que, actualmente nos sitúa a la deriva y al margen de la Naturaleza.

 

Entrevista a Dori Hernández Montalbán, autora de "Sobrevivir en la fragilidad".

 


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Háblanos un poco de ti.

Esta pregunta tiene un amplio campo para responder…, pero me atengo al momento en que se formula que es con motivo de la publicación de mi libro: Sobrevivir en la fragilidad, se podría decir que soy una mujer con inquietudes artísticas, alguien que aspira a seguir  creciendo no sólo en el aspecto artístico-poético sino como ser humano. Una persona  que cree más en los hechos que en las buenas razones. Me gusta la utopía porque me ayuda a caminar. No soporto la injusticia ni el abuso de poder. Supongo que venimos al mundo por y para algo, y en mi caso estoy segura que no vine a pilotar aviones – risas-.

 

¿Qué podemos encontrar entre las páginas de Sobrevivir en la fragilidad?

Cada lector encontrará algo distinto. Los libros no los escribe únicamente el autor o la autora, sino el lector de manera figurada, al leerlo lo transforma al darle un nuevo significado.

El título ya es bastante sugerente ¿Qué somos sino supervivientes? La acción misma de escribir es un acto de supervivencia y de resistencia ante las situaciones y circunstancias. Al menos en esta ocasión así me lo propuse porque la mirada se despliega tanto en derredor como hacia el interior de la voz poética, en éste sentido.

Vamos a encontrar “prosemas”, un valiente ejercicio  del poema largo y no porque ese haya sido mi propósito, sino que la escritura ha ido derivando en ello. Un firme deseo de plasmar la belleza a través del lenguaje…

Aunque únicamente se hubiera conseguido una especie de manual de supervivencia poético ya hubiera merecido la pena. Un intento al menos de nombrar el mundo, la belleza. También hay verdad, honestidad.

 

¿En qué ingrediente reside la fuerza de este libro?

Una de las características o propósito que me resulta más interesante es la indagación, la introspección que la voz poética realiza sobre la fragilidad, al reconocerse un ser frágil, vulnerable y el firme convencimiento de que el lenguaje no basta para explicarse y explicar la vida y la belleza que en ella reside. Y aún siendo así no darnos por vencidos.

Algún lector ha encontrado también ecos de –la rosa- juanramoniana.

Al fin y al cabo el lenguaje es un invento, una cualidad del ser humano para comunicar la emoción que es lo que lo distingue de los demás animales.

 

¿Cómo describirías tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta la última?

Una trayectoria quebrada, discontinua, desigual…, -risas-comencé a escribir en la adolescencia. La escritura fue antes que mis intereses por la interpretación, antes que el teatro, la pintura, etc. Pero publiqué ya tarde, cuentos, relatos y después Cuaderno de los iceberg; un poemario más en sintonía con el aforismo. Después Los sueños del náufrago, relatos y prosa poética. Soy una poeta más bien lenta en cuanto a presentar trabajos. Pero el silencio también es un lenguaje y los mudos también se expresan ¿no?

 

¿Cuál fue el último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?

Mañana y tarde de Jon Fosse. Lo elegí porque es un autor que también es dramaturgo, Premio Nobel de literatura 2023 y me interesa mucho como autor teatral, poeta y novelista.

 

¿Y ahora qué? ¿Algún nuevo proyecto?

Ahora lo más inmediato es recuperarme de mi fractura de tobillo, –risas- siembre tengo un nuevo proyecto en mente,  en mi caso varios y de variada índole artística. Pero los proyectos son eso, castillos en el aire, al menos hasta que se hacen reales.

Muchas gracias.

domingo, 11 de febrero de 2024

Los avatares de las piedras, por Carmen Hernández Montalbán.

 


Revista Ahorateleo
Editada en Guadix, Granada por Asociación para la Promoción de la Cultura y el Arte "La Oruga Azul"
ISSN  2952-5721

Hacía mucho tiempo que no leía un poemario tan innovador en su estructura como Alguien lleva una piedra escondida en la ropa del poeta José Carlos Rosales. Aunque el poemario está dividido en dos partes formalmente diferenciadas tiene una estructura subyacente peculiar. Los poemas tienen una cadencia relajante como la lluvia mansa: como esa lluvia persistente que ha transformado el paisaje o atmósfera de esos transeúntes que habitan una de las tres dimensiones simbólicas del libro. Los versos han ido recalando en mí como el agua de esa lluvia; una lluvia que puede ser cualquier acontecimiento que pone nuestro mundo patas arriba; un suceso del que es imposible escapar y que nos transforma para siempre. Esa lluvia nos avisa de que ya nada será igual: “…La soledad del mundo contenida en un ángulo, / todo está enrarecido, todo está enrareciéndose…” - O nos arrastra: “… pero la lluvia vino removiéndolo todo, / y desbordó las lindes, / inundó dormitorios, comercios y trastiendas…” o nos salpica, nos deshace: “… el barrio entero se volvió una pócima, / un barrizal, un charco, / una marisma turbia alejada del mar, / el lodazal estúpido donde el mundo se hunde…” -o nos desampara: “Calló la tarde y calló la confianza / en encontrar un sitio seco, / la casa prometida, / hueco sin lodo, tierra amable…”

Todos tenemos una piedra escondida en la ropa. La piedra y su sentido metafórico es otra cara de esta obra poliédrica. La piedra como pesado lastre que arrastramos y que no nos permite avanzar: un sentimiento de culpa, un trauma personal… “Las piedras pesan lo que pesa el mundo, / un peso impertinente si lo arrastras contigo…”, o las piedras como único elemento perdurable que nos cuentan su historia o la historia del mundo… “Parecen iguales, pero son diferentes / como son diferentes las nubes y los pájaros: / cada piedra contiene una historia, un origen, / la erosión del camino que las trajo hasta aquí.”. La piedra es también la soledad más absoluta; la soledad de las piedras; la que siente alguien que se vuelve invisible para los demás “… Una piedra está sola aunque esté acompañada / por otras que también vivirán solas, / tan solas como aquella / donde late la vida o el caos: / toda piedra está sola desde siempre.”

La familia es la tercera cara en la que se asienta la estructura del libro. Una familia que parece guardar un secreto o que calla una realidad que los hace sufrir, todos representan su roll en esta existencia impostada o insostenible. Cada miembro de la familia tiene una piedra metida en su zapato o representa a una piedra diferente.

 

Hijo Mayor finge que tal problema no existe, siente el deseo de cambio pero se ha quedado en su zona de corfort. La planta de su pie se ha adaptado a la piedra: “Hijo Mayor no sabe lo que pasa / o simula, más bien, que nada sabe / de lo que está pasando, nunca pudo / devanar la madeja donde estaba, / durante tanto tiempo cobijado / el afán de vivir en otro mundo.”

La Madre o la casa, la soledad y el abandono. La madre se lamenta cuando todos parecen dormir. Es un grito silencioso en mitad de la noche. La madre es la piedra ignorada: “Madre pasó la noche lamentándose: / un susurro borroso,  una queja, un gemido, / el dolor que desgarra su rodilla, / la soledad de quien no tuvo nunca / compañero que le ofreciera un hombro / para apoyar la mano, no caer”. La madre representa los cimientos de la casa, unos cimientos que tiemblan.

El Padre parece ser el origen del problema. Un padre que nunca lo fue, que nunca estuvo en el lugar que debería estar. Un padre ausente, que causa tanto vacío como  inquietud o miedo: “Padre se fue, no está, solo queda una sombra, / sólo un hueco: su ropa que envejece / arrinconada en un armario antiguo, / y el temor de que vuelva de improviso, / el eco de sus llaves, la ignorancia”. Padre es el hueco de la piedra.

El Hijo Menor no haya respuesta. Abrumado por una situación que le sobrepasa, se cobija, se aísla, se abstrae, construye un muro invisible con la realidad. El hijo es piedra minúscula, polvo: “Hijo menor se esconde / detrás de una butaca polvorienta de mimbre, / se ha vuelto sordo y la sordera / lo ha convertido en piedra inane / montículo de arena, viento inerte.”

Hija Mayor sueña, se ampara en la idea de que otro mundo es posible. Pone mentalmente en orden un mundo emocionalmente desbaratado. Hija mayor amasa la esperanza de una vida amable: “Hija Mayor dibuja, cada noche, / con tinta de colores, casas árboles, / parajes donde el mundo vive en orden…” Hija Mayor es la piedra tirada al estanque.

Estas tres dimensiones, aparentemente independientes están conectadas de principio a fin. En cada una de ellas existen resonancias de las otras y a veces se funden. Alguien lleva una piedra escondida en la ropa es una propuesta poética singular de la que no salimos indemnes y oficia de espejo de la vida, del torrente de la vida y la existencia, de la naturaleza humana y sus contradicciones. Sirva como colofón el poema final:

“No estar en lo que había: estar en lo que hubo / olvidando que allí tampoco estabas tú. / Y estar sin que lo sepan aquellos que no quieren / saber dónde se guarda lo que nunca se guarda. / Volver sin haber ido, llegar sin que se note: / otra cosa no veo, no añadiré más.“