En medio de la noche de un barrio como cualquiera,
de una ciudad como cualquiera,
Lágrimas de un mundo que los castiga sin tregua,
la soledad los invade y el sol les da la espalda.
Lágrimas sedientas de futuro para unos,
niños roseados de humo e insultos,
en una esquina la madre prende con su mano derecha
Su cacho de bazuco y con su mano izquierda,
sostiene el tetero de
su bebé con cuatro onzas
de mariguana y sin leche para beber.
Mientras, su padre llega con su camisa ensangrentada,
y la pistola descargada, con el pretexto de que estaba
cumpliendo con su deber.
Todo se acaba, nadie lo ataja
en un mundo donde a todos se nos ha
olvidado querer.
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