I
Hay quienes
dicen que la guerra verdadera
empieza
mucho antes de disparar
la primera
bala y enterrar el primer muerto,
y que la paz
con mayúsculas no comienza
hasta que no
haya un millón de cadáveres
resucitados en
las cunetas
y un millón
de crisantemos blancos
sembrados en
las iglesias.
Yo digo que
no hay peor guerra
que aquella
que nos dice con ahínco
cuáles son
nuestros enemigos,
lo que
tenemos que pensar,
qué tenemos
que hacer
y cómo
debemos vestir,
quién falta
y quién sobra de la escena.
Hay quienes
dicen que la guerra
es una
patera llena de diamantes
que se
expolia en África al atardecer
para
hundirla de madrugada en el Mediterráneo.
Dicen de esa
guerra que deja una estela
de piel
caoba en la boca de los peces
y en el
casco viejo de los guardacostas.
Yo digo que
no hay peor guerra
que una
palabra dicha con odio,
que la
mentira dicha con saña
y el insulto
por sistema.
Dicen por
ahí que tirar por la borda
a quien reza
o piensa distinto
y no es de
nuestro equipo,
no es delito
ni pecado, si Alá-Dios nos lo pide
y en su
nombre nos inmolamos.
Ésta es otra
guerra
más
escatológica si cabe
que la
guerra de trincheras
o el
exterminio de los gases.
Yo digo que
no hay peor guerra
que la
propaganda incendiaria
y la diferenciación
entre buenos y malos
según sean
de los míos o del contrario.
Hay quienes
dicen que el hombre
es el único
animal que no aprende
de sus equivocaciones
y que repite
una y otra vez
los mismos
errores de la guerra.
Yo digo que
la peor guerra
es un estómago
vacío,
una niña sin
escuela,
un anciano que
duerme en la calle
y el
discurso rancio de Maquiavelo en la tele.
Hay quienes
dicen que la peor guerra
comienza
cuando no respetamos
la opinión del otro
o ni
siquiera escuchamos la voz del disidente.
Yo digo que,
venga de donde venga,
la
corrupción es otra guerra
que contagia
su virus mortal
en las
conciencias más honestas.
Hay quienes
dicen que la guerra no termina
con el olvido
y que la paz
se hace llama eterna
cuando
triunfa la memoria del perdón
sin treguas
ni escaramuzas.
II
La peor
guerra
de todas las
guerras posibles,
es la del
doble rasero
o la ley del
embudo,
que tiene
diferentes medidas
según quién
reparte la cosecha.
La peor
guerra se libra en la conciencia
y se gana
con el corazón.
La peor guerra
del mundo
es aquella
que esconde las masacres
detrás de
una moción llena de matices,
que disfraza
y maquilla los genocidios
según quién
aprieta el gatillo
o abre las
fosas comunes.
La peor
guerra del mundo
es la que
demoniza al otro
para
quitarle el alma y disfrazar
su crimen de
acto justo.
La peor
guerra del mundo
convierte el
día a día
en un
pequeño holocausto
que
sacrifica al diferente
para
ensalzar al gregario.
La peor
guerra del mundo
es la del
ojo que no quiere ver
y mira hacia
otro lado
para
esconder el horror de su gente.
La peor
guerra del mundo
es una paz
impuesta a la fuerza
o una guerra
disfrazada de falsa convivencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario