viernes, 14 de abril de 2017

Pasarela, tic, tac, por CUSTODIO TEJADA.




Visualiza una gran hilera de cuerpos hieráticos

y delicados como la nieve

caminando por calzadas romanas,

alfombras o trincheras.



Tras esa imagen en estampida,

se esconden sin asfalto ni diligencias,

togas de seda y abrigos de visón

que ambientan la historia con valores

 y principios por los que muchos dejaron

su vida en las cunetas.



Los troncos de los árboles

con sus anillos miden el tiempo y la espera.

Nosotros también lo medimos

con relojes, kilómetros o diamantes,

o por el número de estanterías en una biblioteca

o por revoluciones más o menos sangrientas;

pero como mejor vivimos el vaivén

de las épocas y su tic-tac indeleble

es con los ropajes y vestidos

y sus viajes de años luz

a la fantasía del recuerdo:

pasarela de maniquíes que nos deslumbran

con sus andares de marionetas.



Imaginad si volantes y dobladillos hablaran

y vistiesen minifaldas o escotes,

pantalones de campana y chupa vaquera,

o si calzaran botas militares

y llevaran puestos cascos o sombreros de paja.



Ya sea en forma de bañador, de topless o burquini,

el tiempo de la moda nos seduce

con ese desfile de trajes típicos,

de disfraces y maquillajes;

pero por encima de todos los atuendos

es la piel con sus arrugas

la prenda que mejor viste al tiempo

y lo amortaja.

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