jueves, 29 de septiembre de 2022

LA PUERTA AL CIELO: EL AMOR Y SUS ORÍGENES, por Mauricio Jaramillo Londoño.

 Le sommeil («El sueño», 1866). Óleo sobre lienzo de Gustave Courbet.

“El amor es el sentimiento más antiguo del mundo. Tiene 3.000 millones de años y surgió en el momento en el que una bacteria se preguntó si había alguien más ahí porque no podía sobrevivir sola. La fórmula mágica: A=(a+i+x)k, o lo que es lo mismo: el amor es la suma del apego personal, la inversión parental o familiar y la sexualidad, y todo ello afectado por el entorno”. Eduardo Punset.

Hace 700 millones de años, cuando de dos cuerpos sale otro joven irrepetible y distinto que puede adaptarse a un entorno cambiante, al nacer ya tiene en su sino la marca de la muerte.

Las esponjas y los corales, por ejemplo, combinan la reproducción asexual por medio de fragmentos o brotes con la reproducción sexual por medio de esporas.

En la invención del acto sexual, clave es la fertilización interna, entregar el esperma dentro de la hembra y directamente al óvulo.

Los reptiles recién evolucionados fertilizaron y desarrollaron sus huevos dentro de sus hembras.

El alga unicelular Emiliania huxleyi es capaz de bipartirse en dos individuos haploides, cada uno con un juego de cromosomas diferentes (como el óvulo y el espermatozoide), cada individuo se fusiona con otro en lo que se considera la génesis del comportamiento sexual de los microorganismos y, por tanto, vía de evolución hacia formas más complejas de vida como las pluricelulares.

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El primer acto sexual tuvo lugar en un antiguo lago de Escocia. Esa es la conclusión de un equipo internacional de expertos que dice haber hallado el origen de la cópula.

Según los expertos, el pez llamado Microbrachius dicki es el primer animal que empezó a reproducirse mediante la fertilización interna.

Este pez primitivo, que tenía una longitud de 8 centímetros, vivía en una serie de lagos de la región que hoy es Escocia, hace 385 millones de años.

Debido a su anatomía, lo más probable es que se aparearan de costado. "No podrían haberlo hecho en la posición del misionero", aseguró John Long. "El primer acto sexual se realizó de lado, como si fuera una danza. Los peces podían mantenerse en esta posición gracias a sus pequeñas extremidades. Estos pequeños brazos fueron muy útiles para unir al macho y a la hembra. Así, el macho podía colocar su órgano sexual en forma de L para engancharse con los genitales de la hembra que son tan ásperos como un rayador de queso", explicó el investigador.

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A mí no me parece extraño que sea en Gran Bretaña que se haya desarrollado el primer actos sexual de lado: recuerden que los ingleses son gente bien rara, conducen del lado derecho, no usan el sistema métrico, tienen un parlamento en que algunos participantes se visten como payasos, una reina centenaria los gobierna, y muchos de ellos gustan no del sexo opuesto sino de lo opuesto.

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Desde hace 250 millones de años el caimán desarrolló un coito muy parecido al humano.

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El amor es altruista y a su vez egoísta, y obedece a neurotransmisores, hormonas y feromonas, oxitocina y vasopresina, adrenalina, dopamina, serotonina, estrógenos y testosterona.

En el cerebro se involucran diferentes partes: el hipotálamo, la corteza prefrontal, la amígdala, el núcleo accumbens y el área tegmental frontal.

Robert Sternberg, lo define: “Un conjunto de sentimientos, emociones y valores que se encuentran presentes en una relación y que está compuesto por tres elementos fundamentales: la intimidad, la pasión y el compromiso”.

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Quise averiguar las singularidades originarias de lo que se considera amor. A aquellos que piensan que es un sentimiento del alma y no corpóreo, me da vergüenza desilusionarlos tan brutalmente. Y a quienes aborrecen amar, a aquellos que prefieren odiar, dividir, insultar y refugiarse en las penumbras de su malestar, también les ruego me dispensen de no compartir sus horribles sentimientos.

Amar es compartir, es entregarse al otro pero, por supuesto, desear ser correspondido para satisfacción propia.

Amar filialmente, a la familia, a los amigos, a las ideas, al paisaje no requiere intervención sexual alguna; es generosidad y risas, afecto y amaño.

Amar pasionalmente, con la fiebre de la carne a toda mecha, es gratificación del otro y de uno mismo, pues el erotismo sexual significa entrega y acaparamiento, deseo de agarrar al amado de forma tal que se ‘fusione’ con el amante, compartir carne, piel, besos, quejidos ‘integrándose’ en la carne, la piel y los besos del amado.

Hay amores salvajes como los de la mantis religiosa que, una vez fertilizada, devora a su pareja; o como los latinoamericanos que golpean brutalmente a sus compañeras por eso de “que como te quiero te aporrio”; o los de los talibán que enclaustran, y prácticamente encadenan a sus mujeres para tenerlas bajo el dominio del macho; o el amor de la viuda negra que deja pacientemente arrimar al macho quien, helado de miedo, la toca con sus artejos, le palpa todo el cuerpo, la acaricia dulcemente para ‘ablandarla’ pues sabe que de no hacerlo su destino será el sacrificio: monta a la viuda, y a pesar de todas sus precauciones, ella se lo come, lo vuelve uno de sus ‘platos’ preferidos, se lo manduquea luego de ser ‘servida’ por su esposo; la viuda negra es esplendorosamente feliz: canibalea a su marido.

Amores brutales como los de los felinos que montan a sus hembras y les provocan desgarros genitales para que ovulen; como los de los sacerdotes pederastas rezando en latín mientras sus discípulos les practican sexo oral; como los del macho humano que busca estremecerse de placer a condición de que su hembra no se comporte como una meretriz que busca el prohibido gozo del sexo…

Amores fantásticos como el de las parejas de coyotes que se amanceban por toda la vida, las guacamayas, los gibones, castores, la grulla de cola blanca, el caballito de mar y los pingüinos…

Por supuesto, el amor soberbio de la pareja humana y sus apasionadas historias desde Troya con Helena y Paris , Cleopatra y Marco Antonio, Romeo y Julieta; Tristán e Isolda, Anna Karenina y Alexei Kirillovich…

Y el mío, con mi Cucha, de ya muy largo aliento, de pasión a compañía, de aventuras al hogar tranquilo, de ilusiones, sueños, secretos hasta la casa propia; al vestido y la alfombra, los perros y las materas, los hijos y nietos, los árboles y la yegua, las iguanas y los micos, las torcazas y el lecho conyugal…

Mi familia y amigos, naturalmente, amor y compañía al máximo.

Millones de años preparándonos para el amor, para la procreación, para la sexualidad, para las caricias, para el placer de la protección y el mimo.

¡Qué maravilla!

 

NOTA: A petición de mi amigo Miguel: Platón, “El Banquete”.

“Según Diotima, un hombre pasa por cinco estadios del amor a lo largo de su evolución. Primero se interesa sólo por el cuerpo, luego no solo se interesa por un cuerpo determinado sino por todos los cuerpos bellos. En el siguiente estadio comprende que el cuerpo no lo es todo: por eso busca un espíritu bello. A este amor le sigue el amor a todo lo bello de espíritu y moral. En el cuarto estadio, el hombre alcanza el amor a las ciencias y al conocimiento. Finalmente, en el quinto y último, ama la belleza en sí misma. El amor se esfuerza por encontrar la belleza, por crear belleza, y alcanzar así la inmortalidad, pues el amor sólo puede subsistir a través de la creación de algo nuevo, narró Sócrates.” Abstract. 

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