A Mercedes Onieva. In memoriam
Berlín tiene tu
nombre.
Desde las duras
espinas
del frío y la
distancia.
Desde los años
cansados
de evocar los
latidos.
Desde que tu
recuerdo
sonríe en la
penumbra.
Berlín tiene
tus pasos
y los míos.
Y si el asfalto
mojado
borró sus
cicatrices,
Berlín quedó en
el tiempo
y la memoria
para quererte
siempre,
para tenerte
siempre
y derribar los
muros;
calentar el
aliento
cuando las
noches de frío
sin escarcha
golpeen, sin
más, mi puerta
y tu sonrisa
eterna se diluya,
de pronto, en
un camino
vacío sin tus
pasos.
Berlín tiene tu
nombre,
aun cuando ya
te has ido.
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