miércoles, 30 de junio de 2021

HABLANDO DE LETRAS CON JAVIER MORO

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Javier Moro nació en Madrid (España) el 11 de febrero del año 1955.
Su tío es el escritor Dominique Lapierre.
Su madre era secretaria en el Hotel Castellana Hilton y su padre fue directivo de la compañía aérea TWA.

Desde joven, Moro viajó por diversas partes del mundo y colaboró en diferentes publicaciones como periodista freelance, escribiendo en periódicos como El Mundo o El País.

En París acudió la Universidad de Jussieu entre los años 1973 y 1978 para estudiar Antropología e Historia.

Además de en prensa escrita, Javier ha participado en medios audiovisuales, produciendo y escribiendo la película “Valentina” (1982), basada en la novela “Crónica del Alba” de Ramón J. Sénder. Posteriormente retomó la obra de Sénder en “1919. Crónica del Alba” (1983).

Algunos de sus libros, la mayoría de ellos centrados en asuntos sociales, histórico-románticos y medioambientales, son “Senderos De Libertad” (1992), “El Pie De Jaipur” (1995), “Las Montañas De Buda” (1997), “La Mundialización De La Pobreza” (1999) o “Era Medianoche En Bhopal” (2001), co-escrito junto a Dominique Lapierre.

Una de sus novelas de mayor éxito es “Pasión India” (2005), libro basado en un hecho real que cuenta la historia de una española de diecisiete años que se convirtió a comienzos de siglo en una princesa en la India.
Más tarde publicó “El Sari Rojo” (2008), novela ambientada también en la India con centro en Sonia Gandhi, una italiana de origen humilde casada con Rajiv Gandhi .

Ganó el Premio Planeta con “El Imperio Eres Tú” (2011), una novela centrada en Pedro I, emperador de Brasil.
Cuatro años después apareció “A Flor De Piel” (2015).
Con “Mi Pecado” (2018), libro con el protagonismo de la actriz Conchita Montenegro, ganó el Premio Primavera de Novela.
Dos años después publicó “A Prueba De Fuego” (2020), novela con centro en el arquitecto Rafael Guastavino.

·         Cuéntenos como fue su primera incursión en el mundo de la literatura.

 

Tengo la suerte de pertenecer a una familia de escritores. Recuerdo a mi tío Dominique Lapierre y a Larry Collins viviendo una temporada en casa cuando yo era pequeño, mientras ellos investigaban para el libro O llevarás luto por mi. Fue entonces cuando empecé a colaborar con ellos. Me pidieron que les pusiese en contacto con el padre de un compañero de clase (estudiaba en Liceo Francés) que necesitaban entrevistar, un torero muy famoso llamado Luis Miguel Dominguin. Hablé con mi compañero de pupitre Luis Miguel González, que mas tarde se haría famoso con el nombre artístico de Miguel Bosé, y arreglamos la cita.

Quizás fue esa mi primera incursión en el mundo de la literatura. Luego, a los 17 años, publiqué mi primer reportaje de viaje en el Dominical de ABC. Pero tardé mucho en escribir mi primer libro.

 

·         ¿Qué le llevó a escribir su primera novela “Senderos de libertad”?

 

Había estudiado Antropología en Francia y siempre me había fascinado la vida de las tribus amazónicas. Cuando mataron a Chico Mendes, el líder de los caucheros de la Amazonia, estaba en Brasil investigando la historia de un antropólogo norteamericano y un indígena Kayapo que luchaban para evitar la construcción de una presa que iba a destruir parte de sus territorios. Recibían constantes amenazas de muerte. Hice una investigación sobre todos los actores de la Amazonia: los buscadores de oro, los terratenientes, los sicarios, los caucheros, los indígenas, los posseiros etc… con la idea de mostrar en un libro la realidad de esa región que es vital para el resto del mundo. El hilo conductor fue la vida de Chico Mendes y la de uno de los sicarios que fue contratado para matarle.

 

·         Sus novelas son casi todas de corte histórico-antropológico, pues se sumerge, a menudo, en otras culturas mediante viajes. ¿Escribir una novela es para usted, también, una aventura?

Siempre. Cada libro me lleva una media de tres años, en los que conozco a gente nueva, y a veces me hago amigos que me duran luego toda la vida. Me gusta recrear las vidas de mis personajes, ir a los lugares donde han vivido, hurgar en el pasado para luego reconstruirlo. Y cada libro es una aventura porque nunca sabes si va a gustar al público. Es siempre un salto al vacío.

 

·         El problema medioambiental aparece recurrentemente en sus novelas ¿Cree que el ser humano está cavando su propia tumba?

 

No soy pesimista con respecto al ser humano. El progreso en la lucha contra la pobreza extrema ha sido enorme en los últimos 40 años, y doy fe de ello porque he estado viajando todo este tiempo y he podido constatarlo con mis propios ojos. Creo que se vive mejor ahora que hace un siglo. Con esto, no quiero obviar los enormes problemas de desigualdad que afectan a la sociedad global, y que están muy vinculado a la degradación del medio ambiente.

El calentamiento global es un problema gravísimo, como lo son todos los problemas ambientales porque una vez que estalla la crisis, es muy difícil, por no decir imposible, revertirla. Cuando se destruye una especie, se destruye para siempre. Cuando muere el último indígena de una tribu, se acaba su idioma y toda una cultura fruto de miles de años de evolución. Si llega a subir el nivel de mar por efecto del calentamiento, será muy difícil evitar una catástrofe global. La situación es crítica porque la primera fuente de energía sigue siendo el carbón y el petróleo y la transición energética va demasiado lento, pero confío en la capacidad de supervivencia que ha demostrado siempre el ser humano.

 

·         ¿Qué ha supuesto para usted el Premio Planeta? ¿qué opina del mundo editorial en la actualidad?

 

El Premio Planeta me ha hecho ganar lectores y reconocimiento, y encima me permitió hacer unas giras por todo el mundo en las que me he divertido mucho. También me ha hecho ganar unos kilos de mas por los banquetes a los que fui invitado en aquella época de promoción. Lo recuerdo un poco como un sueño.

Nunca he tenido problema con el mundo editorial. Está mas concentrado en pocas empresas muy fuertes, pero eso es un problema mundial que afecta a la necesaria diversidad.

 

·         Su novela “A flor de piel” nos cuenta las vicisitudes de un grupo expedicionario que pretende llevar la vacuna contra la viruela por toda Latinoamérica, un tema que es a día de hoy de candente actualidad ¿Cree que las patentes de las vacunas deberían ser liberadas?

 

Si yo fuese el inventor de una vacuna en la que hubiese arriesgado tiempo, energía y capital, que me obligasen a liberar mi patente no me sentaría muy bien. Pero deben de existir mecanismos compensatorios porque por otro lado no es justo que por un problema de dinero la gente se muera. Un ejemplo de esa actitud lo da precisamente la expedición de la vacuna. Fue una empresa de sanidad pública. Hay ciertas cosas que solo lo público puede solucionar bien, una de ellas son las campañas de vacunación. Necesitan muchos recursos y una participación social amplia.

 

·         ¿Qué aconsejaría a una persona que pretenda escribir su primera novela?

 

Que no tenga prisa en ponerse a escribir, que lea mucho antes, que lea a autores que hayan tratado el mismo tema que el suyo, que reúna la máxima informaciíón posible, luego que deje reposar (como una buena infusión) y que, después, se ponga a escribir, y lo haga con método y disciplina. 


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