viernes, 14 de octubre de 2016

Animalario, por CUSTODIO TEJADA.




¿De qué animales estamos hablando?

¿De los que convierten a una mascota

en un fiel lacayo de su soledad?



¿De qué animales huimos?

¿De la fiera que nos habita

o del apetito salvaje que vuela

en los ojos de la hiena?



¿De qué animales nos avergonzamos?

¿De los que aplauden un espectáculo

sangriento o de los que anteponen la salud

de una hormiga al bienestar del hombre?



¿De qué animales nos rodeamos?

¿De los que prefieren la caricia de una cobaya

dócil al saludo de su vecino?



¿De qué animales me preguntas?

¿De los que sustituyen el amor de un niño

por un lindo gatito al que no hay que cambiar pañales?

¿O de los que convierten las modernas diásporas

en un zoológico rodeado de alambradas?



¿De qué animales nos nutrimos?

¿De los que piensan que las lechugas

o los tomates sufren menos que una vaca?

¿O de los que convierten al prójimo en un bicho

raro, digno de exterminio, porque piensa distinto?



Sea como sea, en forma de iguana, pez, pájaro,

gato o perro: todos somos mascotas

de nosotros mismos o de otros,

aunque sea sin saberlo.

Menudos animales estamos todos hechos

como no aparezca el animal humano

que llevamos dentro.


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