Háblanos un poco
de ti.
Nací en Granada en 1956, Huétor Santillán,
Granada, hace unos cuantos años.
El teatro, la poesía, la pintura, hicieron
surcos en mí desde pequeño. Trotamundos de trasero inquieto. He Trabajado en
mil cosas y he metido las narices en otras tantas, he pertenecido a esa
generación que fue la consecuencia de la gran consecuencia, he luchado y me han
pegado algunos palos en los ochenta, huyendo en las manifestaciones, siempre me
he implicado en la lucha por defender nuestros derechos.
He pertenecido desde muy joven a grupos
culturales: teatro, poesía, pintura y lectura.
Integrado en grupos de teatro, involucrado
como actor y director de mis propias obras.
He tenido la oportunidad de exponer como
pintor desde los años ochenta.
Me considero un descarado pensador, un
profundo sentimental y he vivido muchas vidas, y todas han dejado huella en mi
persona.
¿Qué podemos
encontrar entre las páginas de Baladas y leyendas?
En mi último libro Baladas y leyendas se
puede percibir todo lo que antes he explicado, aparte de una lucha por mis
recuerdos y un entramado de experiencias e inquietudes. Es un libro dedicado a
mi abuela, una jabata y una luchadora empedernida; de ella he aprendido la
entrega y el empeño en los momentos más importantes de mi vida. Historias de
antiguos personajes, reales, experiencias y realidades, y otros que ella me
contaba de antaño que chisporroteaban en vidas y copias del corazón.
Balada del jinete herido.
Balada que no tengo.
Balada de un sueño oscuro,
Balada para un alojamiento.
Etc.
Un engranaje de versos que cuentan historias
donde le tiempo se encarga de engendrar el aparato del olvido, como una
misteriosa mano de otros tiempos que ha querido mantener en secreto estas
historias que martillean en mi cabeza en continuo empeño. Además de un sin
complejos de una niñez dura que marca las arrugas del rostro. Sobre todo, el
recuerdo, las vivencias de muchas vidas que no tengo el valor de olvidar en
esta mente complicada, en esta cabeza que no para... el amor, el deseo, la
soledad, la vida, un pasado que pesa en mis espaldas.
¿Cómo describirías
tu trayectoria de escritor desde la primera publicación hasta la última?
Escribo desde muy pequeño, conservo poemas
desde los once años. El paseo de los recuerdos fue mi primer
libro editado, patrocinado por el ayuntamiento de Huétor. Un homenaje a mi
niñez y a las vivencias en mi pueblo.
En El
vértigo de la caída desnudo mi sensibilidad y profundizo en mi
espiritualidad, y en los recuerdos del corazón.
Silueta ya sin
nombre es un
regreso a mi interior, un recorrido por mis venas, donde desgrano unos sentidos
del destino enredado en la motivación de los deseos más íntimos.
(Los tres últimos en Baker St. Ediciones).
En la trayectoria que no para de buscar un
sentido interior a miles de preguntas que profundizan en el interior de mis
deseos y en un equilibrio de esta sociedad, pero sobre todo el equilibrio de
mis fantasmas.
¿Cuál fue el
último libro que leíste? ¿Por qué lo elegiste?
El último libro que he leído ha sido Mariana Pineda a muerte, de Juan Carlos
Friebe y anteriormente, El peso de las
mantas de Alicia Choin Malagón.
¿Y ahora qué?
¿algún nuevo Proyecto?
Tengo en el cajón un nuevo libro de poesía y
relatos que pronto verá la luz; una nueva obra de teatro con textos míos y una
nueva exposición de pintura que se llama Bailad,
Bailad, Malditos que está en gira.
Tengo que dar las gracias a la revista Ahorateleo y a Carmen, con toda la
fuerza de mi corazón por interesarse por este humilde personaje.
Rai todo un personaje. Amable, sincero y una gran persona. Su poesía es franca y sin artificios
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