domingo, 15 de julio de 2018

DESATINO, por Isabel Pérez Aranda.


Llego sin avisar, como llegan las tormentas de verano, con una furia inusitada, anulando todo lo existido hasta el momento, añadiendo dolor y desconcierto.
Desde ese instante, construir mentalmente cada año de olvido, cada mes señalado, cada día de sol, cada noche de luna, cada hora infinita de horror. Se deshizo el hechizo.
La espiral de demencia había comenzado, la prueba más dura nos hundió en la indigna incomprensión.
En los últimos segundos de existencia, cabalgaron su delirio en la más absoluta soledad,
sin respuesta sin un porqué, y nada, nada nos consoló.
Fue todo un despropósito, un mal sueño, una realidad tan real, que mareaba,
¿Qué queda de una vida cuando se acaba?
¿En qué momento paro el tiempo para ellos?
¿En qué sueño sus sueños olvidaron?
¿Cuándo y cómo sus huellas dijeron basta?
Se abandonaron en un amor mal entendido, se arrastraron el uno al otro a la desidia o quizás, les supero la vida, que también les llego sin avisar.

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